Retiario

El eslabón más débil

CadenaRota

La cadena de valor de la industria cultural, que va de los autores a los consumidores pasando por los editores, se está rompiendo. Y a pesar de los grandes conflictos de los últimos años no lo está haciendo por donde todos pensábamos, entre los intermediarios culturales y sus clientes (nosotros). No: como demuestran la huelga de guionistas de televisión y cine y los reiterados enfrentamientos entre músicos y fonográficas, esa cadena tiene un eslabón que es todavía más débil que la 'piratería': la relación entre los autores y sus editores. En efecto, si hasta ahora creadores e intermediarios culturales han sido una piña, (la SGAE cambió su nombre de Sociedad General de Autores de España a Sociedad General de Autores y Editores), las nuevas tecnologías imponen la divergencia de sus intereses. Porque si los intermediarios de la cultura han podido oprimir hasta ahora tanto a sus clientes como a sus autores era porque ellos eran la única alternativa. Pero ahora sí que la hay: Internet. Y al igual que los consumidores optan por contraatacar usando el P2P, los autores se están rebelando.

Las regalías por las imágenes en Internet y DVDs han sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de directores y guionistas. Las productoras no querían pagarles un duro por la redistribución de las imágenes a través de Internet, alegando que no generaba ingresos; que la Red no es más que promoción. Simultáneamente, esas mismas productoras hacían valer la distribución digital como futura fuente de ingresos multimillonaria. Una vez más, las empresas estaban determinadas a sacar la mayor tajada posible, cobrando lo máximo por un lado y pagando lo mínimo por el otro. Pero esta vez se han encontrado con una sorpresa: esta vez los creadores tienen un arma. Porque Internet les permite cortocircuitar a la industria y entrar en contacto directo con los usuarios. Con nosotros. Pactando sin intermediarios autores y consumidores ganan.

La huelga de los guionistas, que tiene paralizadas las producciones de cine y televisión desde noviembre y corre el riesgo de acabar antes de tiempo con series como Battlestar Galactica o The Wire, continúa. Los directores, sin embargo, han llegado a un acuerdo justo cuando cumplía su contrato, evitando así la huelga. Y obteniendo el reconocimiento de derechos económicos sobre la futura explotación de su trabajo en la Red y otros medios de difusión, es decir, obligando a la industria del cine a reconocer que sí, Internet es (o será) una fuente de ingresos. Habrá más de este tipo de contratos, conforme los autores (músicos, escritores, periodistas, etc.) se den cuenta de que el eslabón más débil de la cadena de valor son hoy los intermediarios, sobre todo los más abusivos, porque existe una alternativa real. ¿Qué ocurrirá cuando los creadores se rebelen contra sus antiguos socios, que les han estado oprimiendo? ¿Qué le pasará a la SGAE cuando hasta sus propias siglas estén enfrentadas entre sí?