Retiario

Feliz Día de Darwin

Charles Darwin 1880

Felicidades; hoy 12 de febrero se celebra el cumpleaños de Charles Darwin, el científico que más profunda e involuntariamente ha cambiado la concepción que los humanos tenemos del Universo. Al colocarnos dentro de la naturaleza y sujetos a las mismas leyes que el resto del mundo vivo, Darwin eliminó nuestro carácter excepcional y nos sacó definitivamente de cualquier lugar próximo al centro del cosmos. Con ello proporcionó a las ciencias biológicas la conexión que necesitaban para relacionar sus diversas partes, desde la citología a la paleontología, desde la bioquímica a la ecología. Su recompensa fue el sufrimiento espiritual durante buena parte de su vida, seguido por la incomprensión o la deformación deliberada de sus ideas y el rechazo de muchos, que consideran casi un insulto que el ser humano no tenga características especiales, únicas y superiores.

Charles Darwin era un hombre modesto, trabajador, curioso y (al menos en origen) religioso, que luchó durante buena parte de su vida con las consecuencias lógicas de sus propias ideas. Sus experiencias y observaciones en el largo viaje de exploración a bordo del HMS Beagle, y la meditación basada en fermentos intelectuales de su época, le llevaron a conceptualizar un mecanismo plausible para una teoría ya vieja: la que afirma que los seres vivos han cambiado, transformándose unos en otros con el paso del tiempo. Esta idea (la evolución) explica la jerárquica ordenación de los seres vivos y también permite comprender el misterioso parecido entre estructuras diferentes; el brazo, la pata, la aleta, la garra y el ala, por ejemplo. En ausencia de ninguna idea moderna sobre herencia no había mecanismos naturales capaces de explicar de qué manera un animal podía transformarse en otro; cómo una estructura podía cambiar de forma y función con el tiempo. La selección artificial de los criadores de animales (palomas, perros, caballos) sirvió a Darwin como modelo. Sus propias observaciones de fauna y flora le proporcionaron ejemplos. Su rigor científico construyó conclusiones. Y esto le llevó al conflicto.

Durante más de 20 años Charles Darwin, convertido por sus descripciones del viaje del Beagle en un científico reputado, nada publicó sobre la Teoría de la Evolución por Selección Natural. Consciente de su importancia, y de las consecuencias que iba a tener, bregó con los argumentos y los ejemplos reforzándolos, depurando sus ideas, apuntalando hasta la exageración lo que sabía iba a ser una teoría polémica que le iba a traer disgustos. Tan sólo la noticia de que otro científico, Alfred Russel Wallace, había llegado a la misma idea independiente y posteriormente, y se disponía a publicarla, animaron a Darwin a hacer pública su teoría, y más tarde a dar a la imprenta su El Origen de las Especies: una obra cumbre de la cultura humana.

El libro explica cómo la variación al azar entre los numerosos descendientes de cualquier ser vivo es filtrada por las condiciones de su entorno, de tal forma que algunas variantes son favorecidas frente a otras, y perpetúan esa ventaja al tener más descendencia. La Selección Natural así entendida forma la base de nuestro conocimiento de la biología; por más que los actuales avances en genética o desarrollo puedan matizar o complementar detalles, éste es el motor del mundo natural, del que somos parte. Los seres humanos hemos llegado a existir por evolución basada en la Selección Natural, y estamos emparentados con el resto de los Primates, y con los Mamíferos, y con los demás Animales, y con las Plantas... en un continuo de vida. Un concepto que ni siquiera está reñido con la visión religiosa; tan sólo con ciertas concepciones demasiado expansivas del lugar de la religión en el corazón humano. Hoy, aniversario de su nacimiento, celebremos la memoria de Charles Darwin: honremos al hombre que nos enseñó que somos naturaleza. Como están haciendo al menos en Valencia y Bilbao. Porque su hazaña intelectual merece reconocimiento, y honra eterna.