Retiario

Hamburguesas sin vaca

Vaca

A veces una innovación tecnológica es capaz de reubicar todo un debate sociológico e incluso moral. A esta categoría pertenecen los objetivos del Vitro Meat Consortium, que se reunió la semana pasada en Noruega y aprovechó para hacer un anuncio: en cinco años tendremos en el mercado carne procedente de cultivo de tejidos, es decir, carne que jamás habrá conocido vaca, cordero o pollo alguno. Según el consorcio 'de la carne in vitro', los proteínicos productos se cultivarán en tinas llenas de los adecuados fluidos nutrientes, donde serán capaces de crecer, y no hará falta el sacrificio de animal alguno para ponerlos en marcha (basta una minúscula muestra de tejido). La carne pasará a ser similar en su cultivo a la cerveza o los champiñones; una cuestión puramente industrial sin sufrimiento de animal alguno. En principio caben pocas objeciones desde el punto de vista ético o ecológico, ya que es probable que los cultivos sean más eficientes que las vacas completas a la hora de aprovechar recursos escasos. Habrá damnificados, sobre todo la industria cárnica tradicional, que con toda probabilidad tratarán de mantener su negocio espantando a los consumidores (¿prefiere una frankenburguer o un jugoso filete de ternera?). Pero si el negocio prospera y es económica y ecológicamente viable, puede ser una solución al enorme problema que supone la entrada de millones de indios y chinos en la clase media, lo que está conllevando que coman más carne, e indirectamente que suban los precios del cereal en todo el mundo. Si una tecnología resuelve varios problemas de un solo golpe, parece que debe ser considerada positiva para la humanidad. Ahora bien, ¿qué ocurrirá con el vegetarianismo cuando para comer carne ya no haga falta matar animales? ¿Se reconvertirá en 'antiproteinanimalismo'?