Retiario

Imperio de aficionados

HP7

'Aficionado' ha sido siempre un epíteto denigrante; un calificativo descalificador para indicar un trabajo de calidad media, un esfuerzo fallido, un producto casi bien hecho (pero no del todo), una carencia de excelencia en el hacer. El lenguaje, siempre certero, reconocía así una idea ampliamente extendida en la sociedad: los únicos que pueden hacer bien un trabajo son los profesionales. Sólo quien se dedica a hacer una cosa durante años por dinero, se presupone, puede llevar a cabo un buen trabajo y obtener así un buen producto. Los aficionados, almas cándidas y valerosas, podían intentarlo, si, pero jamás podían aspirar a los elevados niveles de calidad y a los sublimes estándares de quienes se ganan el sustento con un oficio o profesión. De los aficionados se ha esperado siempre apoyo, e incluso conocimiento de cómo se hacen las cosas, pero sobre todo reconocimiento ilustrado de la calidad profesional. Jamás 'aficionado' ha sido un elogio. Hasta ahora. Pero cada vez más se está demostrando que la presunta excelencia profesional se debía en muchos casos al acceso privilegiado de los currantes a herramientas que no estaban al alcance de los aficionados; máquinas, o sistemas de comunicaciones o de distribución. Cuando Internet ha eliminado estas restricciones, estos privilegios de los profesionales, en un montón de categorías de productos, estamos presenciando cómo los aficionados le pueden dar para el pelo a los profesionales. Y lo hacen.

Al igual que ocurriese con el libro anterior y el idioma alemán, el séptimo y último libro de la serie de Harry Potter ha sido traducido al español en tres días. La traducción profesional se espera para algún momento del año que viene. Mientras, los aficionados se dedican a rehacer la ciencia de la geografía, entrevistan a políticos en televisión, u homenajean/parodian las más sagradas tradiciones de la ciencia ficción. O incluso extienden con amor e imaginación (pero sin dinero) las sagas de los superhéroes. Hasta la publicidad, siempre atenta a las tendencias sociales, se aprovecha del fenómeno. Por supuesto que todavía hay diferencias entre las herramientas profesionales y las que están a disposición de los aficionados, así que aún existen diferencias de calidad. Lo realmente sorprendente es que con la Red y todo lo que conlleva esa distancia pueden solventarse a base de trabajo y entusiasmo, haciendo que la diferencia sea cada vez más irrelevante. De hecho el cariño y el conocimiento íntimo de las historias y sus detalles que los buenos aficionados ponen en juego hace que sus trabajos destaquen, si no por su calidad técnica, sí por su riqueza y profundidad narrativa. Pronto el término 'aficionado' se convertirá en un elogio. Que es lo que tendría que ser.