Retiario

iPhone y el Santo Grial

El poderoso campo de distorsión de la realidad que los escépticos atribuyen a Steve Jobs, presidente de Apple, y la formidable potencia de márketing de la empresa, han convertido al iPhone en un fenómeno incluso antes de su lanzamiento. Todos los fans de Apple están convencidos de que la compañía de la manzana ha conseguido obtener el Santo Grial de la informática personal: un dispositivo de bolsillo capaz de aprovechar todas las ventajas de los ordenadores y todas las ventajas de las redes de telefonía móvil. Es cierto que Apple, especialmente de la mano de Jobs, ha sido capaz de crear en el pasado productos inolvidables que han revolucionado sus mercados, desde el Macintosh hasta el iPod. Pero también ha habido fracasos espectaculares, desde el Lisa hasta el Newton. Y el iPhone, con todo su atractivo estético y conceptual, no carece de defectos. Su carencia de teclado, la inexistencia de marcado por voz, la imposibilidad de comprar canciones en iTunes, la cámara limitada a imagen estática, la baja capacidad de almacenamiento y, sobre todo, el hecho de que sólo funciona en la muy deficiente red móvil de AT&T (lenta e irregular) suponen problemas reales. Y eso sin hablar del elevado precio (371 a 445 euros, más 44 a 74 euros por el servicio de datos, con compromiso de permanencia de 2 años). Los defectos son reales, pero si finalmente el iPhone cumple con las expectativas y resulta ser un ordenador de bolsillo móvil que funciona, nada de todo esto importará y será un superéxito que redefinirá la telefonía móvil. Pero no es seguro. La pelota está en el alero.