Retiario

¿Qué '11-S electrónico'?

Sibyl

Una cosa es justificar la necesidad del puesto de trabajo que uno tiene, quizá exagerando un poco la utilidad de nuestros esfuerzos, Y muy otra es sembrar la desconfianza en una infraestructura vital para el futuro mediante irresponsables y descaradas manipulaciones. Cuando la Agencia Europea de Redes y Sistemas de Información (ENISA) avisa de la posibilidad de 'un 11-S electrónico' (traducción, mala, del desacreditado 'Pearl Harbor electrónico' estadounidense) están traspasando la línea que separa el razonable aviso de riesgos a prevenir del alarmismo injustificado y un tanto histérico. Esto no sólo refuerza la tecnofobia de los europeos, ya muy atrasados en este ámbito, sino que degrada la confianza en la agencia y su labor. ¿Es conveniente dejar la seguridad de la tecnología en manos de solapados tecnófobos que sólo son capaces de profetizar desgracias?

Es muy probable que las cifras citadas por la agencia sean ciertas, pero también son irrelevantes; lo cierto es que nadie, nunca, jamás, ha conseguido hacer daño a otra persona utilizando la Red, lo cual convierte la comparación de un 'ataque' cibernético con un terrible atentado terrorista en una burla cruel. Lo único que han conseguido los presuntos 'ataques ciberterroristas' o las 'ciberguerras' es incordiar, tal vez a escala masiva, pero sin riesgo para la salud de la gente, y ni siquiera con gran daño económico. Llamar 'ciberguerra', o 'ciberterrorismo' a los ataques de denegación de servicio o a los problemas para acceder a un banco online forma parte de la misma venerable tradición tecnófoba que transforma en peligrosos 'crackers' a chavales que cambian páginas web. La ignorancia de quienes identifican pequeñas amenazas y gamberradas con peligrosísimos crímenes que deben ser drásticamente castigados podría excusarse, pero la mala voluntad no. Porque estas exageraciones tienen consecuencias: el atraso de Europa (y especialmente de España) en la Red es real , y los temores infundados de la gente también. Atizar irresponsablemente esos rumores, contribuyendo de modo oficial a una tecnofobia que es una amenaza para nuestro futuro, es peor que malvado: es estúpido. Las agencias europeas no debieran insultar la inteligencia de los europeos que les dan de comer.