Inteligencia artificial

España, pionera en Europa: la Agencia Española de Supervisión de la IA está lista en tiempo récord

Imagen representativa de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial.
Bing Creator

Ángel Barbero Paniagua

  • Directorgeneral de Secture y Profesor de la EAE Business School

No suele ser habitual que España lidere iniciativas digitales en Europa y en el mundo, por lo que la creación de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA) es una magnífica noticia en la carrera de la transformación digital global. Lo es aún más para A Coruña, que ha sido elegida entre 16 candidaturas para acoger su sede. Es de esperar que esta decisión atraiga inversión y conocimiento a la ciudad.

Esta agencia se ha construido sobre el marco establecido por la UE en el denominado ‘EU AI Act’ (paquete de propuesta de leyes), que en sí mismo es la primera iniciativa al respecto en todo el mundo. En ese contexto se obliga a los Estados Miembro a crear agencias que trasladen este marco al ámbito de cada uno de ellos. España se ha adelantado al resto de países europeos al crear la AESIA. La legislación al respecto será de obligado cumplimiento a lo largo del 2024.

Sin embargo no debemos dormirnos en los laureles, porque el trabajo que esta agencia tiene por delante es monumental y los frentes de actuación son muy variados. Para empezar, nuestra agencia es la primera que surge en Europa pero ya aparecen nuevas iniciativas de otros países, como la de los países bajos junto con la UNESCO, organización que también se está involucrando en el desarrollo de la normativa europea. Será pues crítico dotar de recursos a la AESIA para que pueda trabajar en su propósito pero también visibilizar esa ayuda que puede ofrecer a las empresas y a las personas para el correcto uso de la inteligencia artificial.

El propósito principal del nuevo marco de la UE para la IA es el de proteger a los ciudadanos y a las empresas de los riesgos de esta tecnología, por lo que define una serie de reglas en su uso, que serán de obligado cumplimiento. Se vigilará especialmente la manipulación del comportamiento de personas o grupos vulnerables mediante inteligencia artificial, el uso de sistemas biométricos o el denominado ‘social scoring’, —es decir, la clasificación de grupos de personas basándose en su comportamiento o características personales—.

Otro de los ámbitos de vigilancia especialmente sensibles se centra en la inteligencia artificial generativa y los retos que plantea, entre los que destacan la protección de la propiedad intelectual y la transformación radical de sectores económicos afectados por ella.

Pero no debemos olvidar que tan importante como el control y la supervisión es el impulso a la IA y su uso. Esta agencia se tiene que posicionar de una manera mucho más activa en este sentido, en comparación con, por ejemplo, la agencia de protección de Datos que inicialmente tenía también el mismo propósito pero todos la conocemos sobre todo por las multas y por la aplicación de la legislación. La principal crítica a la AEPD se centra en la falta de apoyos y ayudas a las empresas en la aplicación de las leyes. La nueva agencia debe reforzar los mecanismos para favorecer la aparición de nuevas empresas que avancen el conocimiento de la inteligencia artificial, así como reforzar a las empresas actuales en su uso y explotación para mejorar la vida del ciudadano y la competitividad de las mismas.

Un ejemplo de este tipo de iniciativas es la creación del denominado ‘Sandbox Regulatorio de la IA’, un entorno digital que incorpora buenas prácticas y la legislación para conectar a las autoridades con las empresas que desarrollan soluciones basadas en IA. En la actualidad se dispone ya de un piloto con el que los desarrolladores pueden trabajar y probar sus soluciones.

Pero no podemos poner el peso de la responsabilidad solo en el lado legislativo. También es crítico que las empresas españolas hagan su parte del trabajo: deben diseñar sus propias estrategias para la inteligencia artificial, identificando los espacios donde esta tecnología puede ayudarlas pero también los riesgos que puede suponer su uso.

Por último, no debemos olvidar que en el camino en el camino encontraremos zonas grises, con retos éticos y legales inesperados, por lo que es más importante que nunca un pacto de estado entre todos los actores públicos y privados (incluidos los partidos políticos), que definan un marco común más allá de ideologías e intereses privados.

Apúntate a nuestra newsletter y recibe en tu correo las últimas noticias sobre tecnología.

loading...