Inteligencia artificial

La misteriosa historia de por qué Google ya había desarrollado un chatbot como ChatGPT hace años, pero no lo había lanzado aún

Bard es el actual bot conversacional de IA de Google y está basado en la familia LaMDA.
Pexels

Sí: Google desarrolló ChatGPT y no lo lanzó. Investigadores del gigante de Mountain View tenían listo hace más de dos años un chatbot basado “en la tecnología más poderosa que cualquier otra cosa disponible en ese momento”, desvelaba en un reportaje recientemente The Wall Street Journal.

El programa informático conversacional basado en inteligencia artificial que habían desarrollado podía debatir “con confianza” sobre filosofía y “bromear sobre sus programas de televisión favoritos”, así como “improvisar juegos de palabras”, señala el artículo.

Sin embargo, Google se mantuvo cauteloso ante la explosión y la adopción masiva de la IA, lo que al final ha resultado en darle ventaja a su competencia, que le ha tomado la delantera en el desarrollo de herramientas generativas de uso público.

¿Cuándo, quiénes y cómo desarrollaron este proto ChatGPT?

Detrás de esta importante herramienta estaban Daniel de Freitas y Noam Shazeer. Alrededor de 2018, De Freitas, en ese momento ingeniero de investigación en Google, empezó a trabajar en el futuro chatbot. Lo hizo, según cuenta el medio de comunicación estadounidense, “como un proyecto paralelo” sobre IA que pretendía cristalizarse en un generador de texto conversacional “que imitase la forma en la que hablan los humanos”.

Por su parte, Shazeer, por aquel entonces ingeniero de software del departamento de investigación de IA de Google, comprendió el posible alcance del proyecto y pronto se unió a su compañero para desarrollar lo que bautizarían como ‘Meena’, una tecnología ‘inteligente’ capaz de conversar, dar opiniones informadas e incluso ser creativa.

Según declaraciones de antiguos compañeros de De Freitas y Shazeer al Journal, ‘Meena’ tenía “el potencial suficiente como para cambiar por completo la forma en que la gente buscaba en Internet”. Al fin y al cabo, se encontraban en el mejor lugar para ‘alimentar’ una inteligencia artificial generativa: el buscador más potente y utilizado de la red.

Aquel pequeño germen fue creciendo. ‘Meena’ pasó a llamarse LaMDA —siglas de Language Model for Dialogue Applications— y la intención de los ingenieros era ponerla a disposición de los usuarios lo antes posible con diversas líneas de actuación, como por ejemplo mostrar el generador de texto a investigadores independientes, añadir una función chat al Asistente de Google o, directamente, lanzar una demo al público.

¿Cómo pudo salir mal?

Como digo, los investigadores y el proyecto tenían todas las papeletas para convertirse en éxito. Por un lado, nadie había lanzado todavía un chatbot lo suficientemente entrenado como para dar respuestas que se acercaran mínimamente al comportamiento real de las personas. Por otro lado, estaban en Google, lo que significa que iban a poder entrenar esta IA a través del motor de búsqueda más utilizado del mercado.

De Freitas y Shazeer les dijeron a sus colegas que los chatbots como el suyo, potenciados por los avances recientes en inteligencia artificial, revolucionarían la forma en que las personas buscan en Internet e interactúan con los ordenadores. Y en esas estaban cuando presentaron a los directivos su idea… y les pararon los pies.

Los ejecutivos de la compañía dirigida por Sundar Pichai rechazaron varias propuestas de los ingenieros y LaMDA llegó a un punto muerto después de que mandos superiores de Google afirmasen que la herramienta “no cumplía con sus estándares de seguridad e imparcialidad de la inteligencia artificial”. O al menos esa es la versión oficial.

Ante las diversas barreras que se fueron encontrando para su proyecto por parte de los mandos responsables de la compañía —y a pesar de que el mismo Pichai les pidió, según el Wall Street Journal, que se quedasen y siguiesen trabajando en su tecnología—, De Freitas y Shazeer abandonaron Google para fundar su propia compañía, Character Technologies, a finales de 2021.

Actualmente esta empresa se llama Character.ai y hace poco se hizo muy popular porque lanzaron un generador de texto que imita a personajes reales y de ficción, como por ejemplo Elon Musk o Mario Bros.

¿Qué otros motivos pudo haber detrás?

Los resultados de chats conversacionales —herramientas como ChatGPT— son una posible amenaza para los motores de búsqueda, por lo tanto, algunos expertos y analistas consideran que los directores vieron peligrar ‘la gallina de los huevos de oro’ de la empresa. 

Así, pensando en no autoboicotearse, es posible que Google prefiriera dar al botón de pausa para retrasar lo máximo posible la llegada de una tecnología que pudiera hacer peligrar su posición casi monopolística como ‘EL buscador’ de Internet.

Sin embargo, el revés de esta decisión ha sido que ha llegado segundo en la carrera de la expansión de la IA al público.

No fue el primer intento de Google

Recordemos que este no fue ni mucho menos el primer paso del gigante tecnológico en el mundo de la inteligencia artificial y los chatbots generativos. En 2014, Google adquirió DeepMind Technologies, un laboratorio de investigación de inteligencia artificial británico fundado en 2010.

Entonces, muchas figuras del sector pusieron el grito en el cielo y se opusieron al uso de este tipo de tecnología por motivos éticos relacionados con la vigilancia masiva. Ese fue el primer paso de Google hacia la limitación del uso que iba a hacer de la inteligencia artificial. 

Y ahora llega Bard

Bard es un chatbot de inteligencia artificial creado por Google. Este sistema conversacional responde a las preguntas de los usuarios, almacena opiniones para comprobar que las respuestas son satisfactorias, tiene un potente modelo de lenguaje experimental para aplicaciones de diálogo y “presenta capacidades de próxima generación”.

Esta IA está impulsada por la tecnología LaMDA de Google y usarla es tan sencillo como introducir una pregunta en un cuadro de diálogo para obtener la respuesta de Bard. El chatbot está constantemente conectado a Internet para obtener información actualizada.

El pasado 6 de febrero, Google anunció el lanzamiento de Bard en un comunicado y dijeron que esta IA se lanzaría de manera oficial a los usuarios “en las próximas semanas”, tras verificar que los desarrolladores daban el visto bueno a la herramienta.

El día de su presentación, el chatbot de inteligencia artificial se equivocó con unos datos oficiales del telescopio espacial James Webb.

Por el momento, Bard no genera imágenes, solo texto, y no está disponible en España.

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