Móviles y dispositivos

¿Cómo funciona un monitor continuo de glucosa para diabéticos?

El monitor continuado de glucosa puede salvar la vida a los diabéticos porque reduce el riesgo de mortalidad por cetoacidosis diabética.
Maya Holt de Baseimage

Los medidores continuos de glucosa (MCG) son dispositivos que se colocan los diabéticos para medir los niveles de azúcar en sangre de forma constante. Recientemente, se han viralizado en TikTok los vídeos de Justin Richard, un usuario con más de 878.000 seguidores, que utiliza dicho aparato para ver cómo actúan distintos alimentos en su metabolismo pese a no tener diabetes. Pero, ¿cuál es su origen, cómo se utilizan, cuál es su funcionamiento y por qué son tan útiles para los pacientes realmente? 

¿Qué son los MCG y cómo funcionan?

Los sistemas de MCG son pequeños sensores que se colocan debajo de la piel a través de un dispositivo de inserción automático que se engancha al brazo o al abdomen. Estos aparatos controlan los niveles de glucosa intersticial continuamente, cada pocos minutos, es decir, el azúcar que se encuentra en el líquido contenido entre las células. 

Los MCG suelen durar entre 6 y 14 días, dependiendo del modelo, por lo que los enfermos deben ir cambiándolos para tener una medición constante. Para acceder a sus datos, los dispositivos tienen un transmisor que se encarga de recibir los datos del sensor y de enviárselos a un receptor, que puede ser un instrumento especial o el propio teléfono móvil. 

El origen de los medidores diebéticos

A finales de la década de los 90, marcas como Medtronic, Dexcom y Abbott lanzaron los primeros MCG al mercado. Estos dispositivos se presentaron como una forma de controlar mejor la enfermedad, ya que permitía monitorizar el nivel de azúcar en sangre en todo momento, para evitar los picos altos o bajos, especialmente preocupantes en los pacientes de diabetes tipo 1 o 2.

La utilidad de los MCG

Gracias a estos medidores, se puede reducir bastante el riesgo de sufrir cetoacidosis diabética, una complicación metabólica grave que tiende a ser común en los que padecen diabetes tipo 1. Los síntomas son deshidratación, pérdida de electrólitos, acidosis metabólica, hiperglucemia y cetosis.  

Estos problemas se desarrollan en un plazo de 24 horas y, si no se tratan a tiempo, pueden volverse más agresivos y sus complicaciones pueden derivar en un coma diabético o incluso la muerte. Por lo tanto, los MCG son cruciales para una detección temprana que evite que se llegue a un trágico final.

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