Tecnología

Análisis del Samsung The Freestyle, un proyector de hasta 100 pulgadas muy portátil

El Samsung The Freestyle se puede orientar en cualquier dirección y su pantalla se calibra y enfoca sola, pero el modelo que hemos probado se vencía en algunas posiciones.
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Imagina un televisor de hasta 100 pulgadas que puedes mover a tu antojo por las paredes de tu casa o incluso poner en el techo para disfrutarlo tumbado en la cama. Imagina que con solo una conexión a internet te da acceso a todos tus servicios de ‘streaming’. Y ahora imagina que te lo puedes meter en la maleta o la mochila y llevártelo de vacaciones. Todo eso y mucho más es el Samsung The Freestyle, un proyector algo más grande que una lata de Coca-Cola y con forma de foco que fía su éxito a su versatilidad y sencillez de uso.

Con solo conectarlo a un enchufe y a internet, el usuario puede comenzar a proyectar en cualquier pared su contenido favorito. The Freestyle ajusta la imagen de manera automática como por arte de magia detectando a qué distancia está el muro. El autoenfoque es rápido y muy sencillo, aunque se echa en falta que hubieran incluido también un sistema manual, por si el usuario quiere ajustarlo. Dependiendo de la distancia de la pared (o techo) el tamaño de la pantalla será mayor o menor, partiendo de las 30 pulgadas (a 0,8 metros) y alcanzando las 100 (a 2,7 metros).

Cuenta con un puerto USB-C para suministrarle energía y una entrada HDMI para suplirle de imágenes y vídeos. Aunque la forma más cómoda de reproducir contenido es a través de su propio sistema operativo, que es muy similar al de una ‘smart tv’, cuenta con los servicios de ‘streaming’ más habituales. y se controla con un sencillo mando a distancia. Además, ‘The Freestyle’ integra unos altavoces con una potencia total de 5 vatios, no muy potentes, pero suficientes para llenar con un sonido bastante nítido una estancia pequeña si no hay mucho ruido.

Hasta aquí las buenas noticias. El primer punto negativo lo comparte con todos sus congéneres: su mayor enemigo es la luz. Cuanto más a oscuras esté la habitación en la que lo usamos mejor se verá. Además, su potencia de 550 lúmenes queda lejos de los 2.000 de otros proyectores de su mismo rango de precio. 

Su segunda carencia es la batería. Aunque lo más habitual será usarlo en una habitación con una toma eléctrica, un ‘gadget’ portátil como este, con un precio de 1.000 euros, podría contar con un pequeño depósito integrado. Se le puede conectar una batería externa, pero no sirve cualquiera, ya que requiere de cierta potencia. 

Por último, aunque su sistema operativo es bastante completo, The Freestyle no tiene mucha potencia y a veces tarda un poco en responder a las solicitudes del usuario, tanto con el mando como por voz.

The Freestyle es un dispositivo con un diseño muy atractivo y muy versátil en su funcionamiento.
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En definitiva, The Freestyle es un dispositivo genial pero bastante caro. Su precio de 1000 euros estaría justificado si fuera más potente, reprodujera en 4K y tuviera un puñado más de lúmenes. Tal vez la segunda generación mejore las prestaciones. Por el momento, es un proyector ideal para el usuario que quiera un aparato con un diseño atractivo para poder llevar a todas partes y dejar con la boca abierta sus amigos y conocidos.

Es algo más grande de que una coca-cola y muy fácil de llevar a todas partes, pero es recomendable meterlo en una funda porque se raya fácilmente.
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Características

1080 HDR y pantalla de 30 a 100 pulgadas. La calidad es buena, mejor cuanto menor es la pantalla.

550 lúmenes. No tiene mucha potencia lumínica, para disfrutarlo es mejor usarlo completamente a oscuras.

Conectividad. Sistema operativo ‘smart tv’ basado en Tizen. Conexiones por mini HDMI, wifi, bluetooth y capacidad para hacer ‘mirroring’.

Orientación. Se puede girar y el enfoque es automático, pero en algunas posiciones se vence y cae poco a poco.

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