Con un miniconcierto de Maná, cantando Amor Fugado como bonita alegoría casual, La Resistencia ha cerrado sus siete años en Movistar Plus. Uno que ha crecido con una televisión que acababa en alto las temporadas, aguantó expectante el desenlace de esta emisión a la espera de un giro de guion final. Un guiño, un apoteosis, un confeti, una ñoñez, una ironía de la que tirar el hilo en septiembre, un qué se yo.
Pero no. Nada. La sintonía de cierre ha entrado como cualquier día y David Broncano simplemente ha lanzado besetes a la cámara, mientras decía adiós con la manita y se sobreimpresionaba un anuncio de helados en pantalla. Poesía cero. Aunque, en realidad, el cierre de La Resistencia ha ejercido un homenaje sin saberlo a una de sus invitadas más ilustres: María Teresa Campos. Cuando concluyó Pasa la vida en TVE, ella tampoco se despidió al uso. E hizo lo mismo. Sólo dijo adiós a la cámara con la mano, mientras sonaba una versión particular de Cómo han pasado los años. No es Maná, pero es Rocío Dúrcal. Nadie sabía de la marcha de María Teresa Campos de Televisión Española. Soltó un "hasta septiembre". Y el septiembre fue en Telecinco.
El cambio de La Resistencia es bien sabido. Cualquiera guarda un secreto hoy en día. Menos si coqueteas con Televisión Española. El propio David Broncano ha compartido el salto de canal en La Resistencia con cierta naturalidad, cosa que no es habitual. No se vaya a enfadar alguien. Sin embargo, estirar al máximo la goma de la naturalidad ha sido el sustento de este formato que se ha curtido en un oasis de libertad creativa desde la plataforma de Telefónica. Ahora la exposición se multiplicará, se mirará con lupa qué harán y qué dejarán de hacer. Hasta se les intentará politizar, ellos que han esquivado con destreza las trincheras de la política del argumentario más obvio y previsible de los últimos años.
En su inteligencia estará que el ruido no arrase con la mirada propia de un equipo que cuenta con una de las grandes cualidades para la tele en directo o falso directo: atesorar esa cultura freak, que hace crecer los detalles más que las evidencias. Broncano la tiene. Ricardo Castella la tiene. Jorge Ponce la tiene. Grison la tiene. Lalachus la tiene. La tienen, la cultura freak. Por eso no han necesitado dramatizar su marcha de Movistar Plus. Con unas canciones de Maná han bastado. Ya tendrán suficiente drama la temporada que viene. El truco estará en cómo sean capaces de reírse de (casi) todo para que La 1 de TVE pueda reírse de nuevo a diario de sí misma. Incluso de nosotros mismos, como sociedad. Si consiguen eso, podrán lograr aquello que se propongan.
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