La cuarta temporada de Las chicas del cable llega este viernes 9 de agosto a Netflix con un marcado carácter de suspense y nuevos aprietos para sus protagonistas, que tendrán, una vez más, que poner su amistad por delante para sobrevivir en una sociedad donde salir a flote si eras mujer era complicado.

La piña formada por Lidia (Blanca Suárez), Ángeles (Maggie Civantos), Marga (Nadia de Santiago), Carlota (Ana Fernández) y Óscar (Ana Polvorosa) vuelven a la carga después de tres temporadas marcadas por el romance, la traición, la lucha por la igualdad y, sobre todo, por su inquebrantable amistad. Esta nueva etapa comienza en septiembre de 1931, un año después de la explosión en la Compañía y con un nuevo régimen político: La República. Personajes como el de Elisa (Ángela Cremonte) cobran especial protagonismo.

Pero entre los sucesos que están por venir en los nuevos capítulos hay uno que, a pesar de estar en los vídeos promocionales, ha pasado desapercibido: "Hay mucha acción física porque los vínculos se ven muy comprometidos y son muy fuertes... y hay un asesinato. ¡Al que nadie hace caso!", se sorprende Ángela Cremonte en una entrevista con 20minutos.es. "¡No nos preguntan por él!", insiste Blanca Suárez, que adelanta que ese hecho hace que algunas tramas "llegan a convertirse en algo policíaco, a veces oscuro".

"Hay un salto de un año entre que acaba la tercera y empieza la cuarta, pero la esencia está ahí: un grupo de mujeres que se quiere, que se ayuda, que se mima. En esta temporada se muestra aún más que en las anteriores", adelanta Cremonte. En buena medida esta serie, que tiene elementos para enganchar al espectador que van desde el drama al suspense pasando por el amor y el sexo, también es una reivindicación de las mujeres luchadoras de principios de siglo.

"Yo pienso en mi abuela y me quito el sombrero. Nos pasa a todos con nuestras madres, tías, abuelas, bisabuelas... no estaríamos aquí si no fuera por ellas y por ellos también, los que pusieron de su parte para que fuera posible", pone de manifiesto Blanca Suárez, que recuerda que a esas mujeres pioneras "les costó sudor y lágrimas sacar una carrera, tener unos estudios, a codazos consiguieron lo que consiguieron".

En ese sentido, Ángela Cremonte destaca "con modestia, porque es una serie, no estamos operando a corazón abierto", que la serie ha servido en lugares como Latinoamérica para empezar a recorrer "un trecho largo en lo que tiene que ver con la mujer".

En la serie los varones son personajes secundarios, pero también importantes fuentes de conflicto, incluso con confrontaciones duras. Pero, ¿cómo es enfrentarse a esas difíciles escenas violentas? "Es el pan nuestro de cada día en nuestro trabajo, estamos haciendo creíbles mentiras. Es un pacto que haces y sabes que es ficción. A veces te puede remover cosas y te vas un poco incómoda a casa. Pero son las escenas en las que más tienes que confiar en tu compañero, en las escenas comprometidas", hace ver Blanca Suárez.

"Es igual de incómodo tener una escena agresiva con un compañero hombre o una mujer. Los compañeros hombres son secundarios en esta serie y lo han hecho maravillosamente", apostilla su compañera.

Entrando en materia, lo primero que podemos saber es que en la nueva temporada, Carlota (Ana Fernández) se adentra en política, enfrentándose a un adversario sin escrúpulos que la obligará a decidir entre su intimidad o seguir luchando por sus ideales, una decisión que de una manera u otra implica al resto de las chicas y que Lidia (Blanca Suárez) alcanza el poder en la empresa, en la que se enfrentará a las reticencias de sus subordinados.

Las chicas del cable es una serie creada por Ramón Campos y Gema R. Neira (Alta mar, Velvet, Gran Hotel), dirigida por Antonio Hernández (La punta del iceberg, Los Borgia) y Roger Gual (Instinto, El pregón o Barcelona, Noche de verano) y es una producción de Bambú Producciones para Netflix.