Boicot a Eurovisión 2024: ¿peligra la celebración de la gran final del concurso?

Pese a que la Unión Europea de Radiodifusión (UER) siempre ha defendido que Eurovisión es un concurso musical blanco y sin ninguna implicación política, los espectadores no lo consideran así. Y es que, desde la concesión de los puntos hasta el veto de ciertos países hacen suponer que algún tinte electoralista mancha el formato.

La inclusión de Israel entre los 37 países participantes en Eurovisión 2024 ha levantado muchas ampollas. Si la representación del país asiático ya había generado polémica en el pasado debido al trato que se le da a las mujeres, en esta ocasión todo ha ido mucho más allá.

Tras el ataque de Hamás el pasado 7 de octubre, el ejército israelí cargó sobre la población civil de Gaza, saldándose esta contienda con más de 40.000 muertos y más de 80.000 heridos en un conflicto de solo siete meses de duración. Es por ello que diferentes organizaciones reclamaron a la UER que tomase medidas contra Israel y vetasen su participación en el Festival de la Canción.

Así, los contrarios a la participación del país árabe aseguraron que, debido a los "crímenes de guerra" cometidos por Israel, este debía recibir el mismo trato que Rusia en 2022, cuando el festival decidió vetar su participación por la invasión de Ucrania. Una expulsión que, dos años después, continúa vigente y que se ha ampliado a Bielorrusia por los ataques a la libertad de prensa por parte del Gobierno del país.

Por ello, ante el temor a que tenga lugar un acto terrorista durante la celebración del concurso, la organización del festival ha optado por dotar al Malmö Arena de unas medidas de seguridad excepcionales. Además, la representante israelí no acudió el pasado domingo a la tradicional Alfombra turquesa para evitar las críticas. Sin embargo, durante los ensayos generales de la gala, se han escuchado abucheos contra la representante israelí por parte de un sector del público; algo que la realización del programa solventó incluyendo aplausos falsos.