Televisión

Entrevista

Carlos Fernández, director general de Atresmedia TV: "Nuestro liderazgo se basa en la credibilidad"

Carlos Fernández, director general de Atresmedia TV
JORGE PARÍS

Con la llegada del verano la tele ralentiza el ritmo. La temporada se acaba y hasta septiembre no comienzan a llegar nuevos platos fuertes a nuestras pantallas. Atresmedia cierra el curso como líder por segunda temporada consecutiva, tanto a nivel de grupo, como de cadenas, con una Antena 3 que sumará este julio 21 meses consecutivos de liderazgo, con su distancia con Telecinco siendo la mayor en 28 años.

La Sexta se impuso a su rival directo (Cuatro) por décima temporada consecutiva y Atresplayer sigue en la brecha como OTT local líder. Parece que su modelo de televisión funciona, tras una estrategia a medio plazo capitaneada por Javier Bardají, consejero delegado de Atresmedia y que ha tenido en Carlos Fernández, el director general de Atresmedia TV, a uno de sus artífices. Hablamos con este último para desentrañar los misterios de la televisión, las tendencias y el éxito.

¿Cómo valora esta esta temporada de Atresmedia?No podemos valorarla más que maravillosamente bien. Porque además no es una cuestión de solo una temporada. Es algo ya más estructural, no solo del resultado en sí, sino del modelo que hemos logrado construir. Ahora somos líderes y llevamos dos temporadas, pero cuando no éramos líderes estábamos construyendo este modelo exactamente igual. Y se oía por ahí "ah, lo decís porque no sois líderes". No, nos importaba mucho más el modelo que estábamos construyendo que el liderazgo. Si alcanzábamos el liderazgo, pues fenomenal, como ha ocurrido ahora, pero si no alcanzábamos el liderazgo estábamos viviendo perfectamente bien con un modelo que a nosotros nos gusta y que además ahora ha demostrado que efectivamente era exitoso.

¿Es una cuestión de fidelizar público o es una cuestión de darle al público siempre algo que busca?
La fidelidad en televisión y en casi todo producto de consumo, da igual que sea televisión o que sean yogures, es importantísima, porque con eso construyes tu base mínima sobre la cual te puedes ir moviendo y a partir de ahí intentar crecer. Fidelizar es clave, pero hay que fidelizar adaptándote cada día a los movimientos, a las demandas y a los cambios sociales que se producen. Porque si no esa fidelización no la mantienes. Al final el espectador va viendo como surgen nuevas cosas, va teniendo nuevos inputs y va cambiando y tú tienes que ir cambiando con él. Tienes que ir incorporando a determinada gente y sobre todo, no tienes que perder a tu público.

¿La pandemia fue un punto de inflexión en televisión?Creo que la pandemia, aparte de todos los condicionantes que supuso, demostró que la televisión en abierto es básica, clave. Todo el mundo acudió a la televisión en abierto para saber qué estaba pasando. A nadie se le ocurrió ir a buscar lo que estaba pasando en otros sitios, se fue a la tele en abierto. Y por otro, para acelerar el proceso, del que ya habíamos empezado a tener alguna noticia, que era todo el consumo a la carta. Es a partir de ahí donde se produce un crecimiento importante de todas las propuestas on demand, tanto de Netflix, como de Amazon como nosotros con Atresplayer, que lo lanzamos en 2019. Notamos realmente una explosión de público que demandaba otras formas distintas de aproximarse a la televisión. Pero lo único que ha hecho la pandemia ha sido acelerarlo, tanto en la televisión como ha ocurrido en el comercio electrónico. Esto ha sido un acelerador de un proceso que estaba ya incipiente.

En ese sentido, ¿el directo es el gran valor de la televisión en abierto frente a las plataformas?Sí, pero no solo el directo. El directo es muy importante, porque la plataforma, no compite contigo, pero es muy importante el estar conectado a la sociedad. El directo en el fondo lo que suele hacer es conectarte a la sociedad, bien sea porque es una noticia, bien sea porque es un evento o algún programa. En el fondo es una vía de conexión con la sociedad. Conexión que la puedes obtener también, no solo vía directo. Puedes hacer programas que te están conectando con la sociedad, como Tu cara me suena, y no es en directo, pero sigue manteniendo esa conexión. Lo que sí es el directo es la expresión máxima de esa conexión con la sociedad, en una guerra, una pandemia, unas elecciones... lo que te están haciendo ver es que tú estás ahí y que tú formas parte de eso y eso no lo van a tener nunca las ofertas internacionales, plataformas, OTT, o lo que sea, porque no está en su modelo y no participan de esa sociedad. A mí me gusta decir que la tele en abierto es una televisión de proximidad y sostenible.

Una plataforma puede ser más impersonal, ¿no?Es más impersonal y no te está reflejando en realidad tu sociedad porque necesita no reflejar esa sociedad tuya en concreto para poder ser universal. Si lo hiciera dejaría de serlo.

¿En televisión los cambios tienen que hacerse a largo plazo?No sé si a largo, pero por lo menos a medio. Si yo quiero tener una posición más o menos sólida dentro de dos años, sí que tengo que tener una cierta anticipación de qué puede ocurrir en dos años. Luego, por supuesto, por medio hay mil variables que te destrozan todo y además de la capacidad de anticipación, tienes que tener la flexibilidad necesaria para modificar tus planes.

¿Algún ejemplo?Ahora hay que estar pensando en la inteligencia artificial y qué efectos va a tener eso sobre nuestro negocio. Es todavía muy incipiente y es muy difícil, pero ya puedes empezar a intuir que eso va a provocar otra vez cambios. ¿Vamos a ír a un hiperconsumo hipersegmentado porque cada uno se va a generar sus propios contenidos? Ahora no es más que una reflexión filosófica, si quieres, pero hay que pensar qué va a significar este inicio de transformación de los modelos de negocio de la de las otts [Over the top, contenidos audiovisuales por internet], porque eso va a provocar cambios necesariamente.

Otro ejemplo, si ahora en Netflix resulta que tienes que ver anuncios y que empiezan a cancelarte las series exactamente igual que si fuera una cadena en abierto y que su máximo objetivo va a ser que el producto que te ofrecen sea rentable, eso ya no es el paradigma que teníamos hace un año, y eso va a tener incidencia en mi empresa, no sé si positiva o negativa, yo creo que positiva. Nos estamos preparando para ese escenario, porque no han hecho más que empezar los cambios y ya están hablando  de posibles nuevas subidas de precios...

Todo eso tienes que estar viendo cómo lo proyectas a un año o dos. Aquí los plazos largos son muy cortos y tienes que saber cómo te vas a posicionar. Es lo que nosotros hicimos, lo que empezamos a hacer hace cinco o seis años. Si analizábamos que en otros casos iban a ofrecen, sobre todo, ficción on demand, quizá nosotros teníamos que hacer menos ficción y más entretenimiento, porque va a ser el terreno que no va a estar competido por las nuevas ofertas. Ahora, ellos han empezado a meterse en el entretenimiento, poco a poco, así que tú tienes que pensar en la siguiente estrategia. Yo quiero seguir en el entretenimiento, pero a lo mejor tengo que hacer algún pequeño cambio en mi modelo, por ejemplo. Necesitas estar pensando constantemente, planificando y luego te puedes equivocar, claro, porque piensas que vas a ir por ahí y vas por otro lado.

¿Cómo es el día a día de Carlos Fernández?En el día a día es clave el equipo, tú puedes pensar lo que quieras, puedes estar imaginándote un futuro como quieras, pero como no tengas un equipo detrás, estás muerto. Un día a día mío empieza muy temprano, a las 08:00 tengo que estar viendo las audiencias, porque no me gusta que nadie me las cuente. Como empecé en marketing era el que llevaba las audiencias hace no sé cuántos años y ahora me gusta siempre verlas yo y que nadie me diga lo que ha pasado la noche anterior. Después dedicamos alrededor de una hora con el equipo a analizar esas audiencias. No es el mero hecho de ver el dato. En esa reunión está todo el equipo, toda la dirección está escuchando a marketing y debatiendo entre nosotros qué ha pasado, por qué ha pasado, qué ha pasado en la otra cadena, qué tendencias se ven que han cambiado... Esto, que parece insignificante, es la base, porque te apunta a cambios. Nosotros podemos saber que Sálvame está desgastado, a lo mejor medio año antes de que se empiece a notar de verdad, porque todos los días ves pequeños matices que dices “Uy, esto qué raro, que en Galicia resulta que esto siempre es la leche y están empezando a caer”, por ejemplo. Más tarde en la mañana hay mucho comité de programas de ficción, de Atresplayer y reuniones específicas con el equipo. 

¿Hay mucho espacio para el debate con su equipo?Hay que debatir mucho con la gente, porque esto no es un negocio de tornillos, esto es un negocio de seres humanos. Todos tienen sus criterios y tienes que estar pactando constantemente y en todos los escalones de mando. No puedes llegar a imponer a una presentadora “ahora vas a hacer esto”. Primero porque la tienes que respetar y segundo, porque como siempre dice alguien por ahí, si tienes a Messi es porque es Messi y será para que haga de Messi, no para que haga lo que tú le digas, porque entonces deja de ser Messi y a lo mejor ya no te funciona.

¿Ve mucha tele? ¿Le da tiempo? Sí, lo que pasa es que procuro seleccionar mucho. Por eso tenemos un magnífico equipo en la dirección de Contenidos y Programas y Ficción. Por supuesto, todo lo que vamos a emitir, lo veo. Es verdad que antes, cuando era el director de Contenidos, me veía los 25 capítulos y ahora a lo mejor me veo dos y me leo los guiones previamente. O sea, no solo veo el producto final, sino que leo el guion. Todo lo que es nuestro lo veo salvo los directos, si a lo mejor estoy haciendo otra cosa, pero en el despacho siempre tengo las teles puestas. De lo que hacen los demás, sí me he vuelto un poco más selectivo, pero si estrenan algo el primer día, estoy clavado mirando. Del resto de cosas procuro ver aquello que entiendo que puede ser un punto de inflexión, o bien porque están aportando algo nuevo o bien porque puede significar un cambio en la competencia, para saber realmente si es si tiene riesgos o no.

También verá muchos formatos internacionales, ¿hay alguna tendencia?Ahora tenemos pendiente de estreno dos formatos muy nuevos que son El 1% y The Floor. Todo esto lo seleccionamos sobre papel, como bien sabes, y tenemos un sistema de alertas diarias que nos dice lo que hay nuevo en cada rincón del mundo. A veces lo que nos mandan son cuatro líneas: “Este formato va de no sé qué”. Sobre eso ya tomamos la primera decisión, que es llamar a la productora, si es que es de una productora, y pedimos más información. A veces tenemos la lata [un programa grabado] porque se ha emitido en algún otro país y entonces pedimos que nos manden un programa. A veces no tenemos lata y lo que decimos es que nos manden el dossier y en función de cómo lo ve el equipo decidimos entrar o no entrar. Salvo que sean cosas súper claras, pues también suelo ver el formato internacional.

¿Le pasó con alguna de las últimas adquisiciones?De The Floor me vi en el original, que a veces son programas en holandés que no te enteras de nada y tienes que intuir (risas). Claro, hay veces que nos queremos adelantar tanto, porque es fundamental, sobre todo cuando hay algún competidor y piensas "oye, que no se lleve esto". Así que lo pides y no está ni doblado, ni subtitulado, ni nada de nada de nada. Aún así, más o menos coges la mecánica.

¿Ahí hace falta la intuición para extrapolar cómo sería ese formato en España?Absolutamente y saber diferenciar... Hay formatos que tenemos claro que aquí no van a funcionar porque, por ejemplo, dependen de la figura del presentador. Un clarísimo ejemplo sería El hormiguero. Si te llevas El Hormiguero fuera de aquí, sin un Pablo Motos, es muy difícil que funcione.

Estrenamos Juego de juegos, que era una sección del programa de Ellen DeGeneres en Estados Unidos. Nosotros ya sabíamos que las posibilidades de que aquí funcionara eran escasas porque funcionaba por Ellen DeGeneres. Son personalities. Así que ves cosas que dices "esto se puede adaptar perfectamente, o esto es difícil o esto directamente no lo compremos porque es que va a ser imposible".

Sin embargo, si vieron la oportunidad, por ejemplo en las series turcas, que a priori no parecía muy claro…El verdadero riesgo de las series turcas fue estrenarlas en Antena 3. La elección había sido magnífica. Tenemos un equipo de ficción ajena que es estupendo y llevaba tiempo con la serie guardadita. La compramos para Nova, pero un verano dijimos "oye, ¿y si nos arriesgamos?". Sabíamos que el producto era bueno, tampoco íbamos a meter aquí lo primero que nos viene… y funcionó. El producto no desmerece en absoluto en producción. He visto truños americanos importantes, que donde haya una turca que se quiten esos.

¿Y si no hubiera funcionado?Era un riesgo relativo, lo quitas y ya está. Te lo llevas a Nova y dices "pues hemos probado". Pero mira, descubrimos un filón.

El siguiente paso son las series coreanas o japonesas, ¿no llegan por una cuestión cultural?Si… Turquía sigue mostrando en algunas áreas y en su producto una occidentalización importante, en su cultura o en la forma de producir. Y eso que tienen especificidades como hacer capítulos de 120 minutos. Asia es muy complicada porque hay ya una barrera natural que impide al público probablemente el identificarse en algo con los personajes. Esa barrera va a ser mucho más difícil de romper. Muchas de las turcas, que son un pelotazo, son en realidad adaptaciones japonesas, que probablemente si emites en el original japonés, te la das con la audiencia, por una cuestión cultural y de idioma y sin embargo, lo haces con la turca y te funciona perfectamente.

¿Pasapalabra ha sido el mejor fichaje de los últimos tiempos de Atresmedia? ¿Fue complicado?Todo es muy complicado (risas). Bueno, hay formatos que directamente te vienen y tienes que tener el olfato de decir ah, pues sí, o no, pero hay otros que cuesta, sobre todo si están en otro sitio. Desde luego Pasapalabra es una cosa muy buena que nos ha pasado, que nos hemos trabajado mucho, pero había un gran riesgo con Pasapalabra. Podríamos haber cogido Pasapalabra, haberlo puesto tal y como venía de Telecinco y no haber tocado nada. Pero hemos tocado cosas, cosas que se ven muy claramente como es el presentador, que no es menor, y cosas que se pueden notar menos, en la dinámica, el plató, la iluminación… que es menos perceptible para el espectador, pero al final tiene sus efectos.

La elección del presentador no fue fácil, porque tienes que darle mil vueltas, pensar quién... Cuando llegó Pasapalabra no éramos líderes, pero tampoco somos líderes, como mucha gente cree, solo por Pasapalabra. Ya fuimos líderes antes de tener Pasapalabra y teníamos un programa que era ¡Boom!, que hacía el 14% frente a Pasapalabra. Pero a mí, sí me llamó mucho la atención que casi desde el primer momento Pasapalabra ha hecho registros mucho más altos de los que ha hecho nunca en Telecinco. Y tenían un arrastre mejor, porque tenían Sálvame por delante, que les dejaba en el 20%. Pasapalabra estaba ya un poco fuera de sitio, en el buen sentido, porque el perfil de Telecinco es uno y el perfil de Antena 3 es otro.

Ver que un formato se está agotando y tomar la decisión de retirarlo, ¿es difícil?
Mucho, pero más para mi gente que para mí, aunque es verdad que somos conservadores y nosotros hemos sido menos conservadores que nadie dentro del panorama televisivo. Cuesta mucho despedir las cosas, porque al final tú tienes una cosa que te va haciendo un dato razonable y tienes que ver dónde te vas a meter después y qué vas a hacer y con qué lo vas a sustituir. Pero este paso lo tienes que dar sí o sí. Había una máxima en este sector, que yo me niego a asumir, que es “lo que funciona, no se toca”. Y yo digo que lo que funciona hay que tocarlo para que siga funcionando, porque si no, llega un momento que aquello se muere y si se muere lo tienes que quitar y lo tienes que quitar cuanto antes mejor.

¿Con qué formatos le pasó?Recuerdo agonías más o menos dolorosas, Física o química, que me viene a la cabeza ahora. La serie estaba acabada hacía tiempo, pero claro, cuesta mucho tomar una decisión con una marca, así. Todavía hacía un 12% pero si estás en una situación en la que tienes un cierto estrés por conseguir el dato, pues es más difícil todavía, aunque tú sabes que lo tienes que quitar porque antes o después eso va a morir. Y si lo dejas morir más, vas a deteriorar no solo el producto, vas a deteriorar tu propia imagen. Es un poco lo que ha pasado con Sálvame. Y me ha parecido que han sido arriesgados, incluso, porque tener un 13% en la tarde y quitarlo...

Eso es difícil explicárselo a la gente, explicárselo a la productora, explicárselo al presentador y explicártelo a ti mismo, “¡a ver si a ver si me voy a suicidar!” (risas). Pero tienes que tomar esa decisión porque tienes que avanzar. Si no, te quedas ahí toda la vida.

¿Pasa también en la ficción?En los géneros de ficción pasa también. Ahora no son los de hace cinco o seis años. Por entonces podías arriesgarte a meter La casa de papel, ahora no se me ocurre, porque el gusto está más en el melodrama, en la comedia y eso es lo que tengo que hacer. Tienes que ir evolucionando y que tienes que evolucionar con el espectador.

Y sin embargo, hay excepciones, como supongo que es El Hormiguero, que parece que no se agota jamás...De momento no se va a agotar, es una excepción. Es que El Hormiguero forma parte de un género que tiene una validez muy sólida por el propio personaje, por Pablo Motos que es un monstruo de la televisión. Tiene la capacidad de reinventarse. Él trabaja toda la semana, menos los sábados. Los domingos está ya preparando las escaletas. Todas las temporadas está pensando qué novedades va a traer para la temporada siguiente, qué colaboradores va a incorporar... Eso, al final, es ir cambiando con el público. El Hormiguero tiene la gran ventaja de que es un formato en directo, de entretenimiento. ¿Se agotará en su día? Como todos, pero yo creo que le queda mucho recorrido.

¿Afecta la competencia?Vamos a ver... parece que Telecinco va a venir con un access prime time, con Jorge Javier Vázquez. Todo eso al final te afecta, si Televisión Española hace no sé qué... pero tú tienes que tener una visión de fondo de si la temporada de un formato hace dos puntos menos es porque esto se ha agotado o porque ha habido factores externos o porque hay una mayor fragmentación... Y luego está la relevancia social que tiene ese producto, lo que a ti te permite hacer, lo que implica para toda la cadena...

Ahora que hablamos de presentadores, ¿cuál es el factor clave para que un presentador sea buen presentador?Lo primero que tiene que tener es capacidad de comunicación y sobre todo, que el público le reconozca esa capacidad de comunicación. Además, tiene que ser cercano. Eso es el claro ejemplo de Sonsoles o Pablo. Además, tienen que tener conexión con el espectador, conexión con la sociedad en la que en la que estás. Y luego la capacidad de ir adaptándose, de ser capaz de dirigir un equipo, aunque no sea el director del programa. Y aunque la estrella seas tú no puedes hacer de menos nadie. Y luego, la profesionalidad y currar.

¿Será importante que encajen en su formato, no?A cada uno le tienes que dar el rol en el que tú consideras que él se va a desenvolver mejor, incluso en la cadena. El contexto te connota, te marca y te limita o te potencia. La gente es muy sensata y ellos mismos saben. A veces le hemos ofrecido cosas a un presentador que nosotros creíamos que sí, que estaba dentro de su de su rango de acción y él no se ha visto. Entonces eso es mejor que al final no lo haga. Puedes forzarle, decir “oye, no, tú tienes un contrato con nosotros y lo vas a hacer porque no tengo otro”, pero al final te va a ir mal. Aquí les tratamos muy bien en ese sentido, no porque les paguemos más están más a gusto, porque podemos pagar lo mismo que unos y otros, pero respetamos mucho la capacidad del del presentador de elegir si un proyecto le gusta o no.

¿Por qué la gente ve más los informativos de Atresmedia que otros?Nuestro liderazgo se basa en la credibilidad. Este grupo tiene una enorme capacidad de generar credibilidad, en los informativos y fuera de los informativos. ¿Por qué? Porque nos lo hemos trabajado. Y no lo decimos nosotros, que somos el grupo más creíble de España lo dice el Instituto Reuters de la Universidad de Oxford, que cuando hace sus investigaciones sale que somos el grupo más creíble. Las cosas no te caen del cielo, hemos apostado por ello. Hemos hecho cambios. Cambios profundos. Además, hemos sido coherentes y no hemos dado bandazos. La Sexta ha conservado su posicionamiento desde que La Sexta estaba fuera de este grupo. Hubo una época en la que todo el mundo estaba esperando que de La Sexta desapareciera la esencia. Pero hemos tenido respeto, pero ya no respeto a la propia cadena, respeto al espectador.

No le hemos traicionado, no hemos hecho que donde podía ver un posicionamiento de centro izquierda o progresista, ahora se encontrara a la extrema derecha o a la derecha, por ejemplo. Es un respeto que hemos mantenido en eso y en todo, con las series y los programas en general. Recuerdo haber aguantado 5% en prime time sin pestañear. ¿Por qué? ¿Porque somos idiotas? No, porque estábamos apostando a algo, que era decirle al espectador “oye, ya sé que no lo ves, pero para el 5% que lo está viendo es importante, no lo voy a tocar”.

Y quien no lo viera ha ido creando una percepción de que lo que decimos, lo hacemos y yo creo que eso se transforma, se traslada, se transfiere a toda la cadena, y por supuesto a los informativos.

¿Sus conocimientos como sociólogo le ayudan en este trabajo?Pues no, la verdad es que no tengo ni idea, intuyo que sí (risas). Desde que hice sociología... pero entiendo que sí, porque la capacidad de analizar o de de ver posibles movimientos, cambios sociales… aunque al final yo de sociólogo no he ejercido en mi vida, hice la carrera y estuve dando clases de Sociología Industrial, que con esto tiene que ver exactamente nada. Ahora, la carrera me ha servido para considerar el análisis de variables y ver cómo influyen esas variables en la sociedad.

Lo que lo he tenido presente siempre que es que al final con los audímetros lo que yo tengo es una muestra representativa de la sociedad, mucho más amplia que la que pueda tener ningún encuesta preelectoral o electoral, porque al final ahí tienes a lo mejor una muestra de 500 personas. Yo tengo 5.000 audímetros, estoy multiplicando por diez. Como sociólogo lo que sí he hecho siempre ha sido creérmelo y tratar de seguir esos datos.

¿Los audímetros siguen teniendo plena validez con los nuevos consumos?La muestra está auditada y es representativa. Lo que sí que estamos teniendo es una infrarrepresentación del consumo real de los medios. Quien tiene el audímetro sé que tiene Netflix, y se está midiendo el consumo de Netflix, pero en Netflix puede estar consumiendo un producto mío. Y ahí es donde estamos trabajando todo el sector para conseguir representar bien el consumo digital. Una persona puede estar viendo YouTube y puede estar también viendo El Hormiguero y no está computando como consumo de televisión.

Lo que nos importa al final es el consumo audiovisual, en el fondo esta teoría de que el consumo está cayendo y las teles están muertas no es verdad. No está cayendo, está desplazándose a otros modelos.

De ahí también que surgiera nuestra estrategia de estar presente en todos los sitios, por eso nos empeñamos en lanzar la OTT. Hay que trabajar, porque hay cosas que se están quedando fuera, pero eso no quiere decir que se esté consumiendo menos audiovisual. Con todas las salvedades, a mí me da igual que me vean en el directo o que me vean en una tablet, lo que quiero es que me vean. El verdadero drama es que no me vieran en ningún sitio. Ese tiene que ser el objetivo de todos nosotros, que tus productos se vean donde sea, como sea. Y luego que se que se monetice, claro, porque si no...

¿Y cómo llegó a la tele?Fue un cúmulo de casualidades, en mi vida iba a pensar yo que iba a trabajar en la tele, porque no estaba en mis planes y ni se me había pasado por la cabeza. Estaba haciendo una beca de formación de personal investigador y dando clases como profesor honorario en la Complutense, impartiendo Sociología Industrial. Había hecho un máster de investigación de mercados y un día me llamaron de Telemadrid, que se les había quedado libre un puesto no sé qué de Marketing, no me acuerdo qué era. A mí me daba una pereza, te lo digo así, acababa de volver de vacaciones y con un horario completamente cambiado y una pereza... pero dije voy a ver qué quieren. Yo estaba con una beca y ganaba una miseria. Fui allí y me dieron unos papeles, a ver qué hacía con ellos. Esto lo peor que me puedes hacer a mí, ponerme un examen. Porque si me pones un examen, lo hago (risas).
Me llevé los papeles a casa, me metí en ellos, a pesar de que la mitad de las cosas ni las entendía. Los entregué y me llamaron porque querían que trabajara allí. Y la verdad que pasar de cobrar lo mismo 200 euros de la beca a que fueran mil, pues al final acabé diciendo sí y aquí estoy.

¿Tenía algún apego especial a la tele, un recuerdo, un programa preferido?Había muchas cosas, aunque tampoco es que fuera un gran consumidor de televisión, pero tampoco había en los años 70 mucho donde elegir. Me gustaba la ficción, me gustaba Aquellos maravillosos años, que fue un poco el embrión de Cuéntame. Me gustaba mucho Canción triste de Hill Street, que yo creo que era un maravilloso drama policial. Estoy hablando de la prehistoria, claro. Y luego, por supuesto, el Un, Dos, Tres… que era un programa de entretenimiento maravilloso. Y programas de autor como los de Ángel Casas o Mercedes Milá, que era la bomba.

¿Es más fácil ver qué hace mal el prójimo que lo propio?Todo tiene sus matices. Recuerdo cuando llegué a Televisión Española que desde fuera decías “hay que ser idiota para estar poniendo esto o aquello en La 1”. Y llegas allí y resulta que hay un acuerdo con una Comunidad, por ejemplo. Todo siempre por detrás es más complejo de lo que parece desde fuera.

¿Habrían comprado Sálvame como ha hecho Netflix o como se hizo con Pasapalabra?La respuesta es clara y rotunda: No. Hubiera sido un gran error. Cuando nosotros hablamos de nuestro modelo, no es un postureo. Ha habido cosas a las que hemos renunciado porque no encajaban. El espectador que tenemos, cuando entra aquí, espera encontrarse una cosa determinada. Si yo ahora de repente pongo una cosa que no se espera encontrar, va a estar muy incómodo y va a decir "hombre, ya no eres tan creíble". Otra cosa distinta es que yo creo que hay profesionales dentro de ese mundo que pueden tener su sitio, pero el formato como tal, ni se nos ha pasado por la cabeza.

No todo vale por la audiencia, ¿no?Eso lo hemos tenido muy claro desde el minuto uno. Todo este tiempo podíamos haber hecho más cosas, habernos metido en sitios y no hemos querido, es más, hemos quitado cosas porque construimos un modelo que pensamos que tenía que funcionarnos en los siguientes años y dentro de ese modelo no encajaban. Y podría ser muy incomprensible quitar cosas que funcionaban bien para meter algo que no sabías si iba a responder. Ser coherente es difícil, en televisión y en todo, ideológicamente, personalmente… la coherencia cuesta mucho.

¿La tele es más políticamente correcta ahora que hace unos años?La sociedad es más políticamente correcta que hace unos años. La tele, en el fondo, reproduce y crea a su vez la sociedad. Todos somos más políticamente correctos que hace unos años, sea lo que sea esa cosa de ser políticamente correcto, porque yo también me pierdo con qué es ser políticamente correcto. Sin duda es porque hay algunas cosas en las que yo creo que está muy bien que seamos mucho más sensibles y otras donde puedo personalmente no estar de acuerdo.

Redactor '20minutos'

Redactor especializado en Televisión, Cultura y Espectáculos, con 19 años de experiencia. Locutor, colaborador televisivo y actor. Licenciado en Ciencias de la Comunicación en la CEU. He escrito guiones de cómic de humor, así como blogs sobre realities, además de en otros campos como la Historia y Fuerzas Armadas.

loading...