Televisión

Carlos Latre: "Todo el mundo, desde la Casa Real a otros ámbitos, han entendido que no había maldad en mis imitaciones"

Carlos Latre, en 'Inimitable', en Movistar Plus+.
Jorge Paris

El tiempo pasa volando cuando lo pasas bien. Es lo que le ha ocurrido al imitador y cómico Carlos Latre, que parpadeó un día de 1999 y al abrir los ojos estaba celebrando 25 años de carrera en el humor. Es lo que ha recogido en Carlos Latre. Inimitable, un especial de Movistar Plus+ que acaba de llegar a la plataforma.

Amigos, actuaciones sorpresa, muchos recuerdos, improvisaciones, calzoncillos y hasta un récord serán algunas de las cosas que se verán en el especial, además de un gran momento de recuerdo para Crónicas Marcianas.

¿En qué momento se da cuenta de que lleva 25 años en la profesión? ¿Y qué le hace sentir eso?Pues mira, me doy cuenta de repente, al echar la vista atrás y pensar que los 90 fueron hace nada. Y luego lo piensas otra vez y no, los 90 fueron hace 30 años y de repente estamos aquí. Ha pasado volando y ha pasado lleno de cosas muy divertidas. Ha sido muy divertido y muy apasionante, como una carretera llena de curvas maravillosas en las que pegarte al asfalto. Es muy bonito, pero la sensación que tengo es que estos 25 años han sido la escuela, el bachillerato y la universidad y que ahora empieza lo mejor: trabajar.

¿Cuándo se dio cuenta de que esto de imitar se le daba bien, que tenía el don?En la radio. Hacíamos un programa que se llamaba Segundos fuera, que iba de 12 a 13 h. La gran mayoría de los de los talents, de los cantantes o de los actores iban de ruta por todas las radios, hacían entrevistas serias y siempre nos dejaban a nosotros al final y confiaban mucho en nosotros las productoras, porque era un refresco antes de de la comida. Y entonces ahí me di cuenta de que venía gente y yo me metía en el personaje y la gente flipaba. Me encantaba y dije "oye, esto, esto va en serio". Muy poquito después tengo la gran suerte de encontrarme con Sardà y empezar en Crónicas Marcianas, lo cual fue una locura. 

¿Hubo una primera voz?El otro día en la grabación de Inimitable lo decía... Estaba allí Pedro Ruiz y yo recuerdo las imitaciones que hacía de El libro gordo de Petete. Y recuerdo a Santiago Carrillo, a Felipe González... aquellos personajes que hacía. Me encantaba Alfonso Arús, me encantaban todos los personajes que hacían en las retransmisiones deportivas... Me gustaba mucho Julio Zabala, que también participa en el show y me envió un mensaje muy cariñoso. Yo cuando era pequeño y empezaba a ver a Martes y 13, a Cruz y Raya, a Los Morancos y veía que funcionaban mucho en la tele y que en mi casa se reían muchísimo con esos especiales de fin de año, empecé a hacer mis propios personajes.

¿Sabes que eres famoso cuando Carlos Latre te copia la voz?Bueno, no sé quién decía que no eres nadie hasta que la tele no te imita. Realmente eso quiere decir que estás en la calle, que estás en el lugar donde ha pasado algo relevante de lo que hay que hacer humor y de lo que hay que hacer una imitación o un personaje, que vale la pena captarlo. El último gran caso fue Fernando Simón, que por desgracia, de la noche a la mañana se convirtió en un personaje al que todo el mundo seguía. Era como "¡Guau! ese tío que entra cada día en nuestras casas para decir que va a haber uno o dos casos". Pues eso, ahí estamos nosotros, los imitadores y los cómicos para captar esas cosas.

¿Alguien se le ha cabreado por imitarle?Yo no he tenido nunca ningún problema porque he estado muy comprado, entre comillas, y eso es muy bueno. Es muy bonito, porque todo el mundo, desde la Casa Real a presidentes de gobierno, a políticos, a todos los ámbitos, han entendido que que no había maldad, que había una forma de hacer humor bastante blanca, bastante familiar y bastante sencilla. Pero hay gente a la que no le gusta que le imiten, directamente. Yo recuerdo que a Jesús Quintero que no le gustaba nada, Y al contrario, Chiquito me dijo "tú eres pata negra, tú eres un fenómeno, me gusta que me imites".

Se llegó a meter en el papel de Francisco Franco delante de su nieta, Carmen Martínez-Bordiú...Eso fue un jardín. Un jardín denso, ¿eh? Pero bueno, al final tú te debes a los programas, a los directores y a la gente de que que te dice "oye, hoy haces de Franco". Ella me preguntaba quién era yo, la persona, pero yo sabía que tenía que aguantar como fuera en el personaje. Y ella, "sí, sí, pero tú quién eres?". Yo sólo pensaba en aguantar en el personaje, porque como saliera de aquí no sabía qué podía pasar. Y me dije "aguanta, aguanta, aguanta. Y desde el humor saca lo que lleves". Y por suerte, salió. Indudablemente Carmen estaba... imagínate. Pero a mí me dijo "yo sé que esto te han dicho que lo hagas y que tú no tienes ninguna culpa" y eso que no era plato de buen gusto.

En la grabación de Inimitables había muchísima gente famosa .¿De dónde saca el tiempo para el trabajo, la familia y encima crear esos lazos tan fuertes con tanta gente tan famosa?Pues mira, y eso que faltaron muchísimos. Yo creo que hay que ser de verdad. Lo que ves es lo que hay y no engañar a nadie. Los que estaban allí era porque querían estar y porque lo sentían, porque estaban agradecidos y estaban encantados de celebrar conmigo esos 25 años. He tenido mucha suerte de conocer a gente maravillosa, trabajar con profesionales espectaculares, vivir momentos mágicos y tener ángeles que me han ayudado mucho en mi carrera. Y ahí estaban.

Además del talento, ¿estar en el sitio adecuado en el momento adecuado es la clave de una carrera larga?Sí que lo es. Yo al principio decía como Picasso, que las musas te piden que te pillen trabajando y que te pillen preparado. Tengo muy claro que he tenido mucha suerte. Estoy tocado por una varita mágica o tengo unos ángeles que me protegen de una manera muy especial, pero también tengo claro que estoy muy empeñado desde siempre en estar bien preparado, en ser mejor cada día, en seguir aprendiendo, en seguir disfrutando.

¿A eso se aprende con la edad?Cuando eres más joven tienes más prejuicios, más miedos, más parapetos y cortapisas. Pero ahora lo bueno es que sabes muy bien quién eres y lo que representas y eso te da mucha tranquilidad. Entonces puedes hacer las cosas desde la experiencia y desde la verdad.

En Inimitable canta con su hija, de 18 años. Los jóvenes están en otra liga, ¿ha pensado en abrir sus contenidos y personajes a ellos?Claro porque hay una generación que va desde los 16 a los 25 o 27 que me han conocido por Tu cara me suena, porque eran niños y veían el programa, que ha aguantado esa generación y la ha mantenido. Y luego por alguna película, los niños, por ejemplo. Yo me considero un producto de marketing. Yo siempre he pensado en mí como un producto y como una marca. Así que he trabajado mucho la estrategia, el marketing, pero no desde un punto de vista de ambición, sino de llegar a muchos espectadores, de tener targets diferentes, de poder llegar a sitios diferentes. Ese es el gran reto ahora. El nuevo lenguaje, la nueva comunicación, la nueva forma de expresarse, la rapidez que tienen las redes sociales. O estás o te caes por el camino.

¿Con los pies en el suelo?Uno tiene que ser consciente de que va cumpliendo años y que uno no cumple 25 años de carrera sin tener más años aún de edad. Como dice un amigo mío, "tengo toda la vida por detrás" (risas). Así que hay cosas que no puedes alcanzar. En mi caso, tengo la gran suerte de que la imitación y el humor sí que llega a todos los públicos. Entonces sí que he hecho cosas que se han hecho virales y que la gente joven, sin conocerme demasiado, sí que tiene referencias. Pero sí, el gran reto es no dejar abandonada a una generación que ya no es que vaya por caminos separados, es que van por caminos paralelos. Es otro lenguaje y otra velocidad.

Cantó con su hija, le dedicó unas palabras muy bonitas a su mujer... ¿Cómo se concilia la vida de la farándula con la vida familiar?Pues no es fácil, pero ahí está. O sea, 20 años de casados, veintipico juntos, incluso antes de Crónicas. Al final creo que se trata de reinventarse, como en la vida. Uno cada siete años, o cada quince, cambia y cambian los gustos, cambian las maneras, cambian las formas y hay que hacer paradas en boxes y decir "a ver, esta tuerca no gusta, pues hay que cambiarla". Y solo desde la verdad y desde el afrontar las cosas buenas y las cosas malas, desde la tranquilidad y desde el 'no pasa nada', poniendo encima de la mesa todo lo que se evoluciona, se puede aguantar. Y luego, las ganas, el cariño y el amor, que es indiscutible. Pero tú no tienes por qué ser el mismo. ¿Por qué iban a gustarte las mismas cosas a los 14, a los 25, a los 35 o a los 45, como tengo ahora?

¿Qué tierra trágame recuerda de un programa tan loco como Crónicas Marcianas?Mira, yo recuerdo varios momentos. El primero, que yo dejé de fumar por David Bisbal porque vino un día y por entonces yo hacía de David Bustamante y cantamos una canción a dúo y no llegué. Saqué un gallo de esos de los que hacen afición y cuando salí del programa dije "esto es por fumar", y se acabó, dejé de fumar. Hubo momentos muy tensos, muy tensos. Pero claro, es que también me divertía muchísimo al ver aquel guirigay entre Enrique del Pozo y Coto Matamoros, La Hornillos, Calabuch, los grandes hermanos... Es que yo gozaba, yo decía “esto es carne para para mi asador” (risas).

Como ya le habrán preguntado 800 veces si podría volver Crónicas Marcianas, la pregunta es ¿podría volver un programa tan loco como Crónicas a la tele de hoy en día?La respuesta es muy clara: No podría volver. Cuando hicimos El reencuentro, que fue una producción nuestra y que fue una voluntad nuestra, porque Crónicas merecía un reencuentro y merecía un homenaje, ya nos encontramos con mil problemas. Hay muchas causas pendientes, hay muchos derechos de imagen, hay muchas cosas que ya no puedes hacer. No se pueden sacar animales, no se puede hablar de esto, no se puede ofender a nadie. El comentario más repetido durante los dos días del reencuentro, en los que fue trending topic el programa fue "¡Qué programa tan libre! ¡Qué libertad televisiva había!". Yo me niego a pensar que no se puede hacer un programa así desde la buena fe.

¿Esa es la diferencia?El gran problema es que se ha perdido la buena fe. Antes tú hacías un chiste y nadie pensaba que lo hicieras con mala fe, o para reírte de un colectivo o para hacer daño a alguien. Era humor. Y a pesar de que se ha adelantado mucho y se ha avanzado mucho, creo que hemos perdido en muchas cosas. Tenemos una autocensura que pasa por no decir cosas por lo que dirán. Vivimos en el momento de los filtros, como los filtros de Instagram. Todos queremos un filtro. Pero vamos a ver una cosa, esto es lo que hay. Nadie somos perfectos ni nadie somos Brad Pitt... que tampoco es perfecto.

Redactor '20minutos'

Redactor especializado en Televisión, Cultura y Espectáculos, con 19 años de experiencia. Locutor, colaborador televisivo y actor. Licenciado en Ciencias de la Comunicación en la CEU. He escrito guiones de cómic de humor, así como blogs sobre realities, además de en otros campos como la Historia y Fuerzas Armadas.

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