Carlos Sobera: "La profesión es la que tiene prejuicios hacia la profesión, si presentas, no puedes actuar y viceversa"

Carlos Sobera, en el especial de 'First Dates' de San Valentin 2024.
Carlos Sobera, en el especial de 'First Dates' de San Valentin 2024.
TELECINCO
Carlos Sobera, en el especial de 'First Dates' de San Valentin 2024.

San Valentín es el día del año en el que se celebra el amor. First Dates es el restaurante del amor, así que no podía dejar de pasar la ocasión de celebrarlo y para hacerlo el programa presentado por Carlos Sobera salta hoy por primera vez en su historia a Telecinco (a las 21.50 horas).

Lo hace con una edición especial protagonizada por diez solteros en busca del amor y con "experiencias distintas", según Sobera. First Dates lleva ya 8 años cosechando buenos datos de audiencia y flechazos a partes iguales. Hablamos con Carlos Sobera sobre el programa de citas, su labor social y los prejuicios por presentar programas y ser actor. 

¿Qué vamos a ver en este especial de San Valentín de First Dates?Vienen experiencias un poco distintas. Va a haber una parejita de jóvenes que van a tener la oportunidad de encontrarse, citarse y enamorarse bajo el sonido de un solo de violín, que no es muy frecuente, ni en el programa ni en la vida. Eso añade una banda sonora muy particular. Vamos a poder ver la historia, por ejemplo, de una pareja fantástica, donde él, que es un arquitecto de 62 años, aún conserva la virginidad y cree profundamente en el amor y en entregarse a la mujer de su vida, con la que se case. Vamos a tener también una pareja de cuarentones que no están nada descreídos en amor, que vienen de relaciones anteriores, pero que siguen teniendo fe en el amor y que vienen con la intención de enamorarse brutalmente. Vamos a tener también una pareja de setentones, mujer y hombre, que nos dan una lección de vida, porque nos demuestran que no hay edad para nada y mucho menos para encontrar el amor o para encontrar una compañía para el resto de tu vida. Y todo eso amenizado con un DJ muy conocido y que va a poner momentos de música para que la gente salga a la pista, sobre todo los más jóvenes, y también a ritmo de caderas, se enamoren.

¿Es usted de los que celebra San Valentín o no? Cada vez hay más desapegados con eso…Bueno, San Valentín tiene sus partidarios y sus detractores, pero es normal. Normalmente la gente que no cumple con San Valentín es porque tiende a cumplir todos los días con el amor. A mí San Valentín me parece que es un buen día para el rollo comercial, para tener un detalle con tu pareja y para tener una excusa sobre todo para salir, ir a cenar a un buen restaurante, dar un buen paseo, hacer un viaje de 48 horas que te despeje la mente. Yo lo veo como una oportunidad para encontrarte con tu pareja y disfrutar de la vida de una forma distinta a la cotidiana.

Tras ocho años en antena First Dates no se desgasta, ¿por qué cree que es?La razón fundamental, sin duda, son los invitados que buscan el amor en el programa, tanto ellas, como ellos, cualquiera que sea su género y su orientación sexual, son gente muy auténtica, muy abierta, que además vienen dispuestos a encontrar el amor de verdad. Se abren casi las carnes para que todo el mundo pueda contemplar cómo son, lo que quieren, lo que buscan, lo que desean. Yo creo que eso es lo que hace que que el espectador se pegue realmente a la pantalla, porque despiertan un interés real, porque son tan auténticos que la gente les sigue y se enganchan con ellos.

Matías Roure, Cristina y Marisa Zapata y Carlos Sobera en 'First Dates'.
Matías Roure, Cristina y Marisa Zapata y Carlos Sobera en 'First Dates'.
CUATRO

First Dates es uno de los pocos reality que quedan en el que hay anónimos...Hubo un momento en el que los realities, casi todos o prácticamente todos, eran de personas anónimas. El anonimato ya se lleva poco, porque hasta en los concursos de televisión se busca a los concursantes estrella, que terminan estando en todos los concursos, en todos los formatos y terminan pasando de concursantes a jurados, de jurados, a presentadores. Sí, se ha perdido un poquito eso, la verdad. Yo sigo creyendo y creo firmemente en el poder de la calle. Lo he dicho siempre, creo que es donde más frescura, más espontaneidad y más autenticidad se puede encontrar. El resto de los seres humanos conocidos, aunque seamos todos súper loables, tenemos más cosas que esconder. No somos tan auténticos, tenemos otro tipo de intereses, estamos un poquito más resabiados de lo que es el mundo de la tele y no terminamos de mostrarnos tal y como somos. Sin embargo, alguien que viene de la calle, tiene todas esas cualidades y las pone en práctica de una manera excelente.

First Dates es un programa de televisión, pero en cierto modo también es un servicio público ¿no es así?Estoy de acuerdo y es lo que vengo diciendo. Lo que pasa es que que lo diga yo también puede resultar pretencioso. Pero con humildad, yo lo creo. Es un programa de televisión que naturaliza, que permite la inclusión, el respeto, la naturalidad en el trato a todo tipo de tendencia sexual, orientación sexual, género y condición, que muestra un respeto tan absoluto por todas las personas y que demuestra que el amor es exactamente igual y que lo que los seres humanos necesitamos es exactamente igual, con independencia de género y sexo y tendencia, es un programa que hace una labor de pedagogía y por lo tanto de servicio público interesante.

¿Incluso es un programa familiar?Cuando me lo preguntan los padres siempre les digo que igual se escapa alguna palabrota por algún lado, pero en general es un programa muy blanco en el que no ocurren cosas que sean rechazables, ni deleznables y que le va a enseñar a sus hijos a ver la vida tal y como es y a entenderla y a respetarla. Y eso es muy importante.

¿En un mundo de Tinder y de aplicaciones, qué aporta conocerse en persona?Yo creo que es lo más importante. Una de las cosas que nos dicen muchos de los que llegan al programa, que lógicamente han probado las redes y Tinder, es que se encuentran con mucho perfil falso o con mucho perfil adulterado. Y claro, en el caso de First Dates y de un encuentro cara a cara, pues no todo es posible, porque la mentira tiene las patas muy cortas. Yo creo que el contacto personal, el vis a vis, es fundamental para todo, para el amor, para el trabajo, para la amistad... No se puede juzgar ni tomar una decisión sobre alguien solo a través de una información más o menos sesgada que nos pueda llegar a través de una red.

Vivimos en un mundo en el que cada vez hay más divorcios y las parejas duran menos, ¿podemos seguir teniendo fe en el amor?Creo que lo que ha cambiado es la forma de vivir la vida, sobre todo en las últimas generaciones. Va todo muy deprisa, todo se consume muy rápido, todo es muy instantáneo. Hemos perdido la paciencia y lo mismo que hemos perdido la paciencia para soportar las cosas malas que tiene nuestra pareja y acabamos con un matrimonio rápido o con una relación de pareja rápido, la hemos perdido o para todo, para ver una serie, para leer un libro, para disfrutar de una tarde... eso hace que todo se queme mucho más rápidamente. Pero al final la necesidad sigue siendo la misma y sigue estando ahí y todos los que se separan quieren volver a tener una pareja y todos los que han perdido a un ser querido quieren volver a tener a otro con el que seguir compartiendo su vida. Eso sigue estando ahí, así que sí: hay que tener mucha fe en el amor, es lo que nos salva.

Ibai Llanos estuvo en First Dates, ¿el futuro de la tele pasa por la hibridación con el mundo digital?Probablemente. Habrá grandes acontecimientos que quedarán para la televisión, pero sí, la combinación es eso suyo, se está viendo ahora, por ejemplo, en el mundo de las plataformas, que se están abriendo a cantidad de formatos que parecían exclusivamente televisivos, como los realities, por ejemplo. Hasta están incorporando ya la publicidad, porque les resulta insostenible el modelo. Yo creo que sí, que lo híbrido, lo mismo que en los motores, se va a llevar también en el mundo de la comunicación. Pero al final, lo importante son las historias, es lo que hace que la gente se mueva. Las historias se van a necesitar siempre con independencia del medio, aunque yo soy de los que piensan que la tele no muere y si no, al tiempo.

Estuvo hace poco con Jesús Calleja haciendo rafting, ¿cómo vivió que se lo llevara de aventuras en Planeta Calleja?Haciendo rafting o haciendo lo que podía. Lo viví muy bien. La verdad es que yo soy muy acogotado, todo me da miedo. Sufro de vértigo, porque a la vejez viruelas, que eso no lo tenía yo de joven, pero la verdad es que a pesar de toda mi cobardía, me lo pasé fantásticamente bien y me metí en todo. Subí en el teleférico y monté a caballo… hasta monté en bicicleta, solo que luego el circuito era tan profesional que dije que no, que eso era para ciclistas de postín. Calleja y todo su equipo es fantástico, te lo pasas muy bien, haces amigos enseguida y lo disfrutamos como enanos.

Habla de la "vejez viruelas". Anda usted por los 63, ahora a esa edad aún se es joven, ¿no es así?Yo me siento así y en eso estoy hiper mega convencido, porque yo creo que los 60 son los nuevos 40, te lo digo de verdad, y no lo digo solo por mí, aunque tampoco es es que yo esté muy cascado, porque me encuentro muy bien. Me encuentro con cantidad de gente entre 55 y 70 años, compañeros de profesión o no, amigos, que están fantásticos, en un estado de forma física alucinante, porque muchos de ellos han estado practicando deporte toda su vida, se han cuidado, tienen buena genética y los tiempos han cambiado en la alimentación y en otras muchas cosas.

Estudió derecho, dio clases de Publicidad, pero nunca dejó lo de ser actor, ¿la llamada de los focos era muy fuerte?Yo nunca quise ser abogado. Estudié Derecho porque la serie Ironside me encantaba. Fueron esos personajes de ficción los que me llevaron a la Facultad de Derecho. Bueno, eso y que pensé siempre que una carrera como la jurídica te da una formación muy interesante de cara a la vida, porque la vida está llena de problemas cuya solución es exclusivamente jurídica. Desde el matrimonio, hasta las herencias, pasando por la formación de sociedades, exigen siempre la presencia de un abogado. Y dije mira, ‘voy a estudiar una carrera que seguro que me da una formación’. Y así fue. Me vino muy bien y luego incluso me permitió ganarme la vida como profesor de Derecho. Pero además me ha venido siempre muy bien el conocimiento del mundo del derecho en mi día a día. Pero vamos, que nunca quise ser abogado.

¿Pero sí, actor y presentador?Bueno, lo de presentador nunca me lo planteé. Yo admiraba de pequeño a Kiko Ledgard pero yo quería ser actor. Yo crecí con John Wayne, con Clint Eastwood, con Alfredo Landa… y yo quería ser actor. Lo que pasa es que la vida te va llevando por los derroteros que te lleva. Y me llegaban cosas que me gustaban. Cuando me llegó la oportunidad de presentar programas, en la medida en que me gustaba lo que tenían que hacer, pues decía sí, venga, otra experiencia más. Y no hay mucha variedad en la técnica, en el fondo son dos ejercicios de comunicación muy parecidos.

Sigue haciendo teatro, ¿qué le aporta?El teatro es el desarrollo de mi vocación de actor con mayor intensidad, porque además hago un montaje cada dos años y estoy esos dos años con él. Ahora, por ejemplo, llevo con Miles Gloriosus más o menos año y medio y estreno ahora en octubre en el Reina Victoria, Los inmaduros. El teatro me permite trabajar como actor, realizarme y mantenerme en forma actoralmente hablando. El teatro te da otra cosa que es vital y es el contacto directo con el público. Es un espectáculo en vivo absolutamente incontrolable. Nunca sabes lo que va a pasar y tienes el aliento del público y sus reacciones a un metro de distancia. Y eso no se paga con dinero.

¿Es complicado superar los prejuicios que puede tener una persona al ver a un presentador actuando?Te contesto con contundencia porque llevo experimentando eso ya más de 30 años, que son los que llevo haciendo tele. El público no tiene ningún prejuicio, nunca. Es alucinante. Ninguno. El público jamás. El público te coge cariño, te conoce por la tele, le llamas la atención y cuando haces una función de teatro o una peli dice “hombre, voy a ir a verla” y va. La profesión es la que tiene prejuicios hacia la profesión. En ese sentido, sí, es terrible. Si eres actor no puedes ser presentador. Si eres presentador no puedes ser actor. Si eres cantante, no puedes bailar. Parece que somos de compartimentos estancos, como si molestara que compañeros y compañeras hagan cosas distintas. Hay mucho prejuicio y eso sí que se nota en directores, en productores, en exhibidores, en el mundo del teatro, en el mundo del cine, e incluso en la tele. Hay una máxima de si estás presentando, no actúes, porque igual resulta que perjudica a tu credibilidad o viceversa. Es la profesión, el público tiene una generosidad infinita.

Redactor '20minutos'

Redactor especializado en Televisión, Cultura y Espectáculos, con 19 años de experiencia. Locutor, colaborador televisivo y actor. Licenciado en Ciencias de la Comunicación en la CEU. He escrito guiones de cómic de humor, así como blogs sobre realities, además de en otros campos como la Historia y Fuerzas Armadas.

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