La periodista Cristina Pardo ha querido probar una receta nueva con Liarla Pardo, donde la actualidad tendrá un toque que la hará "más digestiva". Liarla Pardo es el nuevo magacín de actualidad que estrena La Sexta (el domingo, a las 18.00 h) y en el que se tratará la actualidad "de manera distinta, desenfadada, quitándole hierro al asunto", según explica la propia presentadora.

"A veces acabamos cansados de algunos temas y de algunos políticos y es muy sano desdramatizar, aligerar un poco, yo lo siento así", adelanta como declaración de intenciones Pardo, que aclara que, aunque el nombre del programa coincide con su apellido, en realidad "no es nada personalista, sino coral".

De hecho, a su lado estarán colaboradores muy conocidos, como Jesús Cintora, Mikel Iturriaga, Gonzalo Miró o Roberto Brasero, entre otros. Un equipo cuyo "común denominador es que todos son gente que tiene tono desenfadado y mordaz, o incluso entrañable". Han encajado como un guante y, de hecho, "la gente que ha visto las pruebas dicen que parece que llevamos meses trabajando".

Pardo deja aparcado el tono serio, pero no el rigor, porque "como se suele decir no hay que confundir el rigor con el rigor mortis". No le costará ser desenfadada en directo porque siempre ha sido así. "A mis padres les di una adolescencia que no querrían revivir y me encanta la gente rebelde y llevar la contraria, así que no voy a tener que fingir mucho", hace ver.

"Siempre me he sentido más identificada con Wyoming que con el presentador de un informativo", ejemplifica, a la vez que hace ver lo absurdo de los prejuicios contra la fusión del entretenimiento y la información. De hecho, asevera, "es mucho más dañino para un político por ejemplo, enfocar una noticia con un punto de humor que con palabras gruesas".

Este es un programa que estará pegado a la actualidad y que nunca se cerrará del todo, porque "si ocurre algo lo vamos a contar en directo". Sin embargo, esta nueva forma de afrontar la información permite mostrar que "la actualidad tiene muchos palos y tienen cabida muchos más temas y con un enfoque distinto", avanza Cristina Pardo.

En esta nueva aventura, ella y su equipo no lucharán contra la siesta dominical, pues "espero que a las seis de la tarde la gente ya no esté de siesta, porque si no por la noche no van a poder dormir", bromea, sino que luchan "contra nosotros mismos". "Quien tiene el mando a distancia no es nada tonto y si lo hacemos bien nos querrán ver y si no, no. Es un juego y hemos venido a jugar".

Para la periodista, el directo no es nada nuevo, pero en el estreno del domingo cree que estará especialmente tranquila, puesto que "en el plató estarán mis amigos, entre el público". Como no es maniática ni supersticiosa, solo se permite un pequeño ritual: hablar con sus seres queridos antes o después del programa. "Son bastante objetivos y me dicen lo que hago mal. Mis padres siempre me regañan si se me escapa algún taco", confiesa.

Pardo no se rinde en su empeño por denunciar la corrupción, pues compatibiliza este programa con formatos como Malas Compañías. Salen a la luz muchas irregularidades, pero "en España hay un déficit de dimisiones muy grande".

El problema, analiza, es que "estamos curados de espanto, todos los días hay tanta información que el escándalo de hoy te obliga a aparcar el anterior".