'El lobo', el topo que se infiltró en ETA, sufrió fenómenos paranormales y premoniciones, según 'Cuarto Milenio'

  • El infiltrado de los servicios secretos asegura que tuvo visiones de cómo y dónde se iban a cometer atentados, además de 'poltergeist'.
El espía Mikel Lejarza 'El Lobo' y el periodista Fernando Rueda
El espía Mikel Lejarza 'El Lobo' y el periodista Fernando Rueda
FERNANDO RUEDA - Archivo
El espía Mikel Lejarza 'El Lobo' y el periodista Fernando Rueda

Mikel Lejarza era el nombre de 'El Lobo', el topo que logró infiltrarse en ETA y espiar a la banda terrorista durante los años 70 desveló en Cuarto Milenio (Cuatro) que sufrió fenómenos paranormales y premoniciones aquellos años.

Según contó el espía, que ahora tiene una nueva identidad, antes de infiltrarse quiso someterse a una prueba de fuego y de tensión que le permitiera enfrentarse a lo que estaba a punto de hacer. Así, se fue una noche al bosque él solo, para enfrentarse al miedo, en el monte de Valcarlos (Navarra).

"Pensé: voy a ver si soy capaz de enfrentarlo bien" y al final "pasé allí tres noches". "Cuando estás en un lugar así, donde ha habido batallas, tu mente te provoca sensaciones, como la sensación de ver gente luchando con espadas..." explicaba y aseguraba que "salí de allí reforzado".

Esas sensaciones no fueron fenómenos aislados. En su propia casa en Sevilla tuvo fenómenos poltergeist con sillas volando, ventanas que se abrían y cerraban, susurros y voces metálicas al otro lado del teléfono y una extraña figura que le visitó de noche. "Luego supe que en esa habitación se habían hecho ouijas. Sentí una masa grande redonda, con dos ojos rojos brillantes. Pegué un grito grande y desapareció", contaba El Lobo.

En otra ocasión, estaba con su esposa en la casa familiar cuando descubrieron que su hija no estaba allí. La buscaron por todos los rincones, sin éxito. Al poco, la niña apareció de nuevo, en la bañera, donde ya habían mirado y asegurando que había estado allí "jugando con el nene".

Mikel Lejarza también tuvo, según narraba "premoniciones" durante su infiltración en la banda terrorista ETA. Por ejemplo, cuando le dio la mano a la esposa de un colaborador de ETA, sintiendo algo "extraño", algo que también sintió la mujer, tal como ella misma contó: "he sentido algo con Gorka [el nombre de infiltrado], creo que va a pasar algo gordo con él".

"He tenido una especie de visiones, pero cito dos en concreto". "Vi en mi mente cómo dos etarras iban en un coche, salían a poner una bomba a las afueras de Guernica para un comboi. Vi el día, la hora, el lugar... no podía decirles que era una visión, así que hice un informe. Y los del Gal les cogieron poniendo la bomba", asegura.

También le pasó cuando vio en su mente "cómo dos terroristas disparaban al gobernador militar de San Sebastián". "Pasé la información pero él rechazó la escolta y lo mataron a la hora, día y lugar que yo había visto", aseguraba.

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