Qué tiempos aquellos en los que tantos egos de la tele eran reunidos en Telepasión por Navidad. Hoy parece misión imposible, pero hubo años en los que TVE incluso lograba congregar en el mismo plató y a la vez a los más relevantes del panorama televisivo. De informativos a concursos. Había grandes estrellas y la mayoría estaban trabajando en la cadena pública. Ahora cuesta reconocer quién es quién. La popularidad ya no es transversal a toda la sociedad, cada uno de nosotros casi podemos elegir a nuestros referentes 'a la carta' a través de las redes sociales.

María Teresa Campos, Constantino Romero, Isabel Gemio, Joaquín Prat (el mito, el padre), Jordi Hurtado, Carlos Herrera, Loles León, Elena Sánchez, Jordi González, Carmen Conesa, Elisa Mantilla, María Escario, Elisenda Roca... Todos, unidos, como si fueran una escolanía entonando un villancico cargado de buenos e ilusos deseos navideños. Todos, felices, sobreactuando un entrañable playback con armónicas voces ajenas.

Y, con tanta estrella que grabar, en realización parece que nadie se percató de que en una de las tomas del número final del Telepasión 1991 una de las comunicadoras más destacadas se estaba ahogando con su propia tos en pleno cantar de "gracias por este brindis, desde Telepasión".

María Teresa Campos, el arte de la complicidad

Ella, Elisenda Roca, cantaba feliz al principio de la actuación. Pero, de repente, se notó que su rostro empezaba a estar incómodo entre tanta sonrisa impostada. De hecho, la presentadora de Cifras y Letras empezó a esfumarse entre Jordi González y Rodi Aragón. El resto de rostros de TVE ni advirtieron el agobio. En realización, tampoco. Y terminaron montando como colofón la toma con el ataque de tos.

Aunque pocos se dieron cuenta del mal rato. Ni en TVE, que entre todo lo filmado terminaron escogiendo y emitiendo la grabación mala (para Elisenda). Una alegoría analógica que supo ver una realidad digital, que vendría treinta años después: cuando haces muchas fotos en la cena de Nochebuena, todo el mundo opina y, al final, ya no sabes cuál era la mejor, así que se acaba publicando (por error) aquella que está la tía del pueblo atragantándose con una uva. Más divertido, más como somos. 

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