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'En boca de todos' muestra las imágenes de la casa del carnicero-tatuador de Valdemoro: "Le encanta infundir terror, coge trofeos..."

El pasado martes 7 de marzo dio comienzo el juicio al 'carnicero tatuador' de Valdemoro, acusado de asesinar en su domicilio a una joven de 18 años a la que mutiló con un bisturí para arrancarle los tatuajes que le había realizado. Tras matarla de una cuchillada en el abdomen, la metió en la bañera y, con un bisturí, le cortó las areolas de los senos. Además, el grabó una 'Y' entre el ombligo y las clavículas.

El representante del Ministerio Público pide para Leonardo V.J., de 27 años y nacionalidad colombiana, 25 años y cinco meses de prisión por los delitos de asesinato y profanación de cadáver. Precisamente, fue la pareja del acusado, que le ayudó a deshacerse del cuerpo de la joven, quien alertó a la Guardia Civil. Además, el asesino contactó con su expareja para pedirle que le ayudase o, en caso de no hacerlo, arriesgarse a "ser la siguiente". En esta conversación, Leonardo destacó que no había sentido "nada" al matar a la joven: "En una bolsa está la cabeza, que es mi trofeo".

Este miércoles, En boca de todos ha mostrado los testimonios de algunos testigos claves para el caso: "Olía mucho a quemado, me asomé a la ventana para ver qué pasaba, salía una gran humareda oscura de un chalet de la misma calle y un olor muy fuerte y desagradable. Olía como a pelo quemado. Voy a la casa y me abre un chico latino lleno de tatuajes, le digo que sale humo de su sótano, me dice que se ha quemado una manta con un cigarrillo, pero que no necesita ayuda".

Sin embargo, las cámaras de seguridad de una tienda captan cómo el asesino, acompañado de su expareja, compra todas las herramientas necesarias para su plan: una pala metálica, un cuchillo, un hacha y varias bolsas de basura.

Desde la Audiencia Provincial de Madrid, En boca de todos ha apuntado que no se ha producido la declaración de Leonardo ni de su expareja, puesto que Marcos García Montes, abogado de la defensa, ha explicado que iba a pedir a la jueza de la sala que la declaración de los acusados se llevase a cabo el último día del juicio, es decir, el próximo 23 de marzo.

Sí han comparecido Sandra, madre de la víctima, su padrastro y su padre biológico, con quien dejó de tener relación en 2014 por una acusación de violencia doméstica. Por su parte, Rafael Cabrero, abogado de la acusación, ha destacado que "la familia está destrozada, lleva cuatro años destrozada con un procedimiento y una instrucción prolongada e injusta": "Hay un teléfono del investigado que no ha sido destripado. Tanto el Ministerio Fiscal como la instrucción de la causa no quisieron investigarlo. Hay posibilidad de que el acusado grabara imágenes sobre la realidad de lo que allí aconteció".

Así, el matinal ha mostrado imágenes de la casa del carnicero tatuador. Su estudio, un lugar lleno de suciedad y bolsas de basura acumuladas y objetos extraños. Rifles, kalashnikov, catanas, navajas, cuchillos, machetes, un bolígrafo-navaja y llaves-navaja. De la misma manera, el acusado tenía varias máscaras para ocultar su rostro. Tampoco le faltaba la medicación pues, contaba con pastillas repartidas por mesas, en cajones y un gran alijo de varios medicamentos. El programa también ha destacado que, según el sumario de la investigación, Leonardo estaría obsesionado con los payasos, pues tenía las estanterías llenas de figuras, y varios pósters de asesinos en serie.

Por su parte, el psiquiatra José Miguel Gaona ha apuntado: "Es un problema de psicopatía en grado sumo. Lo dice él mismo: 'Tenías razón, no he sentido nada'. Eso quiere decir que, evidentemente, había habido conversaciones previas, probablemente, acerca de lo que sentía al matar a alguien. Me aventuro a decir que no era la primera vez. Este individuo viene de un país donde el ratio de asesinatos es de 28 o 29 asesinatos por cada 100.000 personas. En España es de 0,67. Es un individuo que admira asesinos en serie, que le encanta infundir terror, que coge trofeos, muy propio de los psicópatas".

"Todos podemos explicar, que no compartir o comprender, que una persona, en un momento dado, tenga un arranque de algo. Pero cuando el delito ocurre durante tantas horas en las que hay posibilidades de arrepentimiento, donde no solamente no se arrepiente, sino que descuartiza el cadáver, le saca la piel, lo quema... Evidentemente, estamos ante un comportamiento continuado en el tiempo desde el punto de vista forense", ha concluido Gaona.

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