Pablo Motos: "Cuando me enfado tiendo a cagarla"

  • Es la hormiga rey de 'El hormiguero', el magacín diario de Cuatro.
  • Es perfeccionista y cree que ser famoso le ayuda a sentirse atractivo.

BIO Es de Requena (Valencia) y tiene 42 años. De pequeño quería ser misionero o astronauta. Su gran afición es la lectura.

Todos los días va a trabajar a El hormiguero (Cuatro, de lunes a viernes, a las 21.35 horas). Tras una exitosa etapa en la radio, Pablo Motos se sumerge ahora en la tele.

¿Qué tal el cambio de medio?

Bien, lo que no sabía es que en la tele se curran 14 horas, eso no me lo dijeron. Por lo demás, bien. Las tonterías que hacíamos en la radio ya eran muy visuales.

Tiene a dos guionistas debajo de una mesa todo el programa, ¡qué buen jefe!

(Risas) Y cuando se sepa las patadas que les doy cuando se portan mal será un escándalo. Lo cierto es que logran algo tan mágico como son Trancas y Barrancas.

¿Y por qué dos hormigas?

Porque ante el poder somos eso, como pequeñas hormigas. Pequeñas, pero con opinión. La fuerza es nuestra.

¿No ha pasado miedo con los experimentos en el plató?

La gente piensa que exageramos o que es ficción, pero hay momentos de fatiguita, en los que dices ay, ay, ay... pero en realidad el riesgo siempre está controlado.

Usted ha hecho mucho humor, ¿es importante reírse?

No hay día peor gastado que aquel en el que no te has reído ni una vez.

Ya, pero habrá algo que cabree a Pablo Motos...

Muchas cosas, pero intento que no se note en el programa. Soy muy perfeccionista y cuando algo sale mal me cabreo.

¿Y qué hace cuando se enoja?

Normalmente cagarla (risas). Intento respirar hondo y calmarme.

Da miedo lo sinceros que pueden llegar a ser los niños...

Ellos tienen mucha verdad y aplican su lógica antes de que los eduquemos y les digamos qué decir y qué callar.

¿Le preocupa el tema de la audiencia?

Sí, y el que diga que no, miente. Además de laboral es una cuestión de ego personal. En el fondo a todos nos gustaría tener un poco más de audiencia. Estar pendiente de los índices es lo peor para un programa creativo, pero son lo más real y lo más presente en la televisión.

¿Qué tal lleva la fama?

Bien. He descubierto que los famosos no se ponen gafas de sol para que no los reconozcan, sino para poder mirar a su alrededor. El lado bueno es que te sientes como si de verdad fueras una persona atractiva... (risas).

Hace poco, un presentador se comió su culo en directo en Suecia. ¿Qué le parece?

Eso es para llamar la atención sobre el programa, lo cual es lícito, pero ¿qué hará si baja la audiencia? (Risas).

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