OPINIÓN

A Eurovisión tenemos que mandar a una zorra

Nebulossa, actuando en el Benidorm Fest.
Nebulossa, actuando en el Benidorm Fest.
RTVE
Nebulossa, actuando en el Benidorm Fest.
La vida según GusLa vida según GusLa vida según GusLa vida según Gus

Hoy se decide quién irá a Eurovisión representando a España. Esa frase ha sonado mucho y se le da poca importancia. Representando a España. Lo que mandemos allí es nuestra marca, como lo son los imanes que hay en las tiendas para turistas de poca pela. Y como en esos expositores de clichés, podemos mandar una paella impresa en resina y con chorizo o un imán con la Sagrada Familia o El Museo del Prado. Siguen siendo horteras, pero con más caché y glamour.

Es por eso que mis favoritos para el Benidorm Fest están claros. En primer lugar, Nebulossa. Me fascina todo de ese matrimonio. Que sean unos cincuentañeros sirviendo coñ… en un mundo donde parece que sólo existe la gente joven, por ejemplo. Eso me encanta. 

Luego está el hecho de que Zorra tiene el mensaje que yo quiero que vaya a Europa. Solemos pensar que en el viejo continente (ahora se llaman Carrefour. Perdón por el chiste) ya está todo hecho, pero no. En Europa y los países que compiten en Eurovisión aún quedan muchos reductos machistas, homófobos y retrógrados en los que oír la historia de una mujer que se pasa sus opiniones y lo de ser una zorra por el mismísimo pliegue del amor, les hace mucha falta.

¿Ganaría Eurovisión Nebulossa? Ni idea. Ya es una respuesta más sincera que la de muchos eurofans, que creen saber qué es eurovisivo y qué no y a la vista de la suerte de España en el festival, aciertan lo mismo que Paco Porras borracho dando vueltas en una lavadora.

Es posible que no, porque a los demás países, que de español lo único que saben es “olé, olé” y poco más, el mensaje no les va a calar mucho, por más que sepan de qué va, más o menos. Pero eso da igual. Yo quería llevar Ay mamá, la teta planeta y a Rigoberta a Eurovisión y ahora quiero llevar una zorra que les cante las cincuenta.

En segundo lugar, me gusta st. Pedro. Quizá por el hecho de que soy romántico como Bertín Osborne antes de saber que estás embarazada, y Dos extraños (cuarteto de cuerda) me lleva a momentos de besito y achuchón. El muchacho es guapo de los que hacen que tú seas más feo en comparación, pero no se lo reprocho. Canta bien, entona… qué más se puede pedir. Es nuestro Salvador Sobral, pero después de un mal día con la máquina de rapar.

En la tercera posición hay combate muy igualado con tire de pelos incluido. No me decido entre Sofía Coll, que tiene mucho rollo y más colores que un muestrario de moquetas, además de una canción híbrida de idiomas y Angy, cuya canción tiene una historia chula y ella es más tierna que mi abuela dándome la paga. Angy es de esas personas que hace las cosas con todo el miedo, con las inseguridades, pero que se sobrepone y al final es más dura que Schwarzenegger y se lo hace con todo el poderío.

Lo del voto, que es un carajal entre el jurado profesional (en ese jurado hay más guiris que en el Museo del Jamón), el demoscópico y los televotos, no me acaba de convencer. ¿Sería posible hoy en día un Chiquilicuatre? No. Y eso me apena. Pocas veces ha dado España una lección de democracia mayor que cuando Chiquilicuatre fue elegido para Eurovisión. En las academias de Ciencias Políticas de todo el mundo se estudia la Transición y esa elección para Eurovisión.

En conclusión, si votan este sábado en la final del Benidorm Fest, si les preguntan por teléfono para el voto demoscópico o si son los guiris del jurado, tengan muy presente que a quien votan sí nos representa.

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