Galletas, empanadas... el peligro de los alimentos que se venden como caseros sin serlo

Andrés de las Heras y Chicote, en '¿Te lo vas a comer?'
Andrés de las Heras y Chicote, en '¿Te lo vas a comer?'
Atresmedia
Andrés de las Heras y Chicote, en '¿Te lo vas a comer?'

Este martes, La Sexta emitió una nueva entrega del programa de Alberto Chicote, ¿Te lo vas a comer? En esta ocasión, el formato puso el foco en los productos que se venden como artesanos cuando no lo son. 

Así, ofreció algunas pautas para saber diferenciar estos dos tipos de productos y cuantificó los beneficios que puede sacar una empresa al etiquetar un alimento como artesano. Con ese fin colaboró en el programa la experta en Comunicación y Marketing gastronómico Isabel Aires.

Esta explicó que, en un contexto en el que es tendencia tratar de volver a las raíces y las tradiciones, vender algo como casero o artesano era casi asegurarse el éxito. "Se ponen ciertos estímulos que recuerdan a la receta que te dejó tu abuela, y eso hace que termines comprando el producto", ilustró.

Pero no se queda en un mero etiquetado: los productos que se venden como artesanos suelen ver implementados sus precios hasta en un 30%. La experta hizo un experimento en el centro de Madrid en el que se pudo ver el poder de atracción de un "artesano" o "casero". Para mostrar alimentos que sí son artesanos, Chicote se dirigió al local de Antonio Lois, donde se fabrican empanadas realmente caseras.

La fecha de caducidad, clave

Lois contó lo sorprendido que se sentía al ver empanadas a seis euros en grandes superficies, cuando a él el kilo de carne le sale más caro. Por otro lado, el cocinero Pepe Solla ayudó a Chicote a discernir si las empanadas que se venden como gallegas realmente lo son.

Para ello, ambos probaron las de varios sitios de Madrid y Solla dictaminó las que eran gallegas y las que no. Una manera de saber las que no lo son, es que incluyan lactosuero entre sus ingredientes, típico de la cocina industrial. 

"Decimos que son artesanas porque las montamos nosotras, pero hay muchas cosas que compramos hechas", confesó una empleada de la primera tienda. Después, el programa acudió a una franquicia que prometía ofrecer empanadas argentinas caseras, pero Solla volvió a identificarlas como industriales.

Pero si el también comunicador se indignó en un momento, fue al leer una advertencia en unas galletas fabricadas explícitamente para los más pequeños: "Contiene colorantes azoicos que pueden tener efectos negativos sobre la actividad y atención de los niños". Además de las galletas, el programa se hizo con una tarta y una empanada de esta última fábrica.

De ellos llamó también su atención la dilatada fecha de caducidad pues, si realmente fueran artesanos, la fecha sería de unos tres días después de su fabricación, según explicó el cocinero.

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