![Óscar Díaz en el momento de completar 'El Rosco' de 'Pasapalabra'.](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2024/05/16/oscar-diaz-en-el-momento-de-completar-el-rosco-de-pasapalabra-1.png)
Vivimos en la generación del spoiler. La impaciencia colectiva nos lleva a que hasta los concursos nos avisen de cuando entregan sus grandes premios. Ya intuimos que si no nos lo han comunicado antes, el rosco de Pasapalabra no se completará. Aunque, al menos, se mantiene el suspense de cuál de los dos concursantes se llevará el bote. Algo es algo. ¿Óscar o Moisés?
Estos días tanto Pasapalabra como Cifras y Letras entregan sus grandes premios. No son comparables económicamente, pero los dos han cebado su entrega para, así, asegurarse un efectista repunte de espectadores. Incluso el concurso de Roberto Leal se lleva de su horario tradicional al prime time para estirar el gran momento. De esta forma, este miércoles, Pasapalabra se ha convertido en la emisión no deportiva más vista del año, sólo por detrás de Eurovisión, comenzando con un espectacular 24,6 por ciento de share y terminando en un 35 por ciento de share.
Óscar Díaz se ha llevado los 1.816.000 euros que sumaba el rosco, el tercer mayor bote de la historia de Pasapalabra, frente a 3.243.000 espectadores de media. Un dato que cuesta lograr a las televisiones españolas en la actualidad. Pero que, a la vez, demuestra que la audiencia vuelve a la tele cuando hay un contenido atrayente. El rosco lo es: es épico, concreto e interesante. De hecho, se puede jugar desde casa con el concursante, que encima sentimos que es como de nuestra familia porque lleva meses y meses participando en el concurso y los vínculos de afecto brotan.
Aunque, eso sí, parece que no queda otra que hacer spoiler para pulverizar la audiencia y reunir a tantas personas delante del televisor, las fieles del concurso y, también, a las que conectan sólo por el morbo de descubrir cómo se convierte en millonaria una persona que podría ser del barrio de todos.
¿Os imagináis que en el 'Un, dos, tres... responda otra vez' hubieran chivado la semana de antes si los concursantes iban a ganar el apartamento en Torrevieja o, en su defecto, las doscientas cajas de cerillas? Era la magia de la tele de antaño, en la que todo podía pasar lo anunciaran o no. Ni había tantas cadenas ni existían las plataformas ni habían sido inventadas las redes sociales. No teníamos tantas armas de distracción masiva en nuestra mano y atesorábamos una mayor paciencia para ver un programa entero desde el sofá, de principio a fin, dejándonos sorprenden sin saber lo que significaba el palabro spoiler.
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