"Uno más uno son siete, ¿Quién me lo iba a decir? Qué era tan fácil ser feliz". Hay composiciones de canciones que con solamente pronunciar una frase ya no puedes dejar de tararearlas en la cabeza. Aunque su letra no tenga mucho sentido, qué más da. Hay ritmos que nos llevan a tiempos más despreocupados. Incluso nos despiertan las ganas de bailar.
"¿Quién se acordará de mí?, ¿Quién te volverá a mirar? ¿Quién impulsa las manijas de la casualidad?", decía y dice la cabecera de Los Serrano. La sintonía que se transformó en un himno por encima hasta de su propia serie, protagonizada por Antonio Resines y Belén Rueda. Qué éxito aquel. De hecho, se utilizaba en la programación como arma arrojadiza para finiquitar cualquier producto de estreno de los canales de la competencia. Pudo con todos, menos con Aquí no hay quien viva.
Fran Perea puso voz a esta canción en Telecinco y, esta noche, ha dado el salto a Antena 3 para ser imitado por Juanra Bonet. Original y copia han interpretado a duo el Uno más uno son siete con tal ímpetu que Bonet ha conseguido lo que parecía imposible: ha ganado la gala. Quién se lo iba a decir... qué era tan fácil ser feliz.
Bonet celebrando la victoria en la apoteosis del programa con Perea, Lolita y todos sus compañeros brincando la sintonía de la ficción mientras los títulos de crédito del programa corrían por pantalla. Y terminó. Y, de repente, toda la gala fue un sueño. Su triunfo, también. Como la serie. El dormir que se te va de las manos fue la única salida que encontraron los guionistas de Los Serrano para bombardear desde dentro el desvarío que había tomado la historia y abrir un hilillo de esperanza en el público, o al menos de risa, después de matar al personaje de Belén Rueda y suicidar al de Antonio Resines. Entre otros vaivenes de tramas y traumas.
Tu cara me suena sabe romper con su propia dinámica. Es la gracia del formato de Gestmusic y Antena 3. Vive abierto de mente a la creatividad, qué importante esto para la vida en general. Así no es sólo un talent show, es un programa como los de siempre, que va creciendo con los espectadores con la imprevisibilidad de la tele clásica en tiempos en los que ni siquiera la palabra modernidad parece moderna. Tu cara me suena, en cambio, sí. Se mantiene vigente porque cose ese lacito imaginativo que parece una chorrada cuando es el matiz que distingue, enriquece el relato, despierta complicidades e invita al espectador a quedarse ilusionado hasta el final. Eso es la televisión: los detalles. Incluso si irrumpen después de los títulos de crédito.
Comentarios