Jesús Cintora sale a la calle este lunes, a partir de las 22.30h en Cuatro, para enfrentarse a los Malditos deberes. El periodista vive el día a día de una familia con hijos, se desplaza a colegios y trata de descubrir por qué los niños españoles son los que más horas dedican a los deberes y, sin embargo, tienen un rendimiento escolar de los más bajos de la OCDE. El periodista ha hablado para 20minutos con motivo de su nuevo programa, Cintora a pie de calle.

¿Cómo es trabajar en la calle?

Hay un contacto directo con la gente, con el lugar donde ocurren las cosas, altas dosis de improvisación y unas cuantas anécdotas. Hay gente estupenda. El otro día una señora me dijo que le gustaba más cuando no hablaba de cosas de mucho miedo y que mi mujer también lo hacía muy bien. Al final los dos nos dimos cuenta de que me estaba confundiendo con Iker Jiménez. Nunca me habían enviado a la nave del misterio.

¿La gente siente curiosidad, os cuesta encontrar a gente que participe?

La ciudadanía tiene ganas de participar, porque hay un montón de asuntos que están ocurriendo y que contar. No me da miedo abrir los micrófonos a la gente. Todo lo contrario. Antes, por ejemplo, llamaban por teléfono a las redacciones, ahora escriben en internet, en las redes sociales, te paran por la calle... Hay muchas ganas de liberarse.

En los grandes temas, ¿estamos engañados o nos dejamos engañar?

Hay de todo. Gente que está informada, gente que no, otros que les da igual y hasta los que creen estar informados y no es así. Todos estamos en algún momento en uno de estos grupos o en alguno distinto. La función del periodismo es, entre otras cosas, contar lo que ocurre, que es algo sencillo, pero a veces resulta complicado.

¿Muestra su programa nuestras propias contradicciones?

Nuestras contradicciones están en nuestro día a día. Por lo tanto, sí. También nuestro programa las muestra. Nosotros no vamos al baño y hacemos pipí en forma de colonia. Intentamos reflejar lo que ocurre, desde nuestro punto de vista.

¿Tiene sensación de trascendencia, de que se puede cambiar algo?

No nos ponemos trascendentes. Somos algo mucho más humilde. Por lo demás, claro que las cosas pueden cambiar. El cambio está en la esencia del ser humano y siempre habrá quien quiere cambiar para ir a mejor y otros que no, porque les beneficia el actual estado de la situación.

Si no cambian las cosas, o lo hacen lento, ¿de quién es la culpa? ¿Quién se resiste?

Hay una explicación de los cambios un tanto rústica que me hizo un profesor de Historia en el instituto. Decía que los que están subidos a la burra es difícil que se quieran bajar, porque es menos cómodo ir andando. Para evitar que los bajen de la burra intentarán incluso que dé unas cuantas coces. Y encima dirán que la culpa es de la burra, porque el animal los quiere a ellos. No olvidemos que el querido de la burra es un burro.

¿Qué vamos a ver en esta segunda entrega?

Un tema muy interesante, que no está en los grandes titulares de la lucha por el poder del día a día, pero sí entre las preocupaciones de muchas familias y en el origen de unos cuantos problemas. ¿Por qué metemos a los niños, desde muy pequeños, una competitividad de horas de clase, deberes, academias extraescolares y alto nivel de agobio y miedo al fracaso? Queremos que alcancen uno de los escasos puestos de trabajo y a veces impedimos que sean felices pensando que lo hacemos por su bien.

¿Qué problemas ha detectado en la enseñanza en España?

Falta de acuerdo político educativo, recortes, alto nivel de fracaso escolar, estamos por encima de la media en horas de clase y deberes, pero por debajo en resultados y posiblemente el modelo sea el equivocado. Hay que escucharse y trabajar más en común con profesores, padres, políticos...

Para conducir un debate como usted ha hecho, ¿hace falta autodominio?

Para ir sumando a tanta gente que viera Las Mañanas hace falta muchísimo trabajo, estar abierto a meter aspectos novedosos, tener curiosidad, apostar por no hacer lo de siempre, intentar ser sincero, paciencia, creer que siempre se puede mejorar, contar con la participación del ciudadano... En estos y otros aspectos intentamos movernos en Cintora a pie de calle.

Para ser colaborador en un debate de la tele, ¿hace falta ser polémico?

Hay de todo, como en botica. A mí me gusta el perfil de los que están bien informados y comunican. Hay quien sabe mucho, pero es un pesado contándolo. Y también quien no tiene ni idea, pero habla como si lo supiera todo. A veces también caemos todos en ese papanatismo.

¿Cómo cree que acabará el culebrón de la investidura?

He visto demasiado interés por colocar cada uno su titular, su puesta en escena, con cierto alejamiento de los problemas de la ciudadanía, que en muchos casos son urgentes.

Cuando acabó su anterior etapa, ¿le quedó la sensación de haber hecho algo mal?

Me quedó el cariño de mucha gente, la conciencia tranquila y las ganas de mirar al futuro y seguir adelante. Hay que intentar ser feliz donde sea.

Pero aquí está de nuevo, ¿le queda mucha cuerda?

Tengo 39 años, muchísimas ganas, queremos hacer algo digno, que interese y tengo el convencimiento de que mi mejor programa siempre está por llegar y, si me hablas de cuerdas, te diría que es algo relativo. Con una cuerda puedes atar, hacer un tira y afloja o hasta saltar a la comba.