![Salida de Jorge Javier Vázquez en la última gala de 'Supervivientes'.](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2024/04/08/salida-de-jorge-javier-vazquez-en-la-ultima-gala-de-supervivientes.png)
"Salida". Qué palabra. Algunos incluso la utilizan como insulto. Algunos pacatos, "salida", gritan. Jorge Javier Vázquez representa muy bien las diferentes bifurcaciones de "salida". Principalmente porque tiene buenas salidas. Salidas dialécticas, por supuesto. Su ironía dispara rápida, traviesa y cómplice hasta convertirle en uno de los mejores presentadores del panorama.
La mordacidad es de los ingredientes más maestros de la tele. Porque el entretenimiento es, sobre todo, la alegría de la congregación. Y la jocosidad nos despierta esa sonrisa inesperada que nos une a todos. Da igual como seamos. O como pensemos que somos, que es diferente.
El problema es que en los últimos tiempos, a menudo, se ha interiorizado que sin pelea no hay paraíso. El propio Sálvame lo pensaba y lo procesaba. Los programas se han centrado en azuzar las cizañas y las grescas. Sin embargo, y a pesar de lo que pueda parecer, el éxito de Jorge Javier Vazquez está en su capacidad para rebajar tormentas.
Qué importante es relativizar lo que no es importante, por mucha intensidad que se sobreactúe. Es la manera de que el espectador empatiza, al menos un poquito. Porque intuye que no está siendo estafado. Es más, así se siente arte y parte del espectáculo.
Pero hay otra "salida" más que ejerce con soltura Vázquez: la salida literal. La aparición por la puerta del plató. Las escenografías televisivas últimamente se olvidan de poner puertas eficaces para que aparezcan con fantasía los personajes que dan vida a los programas. Hemos ido descuidando las liturgias más tele-teatrales, esenciales a la hora de narrar una buena historia. Más aún en prime time.
Menos mal que el estudio de la tele-realidad de Telecinco ha recuperado la gran puerta central para Supervivientes. La pantalla se abre y, entonces, irrumpe Jorge Javier Vázquez con su sobrada intuición escénica. Sus poses, su risa tímida, su expresividad no necesita palabras para hablar hasta cuando no habla. No repite gestos para salir mono, emulando a un selfie de Instagram como realizan la mayoría de los presentadores de hoy. Su elocuencia física comunica tanto que hasta transmite el ambiente que envuelve a la emisión: desde su timidez hasta sus ideales, pasando por sus inseguridades. Porque, al final, sus posturas contagian la responsabilidad de intentar ser libre. Y esa incontrolable imprevisibilidad, en el tremendismo atrincherado que nos rodea, provoca que algunos siempre quieran señalarte la salida, claro.
Comentarios