La Sexta nació sin sus informativos listos, pero con El Intermedio prendido. La Sexta Noticias esperaron a septiembre y el programa de El Gran Wyoming estrenó la emisora como un programa semanal para mirar con ojo crítico el universo mediático, con sus filias y sus fobias. De hecho, era una especie de evolución de La Guerra de los medios que protagonizaba Quequé (Héctor de Miguel) en Noche Hache de Cuatro.
El Intermedio llegó más grande desde los estudios de Globomedia. Hasta con un ballet, que pocos recordamos y que iba enfundado en una fosforita licra bien apretada. Toda una declaración de intenciones: La Sexta se reía de la tele con la que crecimos, La Sexta ponía la comedia en el centro de sus emisiones. Se podría decir, de hecho, que fue una cadena fundada por una troupe de profesionales con alma de cómicos con el prestigio de Emilio Aragón como presidente.
Este jueves, 18 años después, El Intermedio ha celebrado su aniversario desde la emblemática sala de fiestas Florida Park, que tantas grandes noches de televisión regaló. Las más memorables las de Esta noche fiesta de José María Íñigo o Viva el espectáculo de Concha Velasco, ambos shows bajo la batuta del realizador de Fernando Navarrete. Entonces, Florida Park se llenaba hasta parecer un espacio inmenso, ahora se ve más mustio, más vacío, más pequeño. Quizá porque somos menos ingenuos. Quizá porque ya no cabe tanta gente. Quizá porque ya no se tiran claveles a su escenario. Quizá porque Lola Flores ya no puede perder allí encima su pendiente caro.
El Intermedio tampoco se asemeja demasiado a cuando empezó. Pero representa la televisión que confía en sus ideas y las permite crecer. Así lo que iba a ser una revista semanal de medios se terminó convirtiendo en un contrainformativo diario, que repasa la actualidad diaria con el golpe de risa que todo hace más digerible. Hasta las peores crudezas.
La inteligencia del cumpleaños ha estado en salir del plató habitual y crear un evento especial en un lugar tan icónico. Lo que da más visibilidad a la conmemoración y más pedigrí al programa. Allí se han mezclado a políticos, artistas y cantantes. De la ministra Margarita Robles a Joan Manuel Serrat, de Borja Sémper a Gabriel Rufián. También los mensajes jocosos de Pedro Sánchez o Juanma Moreno.
El programa se reivindica y coge aire en modo fiesta. Incluso ejerce astuta autocrítica en algunos momentos. No obstante, El Intermedio intuye que la próxima temporada la incorporación de David Broncano a La 1 puede afectar más a su fiel audiencia que a la de El Hormiguero de Pablo Motos. Así que era el momento de demostrar que ahí siguen, como el único programa que no ha dejado de habitar en la parrilla de La Sexta desde el primer día.
Su supervivencia va unida a la capacidad de retratar un país con el equilibrio de periodismo, carcajada, reivindicación y un cabeza de cartel tan de vuelta de todo y sin ideales en venta como El Gran Wyoming. Esa combinación tan difícil, en noches como esta, demuestra que la distensión de la sonrisa es un buen lugar para abrazar la concordia en tiempos de sobreactuación de la crispación. Es un hecho. En la tele actual, pocos programas logran el hito de reunir a políticos opuestos y que no teman sonreírse los unos a los otros en directo. El Intermedio lo ha conseguido, fiel a sus manera de ver la vida en estos 18 años en los que todos hemos cambiado. La Sexta, también.
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