Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Los anuncios también llegan a Prime Video: así el streaming se convierte en la TV de siempre

Ya nos han creado la necesidad y Netflix ha evidenciado que la publicidad y el freno a la hora de compartir cuentas no ha sido una hecatombe de pérdida de usuarios.
Netflix, Prime Video y Disney+
Netflix, Prime Video y Disney+
Cinemanía
Netflix, Prime Video y Disney+

Sorpresa: las plataformas bajo demanda cada vez se parecen más a la televisión tradicional. Si Amazon Prime Video emite en directo 'Operación Triunfo' los lunes por la noche en España, como los canales de siempre, en Estados Unidos, Canadá, Alemania y Reino Unido ya ha incorporado anuncios a su programación, como los canales de siempre.

La diferencia con otras multinacionales del streaming está en que automáticamente todas las cuentas de Prime Video tendrán spots. No se ha lanzado una versión más barata con cortes publicitarios, como han hecho Netflix o Disney Plus. En la compañía del gran almacén online, los usuarios que quieran no sufrir publicidad deberán pagar 3 euros adicionales. Así su rentabilidad será multiplicará.

Una medida que llegará a España más pronto que tarde, durante este mismo 2024. Las galas de OT ya están patrocinadas con intermedios al más puro estilo de la televisión clásica. Porque, en realidad, el streaming es la televisión de siempre que no ha dejado de evolucionar desde su nacimiento y se va adaptando a la evolución lógica de la técnica. Como consecuencia, la tele no se ve sólo por la tele. Pero se consume más que nunca, pues la llevamos en nuestro propio bolsillo. 

Las propias plataformas han conseguido capitalizar esa aureola de sentirse moderno diciendo "yo no veo la tele, veo Netflix". Aunque en Netflix esté la secuela de Sálvame de Telecinco y las series más vistas vengan de las veteranas cadenas de tele.

El bajo demanda ha sabido construir una imagen de marca poderosa gracias a la fórmula de suscripción a un precio competitivo para que la audiencia pueda ver cómo y cuándo quiera un gran catálogo de producciones audiovisuales. Sin cortes sin mareos de programación y con un lenguaje actual. Este primer paso ha servido para enganchar a la sociedad a un modelo de consumo fácil, rápido y limpio. Sin embargo, estas compañías ahora quieren más. Necesitan obtener ingresos con otras vías, aunque paradójicamente mientras el streaming se encarece su producción propia merma. Ya nos han creado la necesidad y Netflix ha evidenciado que la publicidad y el freno a la hora de compartir cuentas no ha sido una hecatombe de pérdida de usuarios. Al contrario, la compañía mantiene la expansión en su posicionamiento en el mercado. Su público vuelve hasta cuando se da de baja.

Sólo Apple TV parece que va a aguantar sin anuncios. Es una compañía pequeña, con sólo 25 millones de usuarios, lejísimos de los 260,2 millones de Netflix, y su objetivo es otro: marcar la diferencia del sello Apple. Lo que significa que su suscriptor se sienta una persona exclusiva por pertenecer a este club que intenta ser especial más que masivo. Y para lograr esa aureola de distinción social es decisivo el punto diáfano que intenta transmitir Apple en el diseño visual de todo su negociado. La publicidad en su tele es la antítesis de su impostada pulcritud cristalina. Los anuncios son vistos como obstáculos. Son la impaciencia que nos hacía ver a la tele más vieja que las instantáneas plataformas bajo demanda. Aunque las publicidades fueran quienes hacían que la tele comercial fuera gratis para nosotros. Ahora la financiamos entre todos y de muchas formas, con dinero e incluso con información sobre cómo somos.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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