La final de Eurovisión 2024 congregó frente a la pantalla a 4,9 millones de espectadores en España, lo que supone una cuota del 41,8%. De esta forma, pese a los numerosos llamamientos al boicot por la participación de Israel en plena ofensiva contra Gaza, el desenlace de la edición más tensa y polémica del festival mejoró en dos puntos la audiencia televisiva con respecto al año pasado, cuando Blanca Paloma representó a nuestro país, aunque las cifras no superan las alcanzadas por Chanel en 2022 (50,8% de audiencia y 6,8 millones de personas siguiendo el certamen).
Unos registros, sin embargo, muy lejos del récord de audiencia de este festival, que lo sigue manteniendo la final de 2012, año en el que Rosa López mantuvo atentos a su actuación a 12,7 millones de españoles, el 80,4% de la audiencia de aquella noche.
En la de este sábado se mascó la tragedia por momentos, aunque, utilizando términos futbolísticos, finalmente salvaron los muebles. Y es que, a pesar de los abucheos del público y de no lograr una buena posición con los votos de los jurados nacionales, la candidata israelí, Eden Golan, remontó desde las últimas posiciones gracias al voto telemático del público, que le dio 323 puntos, la segunda mejor puntuación global, con quince países otorgándole el máximo de 12 puntos, entre ellos España, Portugal, Italia o Suecia.
Pero el horizonte negro que asomaba con Israel como ganador y organizador de la próxima cita fue despejado por la victoria final del suizo Nemo y su defensa de la diversidad de género. "¡Espero que este concurso pueda estar a la altura de su promesa y continuar defendiendo la paz!", declaró, muy emocionado, el intérprete de The Code tras conocerse el resultado y después de romper el Micrófono de Cristal en la fiesta posterior, una de las anécdotas de la velada. Tras la gala del sábado, Suiza vuelve a llevarse la victoria después de 36 años en blanco. Fue en 1988 cuando una entonces desconocida Celine Dion conseguía el triunfo para el país por última vez con el tema Ne partez pas sans moi.
Finalmente, Golan se conformó con el quinto puesto. La cantante, que volvió ayer a Tel Aviv, recibió una videollamada del primer ministro del país, Benjamin Netanyahu, quien la animó por haber recibido tanto apoyo popular, y otra del presidente de Israel, Isaac Herzog, quien la felicitó por su posición y alabó su "fuerza mental" al soportar los abucheos del público. Nada más aterrizar, Golan aseguró que con su actuación dio "voz al mensaje de que debemos traerlos de vuelta a casa ya", en referencia a los rehenes que siguen en manos de Hamás, a quien les dedicó su actuación.
Por su parte, Nebulossa y su Zorra se quedaron sin presa, con un puesto 22 (de 25) y 30 puntos, pero con el buen sabor de boca de haber forjado una actuación hipercoreada. "Estamos contentos, felices. Lo que pretendíamos es que la actuación saliera bien", declaró satisfecha su vocalista, Mery Blas.
Fueron los instantes finales, ya bien metidos en la madrugada del domingo, de una gala marcada por la tensión, los abucheos y una ciudad, la sueca Malmö, convertida en epicentro de las protestas propalestinas, que dejaron en algo anecdótico el 50 aniversario de Waterloo de ABBA, al que tanto debe la actual identidad de este festival.
Y es que, frente a su espíritu de color y celebración musical, hasta la gran final se fue produciendo un reguero de episodios cada vez más agrios que culminó con una descalificación, sí, pero no la de Israel como muchos reclamaban, sino la del representante holandés, Joost Klein, por realizar un "gesto amenazante" a una operadora de cámara del festival. La polémica, tensa y controvertida Eurovisión 2024 ya es historia. La edición de 2025 echa a andar y, de hecho, el Palacio de Exposiciones de Ginebra ya ha presentado su candidatura como sede del festival el próximo año.
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