Lucía Jiménez es la única actriz española en la superproducción Ben Hur, una revisión del clásico del cine, que se rueda estos días en el desierto de Marruecos con un presupuesto de 22 millones de dólares.

¿Cómo es Athenea?

Es la mujer del senador de Roma, un personaje nuevo, que no estaba en la película original, aunque en la novela sí hay un personaje que recuerda a éste. Es la esclava del senador, vive entre lujos, pero no deja de ser una esclava, sometida desde los 13 años. Está rodeada del poder de los romanos, incluso es respetada por ser una mujer peligrosa, pero conoce a Ben Hur, y se produce una atracción física, pero también por la causa, porque ambos sienten rencor contra los romanos.

¿Cómo es trabajar caracterizada, en unos escenarios gigantes, con tantos extras, animales...

Es impresionante. Cierro los ojos y al abrirlos pienso que es una suerte poder vivir esto. Hay momentos en los que te trasladas a esta época, y es un momento mágico. El nivel de dirección artística y vestuario es espectacular. Llevan meses trabajando en ésto, y se nota. Eso sí, nunca he tenido tanta arena en los ojos mientras rodaba (risas).

¿Qué cree que puede tener el mundo antiguo que atrae tanto a los espectadores?

A mi me gusta tanto la historia que lo veo como lo más normal del mundo. Creo que es curiosidad por saber cómo se vivía en otras épocas.

¿Se ha documentado para el rodaje?

Lo primero que hice fue estudiar cómo era esta época, cómo vivían los senadores, los esclavos... Y luego en el rodaje siempre tenemos un historical advisor, que es un asesor al que llamas cada vez que tienes una duda, como la manera en que cogían las copas, o cómo se usaban los venenos.

¿Le ha costado meterse en la mentalidad de esclava?

Es un sentimiento curioso. En una granja romana estaban los talk, los que hablaban, luego los tools, las herramientas, y por último mute, los mudos, que eran los burros, los esclavos...

¿Hay mucha diferencia entre rodar La señora y rodar Ben Hur?

O todas o ninguna. Por un lado la diferencia es obvia, pero el fin y el modo de trabajar es el mimo. Sí es verdad que en un rodaje como éste hay mucha especialización, mucha gente con tareas muy marcadas.

Que os hayan elegido a vosotros como representación española para esta superproducción, ¿quiere decir que sois los que más estáis en el candelero?

Creo que es una cuestión de suerte y de confianza. No me considero la cabecilla del panorama actoral español. Podría estar aquí cualquiera. Eso sí, yo tuve una entrevista con el director en Madrid y fue a por todas, me vestí casi de romana, que no veas que vergüenza en Madrid a las diez de la mañana... (risas).

¿Trabajar en una superproducción es una oportunidad laboral?

Sí lo he pensado, y ojalá sea así porque me apetece seguir trabajando, en España y fuera. No por lo típico del salto a Hollywood, sino por actuar donde sea y llegar a más gente.

Cuando ve lo que ha rodado, ¿se ve a usted o al personaje?

A veces logras ver al personaje, lo que es una alegría. Al principio te juzgas mucho y estás muy pendiente de ver si has logrado transmitir lo que querías, si tus gestos dicen lo que pretendías.

Cuéntenos alguna anécdota...

Estábamos rodando la escena de la carrera de cuádrigas, y el actor que hace de Poncio Pilatos, Hugh Bonneville, se tenía que dirigir a mi y susurrarme al oído, cosas que no estaban en audio, y me decía todo el rato "te quiero pequeña", "calamares" y "una cerveza por favor" que es lo único que sabe decir en español y a mi me entraba la risa.

BIO: Saltó a la fama gracias a la serie televisiva Al salir de clase, y después dio el salto al cine, con papeles en La buena vida, El arte de morir, Silencio roto, La caja Kovak, Los Borgia, Café solo o con ellas o Sangre de mayo, entre otras.