Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El mejor gag de la historia del late show

Johnny Carson con Myrtle Young, la entrañable coleccionista de patatas.
Johnny Carson con Myrtle Young, la entrañable coleccionista de patatas.
NBC
Johnny Carson con Myrtle Young, la entrañable coleccionista de patatas.

La noche del 16 de octubre de 1987 los norteamericanos vivieron una situación en televisión que no podrían dejar de comentar durante años y años. No fue una pelea de contertulios. Ni siquiera un pecho saliéndose al aire, como nos pasó a nosotros. No, simplemente Estados Unidos asistió a la experiencia de la mejor comedia con su rey del late night, Johnny Carson.

La persona que más noches presentó Tonight Show de la NBC (4.531 episodios, durante 30 años) era astuto entremezclando entrevistas a celebrities con personas anónimas, así ejercía un amplio retrato del mundo de entonces y hasta un pelín del de ahora. Porque somos del lugar del que venimos. 

Aquella noche pasó por el estudio Myrtle Young, una mujer que trabajaba en una fábrica de patatas fritas y había ido coleccionando las que aparecían con formas curiosas. Incluso con parecidos razonables a diferentes personajes icónicos, como Snoopy

La desconocida mujer se iba a convertir en una gran estrella para norteamérica porque, sin saberlo, Carson tenía lista una broma para crear un gag apoteósico.

Orgullosa, ella iba explicando las figuras de las particulares patatas. Y Carson escuchaba con su empática curiosidad, mientras esperaba a que su entrevistada no le mirara a la cara durante uno de los cambios de bandeja. En ese instante exacto, Carson masticó una patata. La estampa de preocupación del rostro absorto de la mujer, al escuchar el crujir y sentir que se estaba destruyendo una pieza de su antología, fue tan descriptiva que logró una carcajada colectiva que sigue resonando cuatro décadas después en la tele norteamericana.

En realidad, Carson cogió una patata de un bol escondido detrás de su mesa. Todo estaba bien planificado y ensayado para que el gag se viera redondo a través de la imagen televisiva. O no hubieran alcanzado la misma catarsis ciudadana. La mujer buscaba la nueva bandeja, Carson masticaba, la cámara enfocaba la reacción de la coleccionista y, después, Carson enseñaba el recipiente con las patatas normales para que no hubiera dudas y dotar de un final narrativo al sketche que demostrara que el excéntrico muestrario estaba a salvo. De hecho, la mujer literalmente respiró aliviada. 

Desde entonces, Myrtle Young se transformó en la entrañable Potato Chip Lady. Había nacido una celebridad desde aquella tele que paralizaba toda la sociedad, así que Young siguió durante dos décadas más acudiendo a programas donde, por supuesto, casi siempre reproducían el mismo chascarrillo. Y ella siempre sonreía. Aunque fuera tan repetitivo. Su muerte en 2014, con 90 años, protagonizó noticias en los informativos.  Había fallecido una institución del momento feliz compartido.

Carson demostró que sólo hace falta el crujir de una patata frita para conquistar la alegría de la audiencia. Pero no sólo, en este programa, Carson también tuvo de aliada la expresividad de Myrtle, que poseía el poder de la comunicación no verbal más entusiasta. Y se hizo la magia.  La comedia, como la vida, es trabajo en equipo.

Al final, el mejor gag no necesita extraviarse en fanfarrias. Basta con dar en la diana de una buena y concreta idea. Así se alcanzó uno de los momentos más sublimes de la historia de la televisión gracias a la sencillez de la naturalidad. Esa que, a veces, surge de no desvelar al invitado lo que va a pasar. Esa en la que los protagonistas disfrutan el giro de guion al mismo tiempo que el espectador. Carson lo tenía muy pensado, pero también sabía escuchar en directo para que el arte de la travesura no se quedara a medio gas y pillara al público de improvisto en el momento preciso. Esta vez, lo hizo con tal maestría que la sonrisa de la ingenuidad de cuando éramos niños hasta iluminó sus propios ojos.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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