Mercedes Milá da voz a los jóvenes en 'No sé de qué me hablas': "Soy un poco abuela cebolleta, no tengo por qué ocultarlo"

Mercedes Milá, en 'No sé de qué me hablas', de La 1.
Mercedes Milá, en 'No sé de qué me hablas', de La 1.
RTVE
Mercedes Milá, en 'No sé de qué me hablas', de La 1.

Si alguna vez se le ha puesto delante su hijo adolescente y le ha comenzado a hablar como un suajili aficionado al Jägermeister o si tu padre te cita a personas de la época de Carlos III, no hay problema, Mercedes Milá e Inés Hernand han llegado al rescate.

La siempre necesaria Milá vuelve a TVE 33 años después con No sé de qué me hablas (estreno hoy jueves a las 21.50 h), que es lo que suele responder un hijo cuando le está guardando el paquete de tabaco a un amigo o una madre cuando le pregunta su retoño si un cunnilingus es un tipo de gusano.

El nuevo programa de TVE, en el que Inés Hernand ejerce de contrarréplica a Milá, reune en un plató a varias decenas de jóvenes que presencian cómo la veterana presentadora entrevista a grandes personajes con una larga trayectoria.

No sólo eso: los jóvenes presentes interactúan con Milá y con los entrevistados, a los que por lo común no conocen de nada. Así, pasado y presente se entrelazan y se genera una conversación espontánea en la que ambos bandos, los jóvenes y los que no se hicieron un selfie hasta los 40 años, intercambian conocimientos, opiniones, inquietudes y hasta música, aunque Milá luego sea incapaz de recordar a Bad Gyal o los zagales flipen viendo al premio Nobel Camilo José Cela hablando de aspirar agua PEC.

Los triatletas piensan que sus pruebas son duras, pero más duro es sostenerle la mirada a Mercedes Milá y además, hacerle preguntas, lo que es como enseñar brazo delante de Dwayne 'La Roca' Johnson. Nos sobreponemos, que no le gustan los pelotas, y hablamos con Milá de su nuevo programa, de los jóvenes y de la curiosidad.

'No sé de qué me hablas', pocas veces habrá usado esa frase... El título lo ha pensado otra persona, pero sí que es una frase que me gustó porque tiene mucho que ver con el contenido del programa. Encuentras un programa que lo que va buscando es desconocimiento por una parte y por la otra. Hay muchos momentos en el programa que Inés me lo dice a mí o yo se lo digo a ella, o a los jóvenes, o al invitado, o el invitado entra en el juego y la dice. No sé de qué me hablas. Y es verdad que no sé de qué me hablas.

En la tesitura de entender a la juventud, es más fácil dar la espalda a la a lo que no se conoce. Usted no lo ha hecho. ¿Por qué?Por curiosidad, por ganas, por saber, por aprender. Aprender es la palabra mágica.

La curiosidad siempre se ha denostado, se dice lo de que la curiosidad mató al gato. Me parece que es una de las virtudes que puede tener un ser humano y no se cultiva. ¿Lo ve igual? Para mí la curiosidad es la virtud número uno para ser periodista. O eres curioso o vas fatal, porque las cosas en general están siempre detrás de la fachada. Entonces, en el en el trabajo que yo hago, la curiosidad me hace que, sin ningún complejo, yo pregunte y espero una respuesta a veces molesta, pero si pica, que se rasquen, porque el periodismo es curiosidad.

¿Hay preguntas estúpidas?Sí, muchas. Si tienes confianza la dices y si no, te las tragas y te vas por la tangente.

Ines Hernand y Mercedes Mila
Ines Hernand y Mercedes Mila
Milá

En ocasiones los jóvenes confunden la sinceridad o 'ir de cara' con la mala educación, ¿lo ha notado en el programa? Eso ha pasado toda la vida, tío, porque la mano izquierda, que es tan importante, hay que utilizarla. Lo que pasa es que, claro, si tú eres un tío joven que te lo han hecho pasar mal, que te han puteado, sea en el instituto, o sea en el propio colegio al que has sido, que tu familia no se entiende contigo para nada, que nadie te ha escuchado y tal... Si eres una persona que estás como una botella de champagne que se va a abrir y va a saltar... A mí no me preocupa nada eso, porque creo que un joven cuando nota que le estás respetando, respeta, y es a lo que aspiro.

¿No se ha sentido un poco abuela cebolleta hablando de todas esas cosas del pasado, explicándoles batallitas de antes?Es que soy un poco abuela cebolleta, o sea que no tengo por qué ocultarlo. Yo soy como la yaya. Yo en un momento dado pedí que el programa se llamara Yaya Boomer 72. Bueno, con eso te lo digo todo. Pero no me lo aceptaron (risas).

¿Con qué cosas ha flipado más en el programa?El programa empieza con una semilla que me dejó sin habla, que fue mi sobrina Marina diciéndome un día que no, que ella no conocía a Lola Flores, que ella no sabía de lo que le estaba hablando. Yo flipé en colores y dije 'no puede ser cierta esta brecha tan grande'. Luego lo he reflexionado y bueno, puede ser que todo va tan deprisa, las televisiones van a todo meter, las radios igual, periódicos no leen, prácticamente no leen revistas, no leen nada de nada... Entonces, puede ser cierto que una tía como Lola, que era el no va más para todos nosotros, ellos no la conozcan y como ella habrá otros muchos.

¿Y no le ha pasado al revés? ¿Algún dios de los jóvenes que usted no conociera?Sí, pero no te sabría decir cuál es porque me los han dicho, Inés ya me los ha dicho, pero a mí ya se me han olvidado los nombres y los grupos de música, que se me olvidan totalmente. No los he escuchado. Estoy leyendo un libro ahora que es la biografía de Will Smith y me hace mucha gracia por la relación que tiene con sus padres, que no entendían nada del hip hop ni entendían que él dejara el colegio porque lo que quería hacer era música y todo eso me está valiendo mucho, porque estoy convencida de que hay mucha gente aquí que le pasa lo mismo.

¿Entiende el mundo en el que estamos? ¿Hay algo que se te escape? ¿Hay algo que no le acabe de entrar en la cabeza de este mundo de hoy?Hay muchas cosas que no me entran en la cabeza. Concretamente en España en este momento me duele en el alma, y no entiendo, cómo puede haber tanta gente joven ultra, cómo puede haber tanta gente joven con el brazo levantado, con la esvástica, con el nombre de Hitler en la cabeza. Si son personas que han estudiado la historia, que han leído algún libro, que no creo, para hacer todo eso. Realmente me angustia profundamente.

¿De dónde cree que proviene eso?Me parece que está muy provocado por algunos líderes políticos, entre ellos, desde luego Abascal y Ortega-Smith y eso tiene un precio, ya veremos el precio cuál es. Pero de momento ese malestar que hay tan grande lo tendremos que pagar y Dios quiera que no lo paguemos como lo han pagado en otros países, aunque de momento nos estemos salvando.

¿Con qué cosas ha flipado más en el programa?El programa empieza con una semilla que me dejó sin habla, que fue mi sobrina Marina diciéndome un día que no, que ella no conocía a Lola Flores, que ella no sabía de lo que le estaba hablando. Yo flipé en colores y dije 'no puede ser cierta esta brecha tan grande'. Luego lo he reflexionado y bueno, puede ser que todo va tan deprisa, las televisiones van a todo meter, las radios igual, periódicos no leen, prácticamente no leen revistas, no leen nada de nada... Entonces, puede ser cierto que una tía como Lola, que era el no va más para todos nosotros, ellos no la conozcan y como ella habrá otros muchos.

¿La edad o la juventud son una cuestión de actitud, de no desvincularse del mundo?Yo no me he desvinculado para nada. Aquí estoy con los pies en la tierra, estudiando, riéndome, haciendo lo que lo que hay que hacer, lo que he hecho siempre. Y da la casualidad de que ahora el que tengo enfrente es un grupo de jóvenes. Pero vamos desvincularme, no, desvincularte es morir.

¿Qué es lo que le une a los jóvenes? ¿Cuál es su vínculo con la juventud?Que me llevo bien con ellos. Los ojos de ellos y los míos suelen tener conexión. Suelen, digo, no siempre. Cuando les pregunto cosas acaban reconociéndome que el lenguaje que yo utilizo y las preguntas que les he hecho no se las habían hecho antes. Y también me dicen que les gusta el respeto que les tengo. Me parece importante, ¿no?

Nunca se ha caracterizado por tener pelos en la lengua, pero ¿alguna pregunta que alguna vez le quemó en la boca por no hacerla? Muchísimas habrá que o no quise, o no pude hacer a lo largo de tantos años. Es que cuando me dicen las cifras de los años que llevo haciendo televisión... hay una palabra en catalán muy buena que es esgarrifu, que es algo así como me pongo a temblar. La cantidad de años y años y años. Yo no guardo nada, todo lo guardaba José [José Sámano, su exmarido], y gracias a todo lo que guardaba hemos podido hacer este programa. No te lo pierda, porque todos esos vídeos en VHS, etcétera, estaban en su despacho y en otros sitios donde una amiga mía me guardaba los que me quedaron a mí y yo no guardo. Pero yo no estoy mirando todo el rato para atrás, a los álbumes de fotos y tal. Yo estoy mirando dónde estoy en la actualidad.

¿No es de las que se ancla al pasado, de las que piensa que cualquier pasado fue mejor?¿Por qué? Si lo fue, ¿qué sentido tiene? ¿Traerlo delante de nosotros? Yo hace ya tiempo estaba mal. Leí a Tola y aprendí de él lo que aprendí de muchísima otra gente, que es 'vive el instante'. El poder está en el ahora. Y eso es tan inteligente... Cuando estás pasándolo mal te ayuda mucho porque tú dices 'bueno, vale, pues solamente me voy a fijar en este paso que voy a dar y luego en el siguiente'. Y si estás fatal, es un paso detrás de otro y nada más. Pues yo igual. 

Ha encontrado en Inés Hernand una buena compañera, porque le devuelve las pullas, no se amilana... Oh, es genial Inés. Es como si vas a jugar a tenis y tienes una compañera que te devuelve las pelotas. Complicadas, rápidas, duras, pero puedes contestarlas. Es un buen símil.

Siempre le hecha a la gente en cara que le haga la pelota. ¿Cómo vive en un mundo en el que suele haber mucho peloteo?Bueno, yo tengo mucha suerte en eso. Estos días en el Instagram es apabullante las cosas tan bonitas que dicen de la vuelta a televisión y del programa que vamos a poder ver. Y hay que tener los pies muy bien puestos en el suelo para que no te vayas volando, porque tienes tentación de creerte que eres la reina de Saba. Yo tuve mucha suerte cuando era muy joven, porque me pusieron los pies en el suelo. Mi marido me los puso una vez y no hizo falta que me los pusiera más porque entendí que un autógrafo no era nada y se acabó la tontería.

¿Cómo vive el llamado para cambio de paradigma de la televisión? ¿Ha de reinventarse, va de bajada?Yo he trabajado en la televisión única en España, o sea, cadena uno y cadena dos, que las audiencias nuestras, por ejemplo con Isabel Tenaille, pues rondaban los 20 millones de espectadores. Nosotras ni lo preguntábamos, no lo sabíamos. De eso hemos pasado a las privadas, ya estamos fragmentando, y después ya todo lo que vino por detrás y lo que ha venido ahora. Siempre hay que recibir las cosas con los brazos abiertos, porque siempre hay algo bueno, siempre. Y no es que me esté poniendo en plan cursi, pero es que me niego a ser negativa. No me gusta la gente que llega algo nuevo y es un sí, pero no. 

¿Eso incluye las redes sociales?Yo soy partidaria de las redes y si podemos profundizar te diré muchas cosas que no me gustan, pero de entrada te diré que las redes nos han enseñado a comunicarnos mejor, a saber más cosas, a tener una inmediata información de algo que estás buscando y que antes te tenías que ir a una, a una biblioteca, a buscarlas después. Claro que hay problemas, claro que traen enfermedades, por supuesto, pero no niego la existencia de las redes, que es otra cosa que me une mucho a la gente joven.

Es usted una persona muy espontánea, hace las cosas tal como le salen, ¿es autocrítica con eso? Mucho, porque además yo he pedido perdón muchas veces y a veces me cuesta pedir perdón. Esa humillación de decir 'me he equivocado'... pero acabo haciéndola porque me siento mucho mejor y aprendo. La cuestión es aprender.

¿El perdón se pide más para uno mismo que para el agraviado?Puede ser, puede ser. Tienes razón. Necesitas esa paz de haber pedido perdón.

¿Les han dado en RTVE cuartelillo con las audiencias?No nos han dicho, que yo sepa, nada. Es evidente que aquí hay que estar a por todas y si las cosas no van, pues a marcharse.

Cuando entra en un plató desconecta, pone la mente en blanco, fluye o está pensando en cómo va el programa, si hace falta más ritmo... Cuando estás haciendo un programa y estás en un plató rodeada de gente de todo tipo tienes que estar a doscientas antenas. Todo el mundo se merece que alguien se haya dado cuenta de lo que ha dicho, de lo que ha hecho... Entonces yo estoy a por todas, absolutamente a por todas. Tanto en la entrevista que estoy haciendo, en las que no dejo de mirar a los ojos, pero por los lados también, me entero de lo que pasa. Es mi obligación, es mi profesión estar a por todas.

Ha hecho muchas miles de entrevistas, ¿han cambiado los entrevistados en este tiempo?Los primeros que hacíamos en los años 80 eran más inocentes. Podías conseguías que te dijeran más cosas de forma más natural. Luego, con el paso del tiempo, ha habido subidas y bajadas. Una bajada muy importante fue cuando los gabinetes de marketing se empezaron a ocupar de darles consejos a los que iban a la tele a ser entrevistados, porque ahí es donde se pierde la naturalidad. Después, por suerte, volvieron a subir  había gente más natural, quizá porque eran más jóvenes o lo que fuera. El día que me fui, que fue un momento en que me decidí a irme y se acabó hacer más entrevistas, fue cuando vi que ni me miraban, ni escuchaban casi la pregunta que les había hecho y solamente contestaban lo que les habían dicho que tenían que contestar, preguntara yo lo que preguntara. Ese día dije 'se han terminado las entrevistas' y me fui.

Isra Álvarez
Redactor '20minutos'

Redactor especializado en Televisión, Cultura y Espectáculos, con 19 años de experiencia. Locutor, colaborador televisivo y actor. Licenciado en Ciencias de la Comunicación en la CEU. He escrito guiones de cómic de humor, así como blogs sobre realities, además de en otros campos como la Historia y Fuerzas Armadas.

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