![Los jugadores de la selección española celebran la Eurocopa.](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2024/07/14/seleccion-espanola-1.jpeg)
Las calles vacías, las esquinas llenas. Son los bares, que han sacado la televisión a su fachada. En Barcelona, en Poble Nou, clientes y vecinos se congregan frente a la pantalla. Algunos hasta han traído la silla de su casa.
El silencio domina las aceras. Es la concentración de la pasión, que espera un gol que no llega en un primer tiempo. La selección está jugando, nuestra selección. La de todos, la que consigue unirnos con ese sentimiento de pertenencia a un grupo que se sostiene en una poderosa esperanza compartida. Por un día, casi todos estamos de acuerdo.
¿Cuántos episodios de gran ilusión colectiva han experimentado en su vida? Si lo piensan, suelen ir unidos al deporte. Y a Eurovisión, que también tiene mucho de deporte. El ritual de contemplar un acontecimiento así nos conecta. Porque nos sentimos partícipes, incluso nos sentimos que podemos acariciar la sensación de ser los mejores. Más todavía cuando admiramos a personas que representan lo mejor de cada uno de nosotros. Y es muy fácil sentirse identificados con los jugadores de esta selección. Seas experto en fútbol o no tengas ni idea de fútbol.
Su trabajo es una sinopsis en el campo de Berlín de la España de los barrios de ladrillo cara-vista y las plazas con pelotas apuntando a porterías pintadas con la imaginación. Una España tan diversa, tan jugando en equipo, tan alegre. Porque la otra victoria de esta selección ha estado en la capacidad de transmitir alegría hasta cuando ha sufrido para ganar. La competición no ha frustrado el disfrute deportivo.
Mientras determinados equipos de la Liga han fomentado estrellas estratosféricas que parecen aterrizadas desde otros planetas y se esconden detrás de auriculares que tapan orejas como excusa para aislarse de la afición, esta selección mantiene el alma callejera.
Lamine Yamal, Oyarzabal, Nico Williams, Álvaro Morata, Gavi, Marc Cucurella, Pedri... No sólo son equipo, proyectan sensación de pandilla. Puedes elegir tu favorito, como en un reality show, pero sin ganas de expulsar a nadie. Y los hemos visto desde una RTVE que también ha crecido, incorporando las aportaciones de una pluralidad de comentaristas que se complementan entre sí, al igual que los jugadores de la selección. En este elenco, ha destacado Vero Boquete con un inteligente espíritu crítico que derrocha conocimiento. Porque todos podemos tener opinión. Sin embargo, se suele olvidar que la opinión sin conocimiento no es útil. Boquete transmite su experiencia con esa pedagogía concreta que explica sin necesidad de caer en la súbdita frase hecha, tan vacía como pelota. Y no como alegoría de balón.
Por fin, vamos entendiendo que el fútbol masculino no es cosa de hombres y el fútbol femenino no es cosa de mujeres.Mejor juntos, aprendiendo, conociéndonos y desmontando prejuicios como los que sirvieron a algunos a señalar a esta selección hace sólo unos meses. Selección nacional que, al final, ha conseguido unirnos sobremanera desde la diversidad que enriquece. A todas y a todos, con la adrenalina de la emoción compartida de ganar siete partidos de siete jugando en equipo. España campeona en fútbol pero, también, en congregación social.
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