Las plataformas en streaming siguen aprendiendo de la televisión de siempre y, en su búsqueda para alcanzar más rentabilidad, ya incorporan anuncios. Igualito que las cadenas en abierto. También Prime Vídeo, que tendrá cortes publicitarios desde el 9 de abril en España, como ya ha implantado la compañía de Amazon en otros países.
Antes la publicidad servía para financiar la emisión en abierto y la convertía en un servicio gratuito para el público, mientras que ahora el propio espectador paga una suscripción en el bajo demanda. Sin embargo, pagar una mensualidad ya no le exime de aguantar los spots. Y la audiencia lo acepta, gustosa, porque las plataformas atesoran mejor imagen en la sociedad que la vieja televisión lineal.
La contienda para subir el share de las cadenas españolas ha ido provocando cierta antipatía social de la vieja tele, pues su estrategia ha girado durante años y años en el constante cambio de programación y la emisión con retraso, que impedía saber a qué hora empezaba y a qué hora terminaba un programa o una serie. Imposible seguir una ficción. Lo contrario que las nuevas plataformas, que han sabido remarcar su baza de aliadas que permiten ver todo con la facilidad de un sólo un clic, que enciende la ficción, el documental o el reality en el momento que quieras o puedas. Sin esperas. Sin cortes.
Hasta ahora, que la publicidad se empieza a hacer fuerte también en el streaming. Y no es castigada con una pérdida de suscriptores. Lo ha demostrado Netflix. Eso sí, la mayor parte termina aceptando una cuota mayor para librarse de la publi. Jugada redonda, la subida de precios de Netflix queda opacada porque otorgan la posibilidad de una suscripción más popular con anuncios. Aunque la mayoría no elige esa opción "pobre" para seguir disfrutando de la comodidad a la que le acostumbraron durante los primeros años de la plataforma.
Prime Video utiliza otra técnica. Automáticamente, los suscriptores actuales tendrán spots a partir del 9 de abril. No se ha lanzado una versión más barata con publicidad, como ha hecho Netflix o Disney Plus. Si el usuario quiere esquivar los 'intermedios' deberá pagar más.
Sólo Apple TV parece que va a aguantar sin abrirse al spot. Es una compañía más pequeña, con sólo 25 millones de usuarios, lejísimos de los 260,2 millones de Netflix, y su objetivo es otro: distinguirse sobreactuando el sello de calidad de Apple. La técnica es similar al estilo de Canal Plus a principios de los noventa, que intentaba que su suscriptor se sintiera una persona exclusiva por pertenecer a este club VIP que prioriza ser especial a masivo.
Pero, por lo general, la publicidad ya es parte de las plataformas bajo demanda que primero nos dieron el caramelito para engancharnos a sus ventajas y, ahora, se empiezan a parecer a lo que molestaba de la tele clásica, donde los anuncios son vistos como obstáculos y no el peaje a aguantar por ver contenido gratis. Es el giro inesperado: vamos a terminar pagando por ver esos anuncios que antes nos permitían disfrutar la tele gratis en el nuevo modelo de entretenimiento audiovisual que financiamos entre todos, muchas veces y de muchas formas, hasta regalando la jugosa información que dejamos en las aplicaciones sobre nuestros gustos e incluso disgustos.
Comentarios