"Les deseo tiempos de menor crispación, de más justicia y de más felicidad. Muy buenas noches y hasta siempre". Y fundido a negro. Sin fanfarria musical final. Sin cámara voladora alejándose de la mesa con épica. Pedro Piqueras se ha despedido en primer plano. Porque sus informativos siempre se han narrado con la fuerza del plano corto, y en coherente plano corto debía marcharse. Agradecido, sencillo, concreto, responsable, sin escucharse a sí mismo más de la cuenta. Con la seriedad de siempre, pero con la emoción de nunca. Así ha concluido 34 años de vida al frente de informativos. Como el mismo ha recordado, empezó de la mano de Pilar Miró en 1988 en aquella gran TVE, continuó después en Antena 3. Aunque la mayor parte del tiempo, los últimos 18 años, ha estado en Telecinco. manteniéndose fiel a su estilo de periodista de "respeto de hechos".

Ese ha sido su valor en Mediaset durante tantos años dirigiendo Informativos Telecinco: Pedro Piqueras ha ido al grano y no se ha impregnado de la trascendencia mal entendida de la tele. Esa que hace creer a los rostros de primera línea que deben influir socialmente dando más opinión que perspectiva. 

Piqueras, en cambio, ha entendido al público al que se dirigía desde un canal como Telecinco en el que la audiencia busca las claves del día de manera resumida sin piruetas que pueden despistar. De ahí que, en realidad, en tantos años, casi no haya necesitado levantarse de la mesa y lanzarse a los efectos especiales que podrían mutar su fondo con un skyline de rascacielos en gráficos y recreaciones espectaculares. Nada que ver. El periodista de Mediaset ha tomado el pulso a la actualidad gracias a conexiones con los lugares de la noticia que suplían el discreto estudio central. Porque la  mejor realidad aumentada no es otra que salir del plató y grabar la calle.

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El espectador de Telecinco no se ha extraviado con elementos accesorios y ha sentido que si ocurría algo el canal estaba allí, in situ, dando paso a puntos de directo desde un plató con universo propio y hasta parodiable. Porque el longevo decorado de Informativos Telecinco con su skyline de Singapur se ha quedado añojo, incluso se ve cutre, sí, pero también y paradójicamente se ha transformado en una de las escenografías más reconocibles de todas las cadenas. Es distinto, tiene un azulón sello propio. Todos los canales con las mismas pantallas de fondo, el mismo suelo negro brillante y, de repente, ahí estaba Pedro Piqueras siendo fiel a sí mismo, siendo único. Hasta el final. Hasta en la manera de partir con esa emoción contenida, contada en transparente primer plano. Sólo roto por un definitivo y solemne fundido a negro.

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