"Siga a ese coche". Hemos sentido la adrenalina de escuchar esa frase en tantas películas... Las persecuciones han sido la secuencia estrella en historias de acción, suspense e incluso terror. Historias de ficción, claro, donde sabes que estás asistiendo a un mágico truco cinematográfico que mantiene a salvo a los protagonistas de la carrera.
Pero, también, hay persecuciones en la realidad. Aunque sea una trivial realidad. Este viernes, Marta Riesco siguió desde un coche a Terelu Campos que viajaba en su vehículo desde la urbanización en la que vive al polígono de Telecinco, lugar en el que iba a ser entrevistada. Marta Riesco es, ahora, reportera en Ni que fuéramos Shhh, secuela de Sálvame en redes sociales y en el canal Ten. Feliz de volver frente a la pantalla, aunque tenga que esperar a Terelu a las puertas del garaje de su casa.
Cuando partió Terelu rumbo a Mediaset, lo inesperado es que no se quedaron en la declaración a pie de portal. Riesco y cámara corrieron a meterse en su automóvil y empezaron una persecución de película retransmitida en directo. Esta vez, persecución de película cómica.
Así Ni que fuéramos Shhh se aseguró un final feliz en alto, aupando el interés de la audiencia. Es la grandeza de los creadores de Sálvame. Mientras los magacines actuales siguen estructuras muy cuadriculadas, pronosticables y casi inamovibles, basadas en el choque dialéctico del debate, en el testimonio de pena paternalista o en el morbo del cotilleo de crítica fácil, este programa cuenta con la creatividad que crea estampas propias. Sin miedo a romper el guion preestablecido y con la capacidad de aprovechar las vicisitudes que van ocurriendo, dándolas la vuelta con cierto ingenio. Eso es la tele, al fin y al cabo.
La tecnología de hoy permite llegar en directo donde antes se dependía de una gruesa planificación previa y una inversión económica que lo hacía imposible. Resultado, Marta Riesco ha podido lanzarse a una persecución contada en trepidante directo. Ella sacando el micro por la ventana del coche en plena autopista y lanzando preguntas a Terelu al viento. Como si alguien pudiera escuchar. Como si alguien pudiera contestar. Da igual, lo importante es el show. Aunque aquí no existan especialistas de cine y la imagen transmita una perturbadora imprevisibilidad de "cuidado".
Y, claro, en plató, María Patiño se puso en modo madre: "Marta, ponte el cinturón", 'Marta, precaución", 'Marta, id con cuidado". A la vez que Belén Esteban comentaba "Mira, las Torres de Madrid de fondo" y Victor Sandoval añadía un reflexión con una alegoría más precisa de lo que pretendía: "Madrid ya parece Miami". Cada uno con lo suyo. Costumbrismo puro. Pero la duración del programa se acabó. Entró el copyright. No alcanzaron los Estudios de Mediaset, pero la apoteosis final ya estaba hecha. Y, por si seguía en directo, que todavía seguía, Riesco se quedó aguantando sonrisa en primer plano, sentada en el asiento de atrás de un coche rodando hacia un Telecinco en el que ya no puede entrar. Riesco no olvida la cámara en ningún momento para no fallar. Siempre tiene una mueca lista. Ha vuelto dispuesta a todo por no decepcionar las expectativas de la fama. Quizá ese ha sido su problema desde el principio.
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