Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Lo que he aprendido con Carles Mesa y su trabajo en RNE

Carles Mesa de RNE, en una foto de archivo.
Carles Mesa de RNE, en una foto de archivo.
RTVE
Carles Mesa de RNE, en una foto de archivo.

RNE atesora una virtud que quizá ni siquiera se valora dentro de RTVE: no está marcada por una línea editorial de esas que se llevan ahora, donde parece que hay que ser creyente de unos u otros para despertar el aplauso o cabreo de un público objetivo. Es lógico ir allá donde nos sentimos identificados, lo que empieza a ser perverso es quedarnos sólo donde nos dan la razón. Entonces, ¿dónde queda el espíritu crítico? 

Quizá esa ausencia de línea editorial de RNE ha sido fruto de la inestabilidad política que ha arrastrado a un vaivén constante a RTVE. En Radio Nacional, son los autores de la casa aquellos que han mantenido el rumbo, a pesar de los constantes cambios de programación que impiden asentar cualquier propuesta y que han llevado a la cadena a aparente irrelevancia mediática. Porque la radio a diferencia de la tele necesita al menos proteger la ubicación de sus programas durante dos años, pues en épocas de tanto caudal de impactos audiovisuales se empieza a conquistar la memoria colectiva cuando toca fin la primera temporada.

Lo ha sufrido Ángel Carmona. En sólo unos meses ha pasado de ser la gran apuesta matinal con Mañanas Más en Radio 1 a ser relegado, al parecer, a las tantas de la madrugá. Se desvistió un pilar consolidado de Radio 3 para no afianzarlo en Radio 1. Cada año un cambio sin tiempo para el tiempo. Es lo que ha sucedido también con Carles Mesa, que reinventó las noches, los buenos resultados propiciaron su saltó a la modernización de la franja matinal del fin de semana, pero después se le movió a la tarde y, por último, de nuevo a la noche, sin permitir que en los últimos años apuntalara su trabajo en una franja para ser más competitivo. Aún así, en estos días de despedida de su programa, Gente Despierta, se han notado la todopoderosa comunidad que crea la buena radio. Incluso a pesar de que no se impulse a los presentadores de los programas, como sí se realiza en las emisoras privadas. En Radio 1 a menudo se entrega el espacio en programación y luego toda la responsabilidad es suya. Pero las responsabilidades son colectivas. Porque tan importante como el contenido es cómo se ilumina el continente. 

De hecho, en tiempos de podcasts, a menudo, da la sensación que sólo importa el continente para que te vean. Lo relevante es conseguir un buen clip de vídeo que se viralice, y listo. Que digan que te escuchen aunque jamás hayan escuchado entero tu podcast. Carles Mesa, en cambio, sabe que la radio lineal es todo lo que no cabe en un reel de Instagram. Son los matices, es la duda, es nutrir la curiosidad. Observar cómo trabaja de cerca Mesa es asistir a programas que se preparan como un examen. 

Antes, las noches de la radio parecían que podían rellenarse con unas llamadas de desahogue de oyentes, con un puñado de bromas y unas canciones, Mesa entendió que no hay franja menor y creó un programa cargado de ideas contrastadas. Profundo y, a la vez, divertido. Tan difícil y el resultado suena a tan fácil. Probablemente porque su voz representa a una nueva virilidad, que decía una oyente al teléfono de su programa el otro día, donde la escucha gana, donde la admiración permite que los invitados se abran sin sensación de interrogatorio y los colaboradores sintiéramos que podíamos hacer, podíamos acercar a quien quisiéramos al estudio o afrontar cualquier tema a nuestra manera. ¿Por qué? Porque confía en la inteligencia de la audiencia. Y, claro, la audiencia conecta. De esta forma, también ha congregado a un equipo de profesionales tan diverso, tan curtido y, por ello, tan respetado que no son de los que aceptan cualquier propuesta (qué lujo compartir un programa con: Olga Viza, Pancho Varona, Rosa María Calaf, Diana Navarro, Elisenda Roca, Julio Basulto, Mikel López Iturriaga, Xosé Castro, Patricia Fernández de Lis, Paco Tomás, David Zurdo, Estrella Montolío, Carlos del Amor, Luis Muiño, Ana Peláez, Marta G. Navarro, Maika Makovski, Andrés Salado...) 

Porque, al final, los programas los elaboran las personas en equipo. Personas con nombre propio, personas que no colaboradores o locutores. ¿Cuál ha sido el error de Carles Mesa? Quizá su timidez escondida tras el micrófono. Quizá su capacidad de escuchar con empatía más que hablar por hablar. Bendito error, pues ahí está el carisma que le ha hecho único: la ingenuidad de pensar que con hacer buena radio era suficiente.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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