Quico y Anya, de primeras, parecían una pareja que podía ser compatible de primeras en First Dates Hotel, ya que ambos se dedicaban al mundo erótico. Ella era creadora de contenido sobre relaciones y sexo, y él tuvo que explicar su trabajo.
"Soy masajista erótico", le confesó en la cita a su acompañante. "¿Eso no es masturbar?", preguntó sin ningún tipo de filtros la italiana. "No es un masaje tántrico, es más sensual y de conectar con las energías eróticas", explicaba él.
Anya seguía sin comprender la diferencia entre ambas cosas, pero la conversación siguió fluyendo: "No he pillado el concepto". Quico supo llevar el humor frío de Anya por buen cauce, hasta que hizo una pregunta de sopetón. "¿Crees que el tamaño importa?", cuestionó.
"Espera que trague para poder contestar", le dijo ella. "Si es excesivamente grande o pequeña, sí", le respondió directamente. "A mí me gusta hacer sexo oral y sentirla", añadió.
Quico le hizo una muestra de lo que es un masaje erótico en la habitación del hotel. "Me ha parecido muy cómico, pero un cero en erotismo", opinó la chica. Sin embargo, ambos conectaron muy bien y quisieron seguir conociéndose.
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