Se somete a un retoque estético y termina en silla de ruedas sin poder hablar ni comer: "Todos se lavan las manos, pero algo pasó"

El matinal ha podido hablar con el marido de Carolina.
El matinal ha podido hablar con el marido de Carolina.
MEDIASET
El matinal ha podido hablar con el marido de Carolina.

Las negligencias médicas están a la orden del día y, además, cuando tienen que ver con operaciones estéticas realizadas en clínicas privadas, el número de casos aumenta sin parar. Este miércoles, El programa del verano ha comentado el caso de Carolina, una mujer que ha terminado postrada en una silla de ruedas tras pasar por quirófano.

Todo ocurrió el pasado 12 de septiembre de 2022, cuando Carolina, de 35 años, entró en el quirófano de una clínica privada para someterse a una mastopexia para reemplazar sus prótesis mamarias. En la mesa de operaciones, un equipo que pertenecía a otra clínica y que alquiló el espacio para llevar a cabo la intervención.

Carolina entró en el quirófano a las 10:00 horas y, pese a que todo parecía transcurrir con normalidad, nadie avisó a su marido de que algo había pasado. Precisamente, fue Richard quien decidió, a las 17:00 horas, preguntar por el estado de la joven y, entonces, vio que esta no respondía. Sin embargo, el equipo médico le quita importancia al asunto. Pasadas las horas, la mujer seguía sin responder y deciden hacerle un TAC.

La madrugada siguiente, Carolina fue trasladada urgentemente al Hospital público Doctor Negrín, donde pasa más de una semana en la unidad de pacientes críticos. En este tiempo, la mujer sufrió graves daños cerebrales de los que aún no se ha recuperado.

Así, este miércoles, El programa del verano ha podido hablar en directo con Richard que, acompañado de Carolina, ha relatado cómo ha cambiado su vida tras la fatídica operación de su mujer: "Físicamente está un poco mejor. La llevo a la piscina municipal para que haga la rehabilitación que necesita, pero neurológicamente es otro tema porque los daños cerebrales que tiene, las secuelas, no sé hasta dónde podrían llegar o mejorar".

"Yo soy el cuidador principal de ella. Desde el día que pasó esta desgracia yo estoy entregado a ella, a estimularla, motivarla, cuidarla, ayudarla... Obviamente, cuando una persona es dependiente necesita 24 horas de cuidados. Hemos pasado por muchas etapas, de estar ciega, la agresividad nocturna, cambios de humor, llorar mucho por todo esto... Aparentemente, ahora está más tranquila y conectada con el entorno y parece que ve un poco mejor", ha explicado el hombre.

"Yo sigo luchando día a día con ella para estimularla", ha agregado Richard que, además, respecto a las ayudas que perciben, ha apuntado: "Ella se operó en un centro privado porque, por un tema de salud, era necesario que cambiase las prótesis. Al ser derivada de un centro clínico privado, el servicio canario de salud entiende que son ellos quienes asumen los gastos".

Tal como ha destacado Richard, ahora su lucha se basa en buscar quién les puede ayudar para financiar la rehabilitación que tiene que hacer Carolina: "Ella tuvo rehabilitación un tiempo, pero desde hace cuatro o cinco meses ya no. Lo que tiene es lo que yo hago en casa y que la llevo a la piscina porque necesito que se mueva. Lo que mi sentido común me dice que es bueno para ella, lo hago, pero yo no sé si está bien o mal. Estamos siendo víctimas, además, indirectamente, de un sistema tradicional que va muy lento. Ponerla en una lista de espera de más de un año en un centro concertado para hacer una rehabilitación es algo absurdo. Ella no está así porque quiere, evidentemente, hay unos responsables".

Richard ha destacado que buscaron una cirujana que tenía muy buena reputación avalada por las reseñas de los pacientes. Sin embargo, la cirujana se encarga de alquilar el quirófano y, por su parte, los anestesistas pertenecen a un tercer centro: "Hay tres partes involucradas y cada una se lava las manos diciendo que todo lo hicieron bien, pero es evidente que algo pasó y hay algo que hicieron mal".

"Creen que porque tú firmes un consentimiento les da derecho a dejarte en silla de ruedas o con daños neurológicos. Tú firmas un consentimiento porque las desgracias ocurren y pueden pasar en un quirófano, pero tú tienes el deber y la obligación de actuar en los tiempos correspondientes para minimizar el impacto o salvar la vida. Eso fue lo que no se hizo. A estas alturas, no sabemos cuándo le dieron los dos infartos cerebrales, si en la cirugía o en el postoperatorio", ha sentenciado Richard.

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