Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El secreto del éxito que seguimos sin valorar de Lina Morgan

lina morgan quiero verte
Lina Morgan, en la gala de TVE 'Quiero verte'
TVE
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En la época de la viralidad, hasta hay documentales que parecen podcast de personas hablando más de sí mismas que del tema a tratar. En cierto sentido, es lo que ha sucedido en el documental sobre Lina Morgan, Lina La Mujer Espectacular (Movistar Plus). Más de 50 personas dispuestas a homenajear a la gran cómica. Incluso está el que escribe estas líneas. Pero termina el documental y se despierta la sensación de oportunidad perdida. 

El documental intenta equilibrar expertos y conocidos de la artista con rostros populares que sólo son reclamos de venta. No conocen a la actriz y aportan cuatro datos leídos en la Wikipedia cinco minutos antes de grabar. Como consecuencia, faltan descriptivas anécdotas de aquellos que compartieron vida con Morgan y sobran jocosidades que chirrían en una pieza como esta. Como la parodia de Joaquín Reyes. Maravillosos sus Celebrities, pero este lugar no es su contexto. 

Tal enfoque deja en evidencia que los prejuicios sobre Lina Morgan siguen vigentes. Seguimos sin entenderla. Hasta en el mismo documental que pretendía comprender su boom social. Un éxito que no fue porque hicieran gracia las feas, como a veces se insiste. Qué debate tan antiguo el de la belleza, tan subjetiva. Ni Lina era fea ni sólo nos daba risa porque era patosa. No. Aquel país era ingenuo, pero no era tan simple.

En realidad, el éxito de Lina Morgan creció porque Lina Morgan representaba a España abrazando las imperfecciones que nos hacían especiales. Su habilidad estuvo en la capacidad para hacernos sentir reflejados en sus personajes y, encima, permitimos reírnos de nosotros mismos. No nos mofábamos de ella ni de nadie. Nos reíamos de nosotros. Y cuando no logró ese complicado retrato, fracasó.

Ahí está la dificultad y el acierto de su comedia: nos hacía gracia, pues Lina con sus dudas, con su expresividad y con su fantasía era la mezcla de lo que éramos y lo que soñábamos ser. Incluso hacía que pareciera fácil la complejidad de parodiar una sociedad plural. Hábil, se centró en dos España que sintetizaban demasiado. La de los ostentosos ricos que se pensaban los más listos del lugar cuando eran los más paletos y la de los propios paletos que, al final, eran los más listos que nadie. Así, los mundos de Lina Morgan desmontaban las composturas, a la vez que nos enfrentaban a una sociedad en la que las mujeres debían hacerse las mocitas castas, tontas e inocentes para ser queridas.

El drama nos entraba mejor con el superpoder de la evasión de la comedia que disfruta intentando entender a su público más que mirándose el ombligo. Y Lina Morgan escuchaba tanto que si observaba la catarsis del patio de butacas por un error puntual, ella repetía tal cual el celebrado traspiés en el resto de las funciones que quedaban. Quizá por ahí tenía que haber empezado el documental, prestando más oídos a María de los Ángeles López Segovia, a Lina Morgan. Pero es chupado decirlo ahora y dificultoso consumarlo en tiempos virales en los que hemos interiorizado que incluso cuando vas a homenajear a alguien debes venderte primero a ti mismo.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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