Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La televisión enquistada en su pasado

Imagen de la edad dorada de Caiga quien caiga con El Gran Wyoming al frente.
Imagen de la edad dorada de Caiga quien caiga con El Gran Wyoming al frente.
Telecinco
Imagen de la edad dorada de Caiga quien caiga con El Gran Wyoming al frente.

Caiga quien caiga prepara su posible vuelta con sus gafas negras. Hay una cosa que te quiero decir ha confirmado que tornará con sus cartas. Factor X ya lo ha hecho. Incluso se ha grabado una nueva temporada de Supernanny. También Pekín Express 2024 está en marcha. Se suma a los retornos de Allá tú, El Precio Justo o Dancing with de stars.  Sin olvidar a El Grand Prix y Operación Triunfo, que han sabido actualizarse para sobrevivir a su propio recuerdo. ¿Qué está pasando? Un altísimo porcentaje de los estrenos televisivos de los últimos años no son estrenos. La televisión de hoy parece enquistada en aquellos maravillosos espacios con los que crecieron los directivos de las cadenas y plataformas de hoy. Sólo falta recuperar El Gran Juego de la Oca.  O Vip Noche, que ya se intentó en La Sexta en 2007 sin actuaciones musicales y bajo el nombre de Tres en Raya.

La nostalgia es un buen golpe de efecto para atraer audiencia. Al menos, el primer día. Pero la televisión de hoy no puede vivir en la nostalgia perpetua porque la sociedad ya no es como en los años noventa. Tampoco como en la década de los dos mil. Sin embargo, la programación parece atascada en repetir fórmulas una y otra vez. Como si su reloj se hubiera quedado parado en 2001.

Para algunos, se debe a la falta de ideas en los mercados internacionales. Esa es otra: para dar luz verde a un proyecto parece que tiene que venir con el lacito de haber conquistado las audiencias de otros países. Aunque tales países no tengan nada que ver con nuestro aire mediterráneo. Porque el gusto por la tele en España es peculiar, ni seguimos las narrativas de las cadenas anglosajonas ni siquiera de las latinas. Atesoramos una valiosa personalidad particular.

Repetir lo que conocemos todo el rato es olvidar que, sobre todo, la televisión es atreverse a descubrir desde la creatividad. La creatividad de nuestro tiempo, claro. Pero el riesgo económico y la globalización técnica ha frenado una de las bases del arte, también en la televisión: nutrir la capacidad de mirar a la población para intentar descifrar e intuir dónde está y conseguir hablar su mismo idioma a través de los formatos televisivos. Ese es el reto. 

Un reto que cuesta tiempo. Porque entender al espectador requiere la inteligencia de la perspectiva que otorga el tiempo. Y no tenemos demasiado de eso. No tenemos demasiado tiempo. Mejor volver a dónde lo había. Mejor repetir icónicas ideas que se inventaron en los noventa pero que probablemente sus creadores no las harían así hoy. Porque eran fruto de saber comprender su tiempo. Un tiempo que nunca para de avanzar. Valgan las redundancias, de programas y de tiempos. Cualquier día nos despertamos y ha comenzado desde el episodio uno Cuéntame cómo pasó. Eso sí, esta vez, protagonizada por María Pombo y familia.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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