Una víctima de violencia obstétrica recuerda que su hija estuvo 10 minutos muerta: "Nadie me hacía caso"

Carola, en 'Todo es verdad'.
Carola, en 'Todo es verdad'.
Mediaset
Carola, en 'Todo es verdad'.

Tras estudiar los exorcismos homosexuales y las terapias de conversión, este martes Todo es verdad cambió de tercio y pasó a hablar sobre la violencia obstétrica, es decir, el maltrato psicológico y físico que sufren algunas madres antes, durante y después del parto por parte de quienes las asisten.

El programa terminó con una gran carga emocional cuando una de las redactoras, Ana Francisco, contó que era la primera vez que el número telefónico del programa estaba colapsado por la cantidad de mujeres que se habían puesto en contacto para compartir sus experiencias como víctimas de violencia obstétrica.

Reconocido recientemente por la OMS, se trata de un concepto que genera mucha controversia. De hecho, en el propio programa se expusieron opiniones muy dispares entre víctimas y los responsables de las instituciones médicas que intervinieron, que defendían que debía tratarse como un mal anecdótico y no generalizar ni despertar suspicacias hacia los sanitarios.

El formato contó con los desgarradores testimonios también de varias mujeres que compartieron haberse visto en situaciones de violencia obstétrica. Para Carola, una de ellas, la diferencia entre una negligencia y violencia obstétrica radica en que, el segundo concepto, implica que la relación horizontal y respetuosa entre sanitario y paciente se pierde, infantilizando e incluso ridiculizando a las embarazadas.

En su caso, en el que la justicia le había dado la razón, recordó que su hija se quedó muy quieta durante unos minutos nada más nacer. Al preguntarle a la enfermera, esta le quitó importancia, se negó a revisar al bebé y continuó rellenando papeles. "Le estaba dando una parada cardiorrespiratoria y nadie me hacía caso", dijo Carola.

Ante las insistencias de la madre, finalmente se supo que la niña había estado muerta durante 10 minutos, acarreando unos graves perjuicios por ello en la actualidad. "No me gusta pensar en cómo serían las cosas de otra manera, pero mi hija tiene 8 años y no va al cine, ni juega con columpios, ni disfruta de un helado, porque no puede andar, comer ni hablar". 

"Tiene un daño cerebral bastante importante. Tuve un embarazo normal y un parto típico, pero cuando le di el pecho, vi que soltó el pezón y se quedó como dormida. Le pregunté a la matrona que si era normal y ella, sin levantarse de la silla, me dijo que era normal. Si yo no hubiera sido tan cabezota, mi hija se habría muerto en mis brazos. Esto es muy duro y esta mujer me desacreditaba, juzgándome de madre loca”, contó, rompiendo a llorar.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento