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Víctor Ortiz, Wilbur en 'El Grand Prix': "El 'hater' tiene que estar, porque el artista tiende a fliparse"

Wilbur y el actor que le da vida, Víctor Ortiz.
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Detrás del pelo rizado apenas domado por una cinta elástica, del andar contrahecho pero decidido y de las mallas de Wilbur, el elemento cómico del Grand Prix (La 1), se encuentra Víctor Ortiz (Alicante, 1981), un artista polifacético con una trayectoria que va más allá de la risa y las piruetas que le vemos hacer en el concurso. 

Ortiz se dedicó desde niño a la gimnasia, llegando a ser campeón de España (acrosport) y compitiendo al lado de gimnastas de primera línea como Gervasio Deferr o Oriol Combarros. Pero en 2003 decidió dar un giro a su carrera hacia su verdadera vocación: el humor y la interpretación. Así nació Wilbur, un personaje ahora imprescindible en la competición que presentará desde el 8 de julio Ramón García en La 1.

Ortiz montó su propia compañía e incluso su propio espectáculo, Piensa en Wilbur, un show plagado de acrobacias, humor y riesgo y en el que le acompañan sus amigos inseparables: Contractura, Tirón y Desgarro. Ahora, en sus redes sociales, acumula más de 1 millón de seguidores.

Empecemos por lo último, ¿cómo llega Wilbur al Grand Prix?A través de una llamada, porque me seguían en redes sociales. Con uno de los directores que ya había trabajado en otro programa, en Un país para reírlo, donde estuve como invitado. Entonces fue un poco como "oye, mira este tipo que a mí me encaja bastante". Y fue un poquito como anillo al dedo. Porque claro, que tenga vis cómica, que se sepa mover, que sepa acrobacias, que sea un poco especialista… vamos, que si no lo hacía yo, pues poca gente podría hacerlo. Pues pasó a través de redes, como casi todo lo que ocurre ahora...

Antes para un actor lo que era imprescindible era el videobook, ¿ahora es imprescindible el Instagram?Sí, yo creo que el videobook ya pasó. Igual algún romántico lo tiene... Yo tengo redes sociales, por ejemplo. Las utilizo prácticamente en el 99% para trabajo y siempre he pensado y siempre he dicho que es un currículum que se actualiza. Hay que tener las redes actualizadas y seguir generando contenido, yo por ejemplo, pongo sitios donde donde voy a actuar, lo intercalo con vídeos de humor... Es el nuevo videobook. Tener las redes bien es fundamental porque por ahí contacta la gente. "Oye, he visto un pavo actuar" o "lo he visto en la tele" o te llega un vídeo. De repente la gente entra, busca y se entera de todo y ve fragmentos de vídeos actuando en directo… Ahora lo de las redes es fundamental, por lo menos para un artista.

¿Qué lecciones le dejó la alta competición?Pues sobre todo disciplina. Aparte de todo lo bueno que tiene el hacer deporte, que es fantástico. Yo siempre he sido muy vago. Yo era un gimnasta que era técnicamente bueno, pero era bastante indisciplinado, era bastante vago y si podía escaquearme, lo hacía. Pero yo empecé con seis años y te genera la cultura del esfuerzo, te enseña que si tú te lo curras y trabajas luego tienes beneficios.

Terminé de competir y siempre me había gustado hacer el tonto y cuando vi que se podía uno dedicar a esto, fui a por ello con la disciplina de un deportista. Y al final pues me fue bien, porque quieras o no, cuando llevas ya tiempo haciendo algo, pues al final se te acaba dando mejor o peor, pero puedes llegar a vivir de ello.

Lorena Castell, Cristinini, Ramón García, Leo Harlem y abajo, Wilbur, en Grand Prix.
RTVE

¿Fue una transición difícil?Para mí fue bastante orgánico, porque yo antes de gimnasta y mira que empecé pronto, ya era tonto, siempre era el que hacía el bobo. Tengo dos hermanos más y yo era el tonto, el tonto élite. Nadie me había dicho que hiciese el tonto, simplemente pues me salía vocacional (risas).

Así que el humor es vocacional...Sí, lo que pasa es que empecé muy chiquitín a hacer gimnasia y cuando me retiré la excusa para estar en escena era hacer acrobacias. Y sí que es verdad que me contrataban más como acróbata, pero me gustaba hacer el tonto. Hasta que al final dije mira, voy a irme a Madrid y monto una compañía pequeñita y me dedico a hacer las cositas poco a poco. Y fue muy orgánico, la verdad.

También hay que decir que bueno, una de las teorías del origen de los payasos es que venían del circo, del circo clásico y al principio muchos eran acróbatas, pero con el paso de los años ya no se les daba tan bien, porque la vida del acróbata es corta, es limitada si solo haces acrobacia y técnica. Entonces, pues fallaban y los jefes vieron que la gente se reía. Entonces creo que el tránsito de acróbata a clown, a payaso, es muy orgánico, porque al fin y al cabo yo en el Grand Prix trabajo mucho el caerme, lo que viene se llama acrobacia excéntrica, que es caerte sin que realmente te caigas de verdad.

De hecho trabajó en el Circo del Sol. ¿Cómo es el Circo del Sol por dentro?Estuve en el Circo del Sol muy poquito. Estuve sustituyendo en Saltimbanco a un acróbata y lo vi un poquito de cerca y es bonito, pero no era lo que yo quería hacer porque ahí me querían como acróbata y yo estaba hasta el moño de hacer acrobacias. Me gustan, pero llevaba ya toda una vida, desde los cinco años hasta los 23, y 24 horas dando botes... El Circo del Sol es mucho color, mucha luz, pero es un trabajo y es bastante más duro de lo que parece. Para hacerlo todo tan bien se exige mucha disciplina. Y hay funciones dobles y triples... Me gustaría más el poder estar, por ejemplo, con mi número de clown o de payaso en el Circo del Sol. Ahí es otra cosa. Como acróbata ya se me hacía más repetitivo. Sí que es verdad que es muy diferente a cuando compites, porque te aplauden de otra manera. Es muy bonito, es una compañía multinacional del espectáculo y de los sueños.

¿Qué tiene hacer reír que engancha?Pues no lo sé. La gente necesita reír, eso está claro. No hay mayor subidón que cuando uno se parte el culo de lo que pasa, que ocurre muy, muy pocas veces. Hablo de partirse el culo, de esto que te duele la barriga, de que lloras. Esa sensación es fantástica. Es más, luego te quedas como si hubieses saltado de un avión. ¿Quién no se ha reído en un momento en el que no puedes reírte porque no es el momento indicado? Y eso te da más risa. Es fantástico. Es fundamental reír, el humano tiene que reír y tomarse la vida de coña. Al final es una especie de vaselina, de bálsamo que hace que todo sea más fácil en esta realidad que tampoco sabe muy bien uno hacia dónde vamos, ni de dónde venimos, ni nada. Reír es la mejor medicina natural para el día a día y para vivir.

Siendo tan importante a menudo es una disciplina que se menosprecia o que se considera un arte menor...Puede ser, esto es cultura popular, pero lo que está claro es que es fundamental. El ejemplo más reciente es la pandemia. Se bloqueó todo lo que tenía que ver con lo artístico, porque evidentemente no es tan imprescindible como la sanidad, pero después de dos años cuando se abrió el dique la gente quería ocio, ocio y ocio y quería ir a teatros, a ver musicales, a reírse... porque al fin y al cabo el ser humano es un ser social. Le gusta ir a un teatro, reír con gente que está al lado de él riéndose. Es fundamental y hasta que no falta, la gente no lo echa de menos.

¿Y cómo nació Wilbur, cómo fue ese parto?Fue un parto lento, ¿eh? Yo creo que este personaje lo tenía dentro desde pequeñito. Es una mezcla de todas las cositas que a mí me gustan. He visto mucha peli de acción, he visto mucho Jim Carrey, que es mi cómico favorito… Yo no nací en una familia de artistas de circo o de escenario, y hasta que no me di cuenta de que se podía actuar, pues no me puse a ello. Claro, El personaje es deportista, qué casualidad. O sea, me refiero a hace deporte, claro, porque yo he sido deportista muchos años y luego se parece. ¿Tiene bastantes toques a Jim Carrey? Claro, porque me encanta lo que él hace. La cuestión es luego darle una vueltecita, aportar tu granito de arena. Cuando empecé a trabajar, ahí estaba el personaje. Seguramente si no trabajase de esto yo sería también muy así, lo que pasa es que me conocerían solo mi padre, mi madre y mi círculo de amigos. Realmente el personaje es muy loco, pero yo siempre digo que Wilbur soy yo sin censura.

¿El bigote es de Wilbur o es de Victor?Pues mira el bigote era de Wilbur, pero es de los dos ahora. Al principio no llevaba bigote, pero se me hacía la cara como vacía y me hacía gracia lo del mostacho, es verdad que el bigote siempre da un toque simpaticón a un personaje. Entonces al principio me lo pintaba, pero quedaba raro y me lo dejaba. Y al principio actuando guay, pero luego en el día a día el bigote es de lo más bestia que te puedes dejar, porque la barba bueno, la perilla es un bigote descafeinado, pero el bigote te lo dejas y tu madre y tus colegas dicen “pero, colega”. Es impactante. Luego ya te acostumbras. Me compré uno de estos postizos de actor, de estos que son buenos y te los pegas, pero es incómodo. Se me caía a mitad de show porque yo me muevo mucho y sudo y al final me lo empecé a dejar y a quitármelo, pero al final le pillé cariño. Me lo puse por Wilbur, pero me lo dejo por Víctor. Alguna vez me lo he cortado, hace ya mucho tiempo y tengo un palmo desde la nariz al labio. Ya no hay vuelta atrás.

¿Tiene una gran colección de mallas?Tengo, sí. Y me regalan. Alguna vez me fijaba en vestuarios de estos que eran muy bonitos, pero claro, no podía subir la pata arriba y me limitaba mucho. Entonces fue como algo mira, lo que me ponga como poco que sea lycra y entonces tengo mogollón, tengo de mallas como con las que salgo en el Grand Prix. Y luego en mi espectáculo Piensa en Wilbur voy con un pantalón corto que parece vaquero pero es lycra. Sí, o sea, la lycra o las mallas. Es por comodidad. Me ha pasado alguna vez de que de repente me hago así un espatarre y lo rompo en escena...

¿Le piden mucho que haga monerías y piruetas en fiestas con amigos o conocidos?Sí, aunque ahora menos, porque la gente que me conoce, mis amigos, no lo hacen. Si lo hago normalmente es porque quiero. Cuando era más chavalín, más adolescente, pues bueno, estabas ahí y te veías arriba si había algunas titis por ahí, pero me he pegado tantas leches por hacerlo así, en frío... O que de repente llevas un par de cervecitas y dices "venga, voy a hacer esto" y te pegas un tortazo. Entonces no ya con la gente que estoy. A veces si me lo piden digo "no, tío, yo te vienes a verme al teatro si quieres ver acrobacias y ahí vas a estar una hora y media viendo de todo, pero aquí estoy en modo avión".

¿Cómo es probar las pruebas del Grand Prix?Pues es peligroso, porque no te creas que tengo yo todo el tiempo que quiero para probarlas. Es más, normalmente no hay mucho tiempo en la tele. Va a toda leche. Al final todo es un poco improvisado y freestyle. Sé que una prueba nunca va a estar montada para yo estar ahí una hora probando cosas. Entonces yo ya me voy imaginando A, B, C, D y luego pues el mismo día hablo con Ramón, con la directora y de repente pues mira, al final vamos a quedarnos con la B. Yo ya le he pillado hasta el gustillo. Eso sí, me gustaría mucho realmente el participar como concursante, porque siempre que las paso es con una historieta o con una alguna chorrada o disfrazado de algo. Pero sí que me molaría participar y hacer los troncos, por ejemplo. Hay muchas pruebas que no he hecho, pero que me encantaría, la verdad.

¿De dónde es Víctor?Yo soy de Alicante ciudad, pero llevo ya casi 20 años en Madrid, de los cuales más de 15 en la sierra, en la Sierra de Guadarrama y en Cercedilla, luego en Navacerrada, en Becerril de la Sierra... y ahora en Collado Mediano. Me gusta la sierra, la tranquilidad del campo.

Tiene el espectáculo Piensa en Wilbur, montó tu propia compañía de teatro... ¿Qué tal se vive en España de la farándula y de la actuación?A ver, se vive bien, aunque realmente, como en todo, tienes que trabajar y currar. Pero en lo que viene a ser el mundo de cómicos está bastante bien, cada vez hay más, hay otros sectores que son más complicados. Yo tengo muchos amigos músicos y no están mejor. Un cómico en España puede vivir. Si te vas por ahí a hacer giras por Europa es más coñazo, porque estás mucho tiempo fuera de tu casa. Yo he tenido la suerte de que casi siempre he trabajado en España y he trabajado mucho y bien. Esa es mi experiencia, se puede perfectamente vivir en España de la comedia. Igual hay países donde se paga mejor o está todo mejor montado, pero en España no se está mal.

¿Sigue entrenando hoy en día? ¿Cuántas horas le echa?Bueno, me mantengo. Yo entreno porque siempre, siempre entreno y me encanta el deporte y llegar cansado a casa, darme una ducha, cenar con hambre y luego quedarme en el sofá y tranquilamente. El deporte es vida, más para la cabeza que para el cuerpo, realmente. Yo terminé de competir, terminé la alta competición y mi secreto, por decirlo de alguna manera, no es otro que no haber parado. Evidentemente no entreno lo que yo entrenaba cuando competía, ni hago las cosas que hacía entonces. Pero si de repente tengo un día libre pues me hago unas dominadas. Me gusta. Sobre todo fuera de un gimnasio, en el campito. Manejo muy bien mi cuerpo y hago lo más parecido a la calistenia, que se llama hoy en día. Unas dominaditas, unas flexiones, unas sentadillas, me voy en bici… sin volverme loco y sin ser estricto. Simplemente intento todos los días hacer un poquito de deporte, de ejercicio. Si son 15 minutos, 15 si son diez, diez. Si me quiero meter un día duro y estoy una hora y pico, pues le doy.

Si paras, vuelves a la casilla de salida, ¿no?Si tú haces deporte y de repente paras de golpe, en dos o tres años eres una persona otra vez normal. Yo tengo amigos que han estado en Juegos Olímpicos y pararon de golpe cuando dejaron de competir y no tienen ya la flexibilidad para hacer lo que hacían. El truco es no parar, tenerte un poquito en forma todo el rato.

¿Estar cachas es sinónimo de estar fuerte?No, y en eso tienen mucha culpa las redes sociales. La gente joven ve estas cosas, este estereotipo de lo que viene a ser ahora una persona que está fuerte y está muchas veces bastante lejos de lo que es una persona sana y fuerte de verdad. Estéticamente los ves todos llenos de músculos marcados y eso no es natural y puede ser incluso insano. Antes la gente fuerte no estaba ni tan marcada ni tan voluminosa, porque eran naturales. Tú veías una peli de acción, tipo Bud Spencer y eran fuertes sin aparentar tanto. Lo que pasa es que hoy en día si no tienes el six pack o no tienes un tono muscular bastante voluminoso, parece que no estés fuerte y es todo lo contrario. La persona más fuerte que conozco es mi mejor amigo, que vive en Perú, y ha sido un deportista que ha hecho halterofilia. Hizo gimnasia unos años conmigo, luego hizo lanzamiento de peso y era una persona que tú la veías y era grande y fuerte, tenía muchísima fuerza y no tomaba nada. Pero claro, al escaparate de cualquier persona de redes sociales tú lo veías y aparentaba estar fondón. La gente está bizca en ese tema. Parece que están fuertes, pero no están tan fuertes como parecen.

¿Qué tal es trabajar con Ramón García?Con Ramón muy bien, la verdad. Me llevo genial. Es muy lo que parece, un tío muy natural, con un don. No varía mucho el estar hablando con él en el camerino a que luego le veas presentar. Es una persona que tiene don de gentes y que cae bien, que crea foco nada más poniéndose a hablar. Es muy campechano, muy del norte. Y yo soy de Alicante, pero soy muy del norte y me llevo muy bien con él. La verdad que es una persona muy fácil y muy natural y eso hoy en día es difícil.

Wilbur ha despertado muchas simpatías, pero también hay a quien no le gusta, ¿Cómo lleva el hate?Pues fíjate, le tengo un cierto cariño al hate. Sí que es verdad que yo en redes, por lo menos en Instagram, TikTok cuando igual un vídeo pasa de 70 comentarios ya no los leo. No voy a leer un vídeo que tiene 5.000 y pico mensajes. Pero el hater considero de que tiene que estar. No sé si en general en la vida del humano, pero el artista tiende a fliparse y de repente estás flotando. Entonces el hater, con todo lo malo que es serlo, creo que te hace un poco de toma de tierra y te mantiene un poquito ahí abajo para que no te flipes. Creo que cumplen su labor igual que la cumplen las ratas en la naturaleza.

Hay a quien sí le afecta...Ahí ya entran los valores de uno y su entereza y donde está su carácter. Yo la respuesta que más calibro es la del público. Cuando vienen a verte a un teatro, esa reacción es lo que me llevo. En las redes hay de todo, incluso gente cabrita, tienes que saber que es así y ya está. No hay más.

Redactor '20minutos'

Redactor especializado en Televisión, Cultura y Espectáculos, con 19 años de experiencia. Locutor, colaborador televisivo y actor. Licenciado en Ciencias de la Comunicación en la CEU. He escrito guiones de cómic de humor, así como blogs sobre realities, además de en otros campos como la Historia y Fuerzas Armadas.

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