Wyoming comenzó su monólogo diario en El Intermedio contando una historia sobre princesa llamada Catalina II La Bella que, en el Reino de Girania rompió de un puñetazo un gran reloj de su castillo, provocando que las campanadas sonaran a las 11.13 en una extrañeza que se mantendría hasta nuestros días.

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"Una bonita historia, ¿verdad? Lástima que me la acabe de inventar. Pero en el fondo da igual que la historia sea falsa", comentó el conductor del programa de La Sexta.

Y añadió: "La función de los cuentos de princesa no es contarnos la verdad, es seducirnos, llevarnos a un mundo onírico. Este tipo de historias nos gustan porque nos hacen soñar con lugares mágicos, reinos donde las princesas son listas, guapas y tienen un profundo sentido de Estado a los 18 añitos".

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"En estos cuentos, los buenos siempre ganan y los malos pierden y se quedan a vivir en Abu Dabi", afirmó con ironía el presentador de El Intermedio.

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Wyoming señaló que "por eso los cuentos de princesas siguen teniendo tanto tirón, porque nos entretienen y porque además contienen una moraleja". 

"Por ejemplo, en la jura de la Constitución, Leonor nos pidió que confiemos en ella, como una forma de pasar página y asegurar así el futuro de la institución", concluyó el madrileño.