Entrevista

Ximo Rovira vuelve a la cadena autonómica valenciana: "La gente por la calle me dice que me echaban de menos y que es mi casa"

Ximo Rovira en 'Som de casa' de À Punt.
Ximo Rovira en 'Som de casa'.
À PUNT
Ximo Rovira en 'Som de casa' de À Punt.

Ximo Rovira es de casa. Le hemos visto en cientos de batallas televisivas, y siempre transmitiendo esa cercanía del hogar. Esta temporada ha vuelto a la cadena valenciana de la que tantos años fue el rostro más popular. Aunque ya no se llame Canal 9. Aunque ahora se llame À Punt. Ha regresado con un magacín de tarde de nombre que resume la esencia de una televisión autonómica, Som de casa. Incluso sintetiza su propia cualidad como comunicador: la cercanía.

Su programa se acerca a esas historias cotidianas que tenemos a la vuelta de la esquina y a las que no llegan las grandes multinacionales de las plataformas bajo demanda.
Me encanta esa frase de Eduardo Galeano que dice 'los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias'. Nosotros hacemos eso, acercar historias. A mí siempre me ha gustado el estilo popular, el de fijarnos en nuestras cosas, en nuestras particularidades. No sé hacer ni tele ni radio si no la hago así, porque es mi manera de entender la comunicación.

La televisión popular, tan poderosa, tan de todos y, a veces, tan denostada... Usted ha sufrido esos prejuicios.
No me he sentido víctima, pero sí depositario de varios prejuicios. No tanto como presentador, el problema ha estado en el hecho de que la gran popularidad me vino por unos formatos de corazón, como Tómbola, que ya terminaron hace 15 años, pero que haberlos presentado me excluía de 'La Tierra Prometida'. Ha pasado un mundo en términos televisivos desde entonces. Pero se quedó ese estigma. A mí lo que me enervó y me indignó era que todo el equipo directivo de la cadena decía que había llegado el momento en el que podía ayudar a recuperar públicos, pero había otros cargos que por el prejuicio pensaban que mi tiempo ya había pasado, pero eso uno lo tiene que aceptar con olimpismo.

Y ahora que ha vuelto a la autonómica que fue su casa, ¿cómo siente que ha cambiado la televisión?
Las plataformas de streaming ha cambiado la manera de ver la tele, la competencia está atomizada. La anomalía de nuestro canal autonómico es que cerró de una manera tortuosa y dolorosa en un momento en el que precisamente aparece el streaming y, después, ha resurgido con una marca distinta. Ahora tiene que encontrar su hueco y le está costando en un panorama tecnológico tan cambiante. Pero, caray, en el plató sigue habiendo un regidor delante de unos cuantos operadores de cámara. A nuestro regidor le conozco desde hace 25 años y me hace el gesto de '5, 4, 3, 2...' como hace 20 años. Han cambiado los hábitos de consumo, las luces son de led, los focos no revientan como antes... Pero continúa la esencia de intentar contar una buena historia. Eso no ha cambiado. Y sigo con esa misma obsesión de compartir historias bien humoradas, diversas, con valores. Pero, al final, siempre son historias.

En eso de contar historias en la pantalla empezó en el concurso Tria tres con uno de los grandes directores de la historia de la televisión, Sergi Schaff, creador de Si lo sé no vengo o Saber y ganar.
Fue el primer director que me dio una oportunidad y eso se lo voy a agradecer siempre. Yo era un tío de pueblo que hacía lo que podía, me presenté a un casting y, a los pocos días, me dijeron de ir a otra prueba. Y sudé tres juegos de camisas. Quería morir. Después de esa segunda prueba dijo 'venga, vale'. Aunque no lo tenía muy claro. Pero el resto del equipo, compuesto por mujeres en su mayoría, no sé qué debieron ver en aquel muchacho y apostaron por mí.

Schaff siempre daba la oportunidad a nuevos talentos: Julia Otero, Jordi Hurtado, el impulso delante de cámaras de Constantino Romero... ¿Qué aprendió trabajando con él?
Recuerdo que nos llevaba de museos para desengrasar de una tarde de grabación. Ningún otro director de programa ha llevado al equipo del programa de excursión al Centre del Carmen para que nos despertara la chispa, pues la cultura enciende la creatividad. Luego en el plató Sergi era un carácter. Recuerdo que llevaba un pañuelo clásico de tela en el bolsillo: si veías a Sergi detrás de las cámaras coger el pañuelo y morderlo es que la cosa estaba saliendo bastante mal. Y podías empezar a asustarte. Pero siempre nos daba buenos consejos, porque era tan sabio... De él aprendí el concepto carpe diem.

Y ahora en Som de casa también reparte juego en algún que otro concurso. Es lo bueno de los magacines de tarde en los que entra la vida al completo, de la actualidad hasta la música.
Sí, Som de casa tiene componentes de aquellos espacios de Jesús Hermida o María Teresa Campos que acompañan a la audiencia en todas sus versiones. Hasta hemos estado buscando la voz de Nino Bravo del siglo XXI, que hemos terminado recientemente. Es un magacín en el que podemos ir de una historia intensa a algo de humor, a un colaborador más disruptivo, al concurso, al debate, a la participación del público. Es contar la vida desde la complicidad con el espectador, con esas historias que nos tocan de cerca. Y que no siempre nos paramos en ellas.

En estos primeros meses de programa, ¿qué le verbaliza la gente por la calle tras su retorno a la autonómica?
'Estás en tu sitio'. Lo que más me llega es cuando me dicen: 'Ximo, se te echaba de menos, este es tu sitio'.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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