Viajes

7 pueblos medievales para escapar el puente de noviembre

Vista de la ciudad medieval de Besalú desde el río. Girona
Getty Images/iStockphoto

Estrechas calles empedradas, castillos y murallas, lugares que forman parte de nuestra historia y que, pese al paso de los siglos, aún permanecen intactos. Esto es lo que encontrarás en estos 7 pueblos medievales que con su rico patrimonio, nos transportan a escenarios de cuento.

Albarracín (Teruel), un lugar de leyendas

Albarracín, el pueblo más bello que encontrarás en Teruel.
Jordi Santacana

Es imposible pisar Albarracín y no caer rendido a sus encantos. A orillas del río Guadalaviar y sobre una colina, se encuentra esta pequeña localidad amurallada. 

Lo mejor es descubrirla paseando por sus calles medievales que están llenas de rincones con infinidad de sorpresas. Entre otras cosas, seguro te llamarán la atención dos casas: una, la Casa Azul, que perteneció a una familia noble y destaca sobre el resto por su color. La otra, quizá la más fotografiada del pueblo, la casa de la Julianieta, que sorprende por su forma e inclinación. Para tener las mejores panorámicas, sube a las murallas y desde la Torre del Andador verás Albarracín en todo su esplendor.

Besalú (Girona), baños purificadores hebreos

Besalú, Girona, España. Plaza de la libertad antigua o placa de la Llibertat
Ryhor Bruyeu

La belleza de esta joya medieval, que está situada en la entrada a la comarca de La Garrotxa, cuesta describirla con palabras. Nada más llegar, el puente románico nos invita a recorrer Besalú y a descubrir rincones que nos transportan hasta la Edad Media y a otras épocas de la historia. 

Uno de los lugares más emblemáticos es la judería de Besalú, que tiene su origen en el siglo XI, cuando un centenar de familias judías buscaron cobijo en este pueblo. No te pierdas los baños sagrados o miqvé, uno de los vestigios más relevantesde la cultura hebrea que se conservan en Europa. 

Recorriendo el casco antiguo nos esperan más sorpresas, como la Casa Cornellà y los templos de San Vicente y de Santa María.

Frías (Burgos), las otras casas colgantes

Casas colgadas de Frías (Burgos).
leonardo de la cuesta polzunov (iStock).

Situado en la Comarca de las Merindades, entrar en Frías es como viajar a tiempos gloriosos de luchas y señores feudales. Pero además, este pueblo medieval del norte de Burgos es bonito a rabiar. Y la prueba la tenemos nada más llegar. A poco más de 1 kilómetro del centro histórico aparece la primera sorpresa de nuestro viaje: un impresionante puente de 9 arcos con una torre defensiva sobre el río Ebro. Una bella imagen que nos avisa de todo lo que viene después. 

Situada sobre La Muela, un cerro rocoso, uno de sus principales atractivos son sus casas colgantes. Son de tal belleza que bien podrían hacerle la competencia a las de Cuenca. Y hay mucho más que visitar: el castillo, la iglesia de San Vicente Mártir (situada en un extremo del peñón) o pasear por sus calles empedradas. Y si quieres tener las mejores vistas, te aconsejamos que subas al mirador El Peñasco. No podrás parar de hacer fotos.

Montblanc (Tarragona), Sant Jordi empezó aquí

Montblanc
JackF / iStock

Además de estar muy cerca de otros lugares de interés, como el monasterio de Santes Creus y el de Poblet, Montblanc es uno de los lugares más bellos que se pueden visitar en Cataluña. Esta localidad medieval cuenta con el recinto amurallado más grande de esta comunidad. Aquí no faltan relatos de dragones, doncellas y valientes caballeros con armadura, que por cierto son los que dieron lugar a la leyenda de Sant Jordi. Y es en la muralla de Montblanc donde encontrarás un homenaje a esta historia que te sonará y que se recuerda cada año en toda Cataluña celebrando el Día del libro y la rosa.

Pasear por el casco antiguo, recorrer la zona de murallas y sus sinuosos callejones medievales es la mejor manera de descubrir el que es uno de los pueblos medievales más bellos de España. Y por supuesto, aprovecha para probar su rica gastronomía. Recuerda que estás en la tierra de los famosos calçots y que justo en esta época están de temporada. También te aconsejamos tomar las ricas y tradicionales butifarras de la zona.

Peñafiel (Valladolid), tierra de vinos

El castillo de Peñafiel actualmente acoge el Museo Provincial del Vino.
JoseIgnacioSoto / iStock

Famoso por sus vinos, pero también por sus edificaciones de estilo medieval, son algunas de las razones que animan a acercarse hasta este bonito pueblo. Si su castillo, ubicado en lo alto del monte, es una de sus señas de identidad, también lo es su Plaza del Coso, de cuya existencia se conoce desde la Edad Media y que, con sus balcones de madera, está entre las más singulares de España. 

Muy cerca de Peñafiel, el Monasterio de Santa María de Valbuena, de estilo cisterciense español es una de las paradas obligatorias en este viaje. La otra: una visista a alguna de las bodegas más destacadas de Peñafiel, que para eso te encuentras en la capital de la Ribera del Duero.

Olite (Navarra), un regalo para los ojos

Castillo de Olite, en Navarra
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Viajar a esta villa medieval navarra es realizar un paseo por la historia. Además de ver su impresionante castillo, toca callejear por sus estrechas callecitas empedradas descubriendo las antiguas casas de nobles y alguna que otra iglesia. Pero descubrir esta bella ciudad medieval amurallada es también sumergirse en su gastronomía: el ajoarriero o el queso Idiazábal, son algunas de las delicias a las que seguro vas a caer rendido durante esta escapada.

Peretallada (Girona), la belleza de la Costa Brava interior

Una de las pintorescas calles de Peratallada
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Un pequeño tramo de muralla y un arco de entrada indican que nos encontramos en Peratallada, uno de los pueblos más bonitos de Girona y de toda Cataluña. A partir de ahí, toca perderse por sus estrechas calles  mientras atravesamos varios arcos más en un trazado medieval que permanece intacto. Este pueblo, que está a una hora de Girona, es el mejor ejemplo de que la belleza de la Costa Brava se encuentra también en el interior. Te encantará la plaza de Les Voltes, de forma rectángular y un lugar lleno de vida a cualquier hora. Además, es el centro neurálgico de la localidad. Y como no hay pueblo medieval sin castillo, Peratallada también tiene el suyo. Por supuesto, tampoco faltan pasadizos subterráneos acompañados de leyendas.

Fuera del recinto amurallado se encuentra otra de las joya de la  arquitectura medieval del Ampurdán: la Iglesia de Sant Esteve, de construcción románica, ha sido remodelada en varios periodos. 

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