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La capital de Europa en cuyo centro histórico vive una familia de osos pardos

Oso pardo en la ciudad de Berna.
bern.com

Durante su estancia en Berna en el año 1779, Johann Wolfgang von Goethe, gran viajero de su época, escribió estas palabras en una carta a su amiga Charlotte von Steinel: “Este es el lugar más bonito que hemos visto jamás”. Y es que la capital suiza cautiva a los visitantes nada más llegar con su encanto medieval y su variada oferta cultural y de ocio.

La parte trasera del Bundeshaus, sede del Parlamento, ofrece la primera vista impactante de la ciudad

La capital de suiza está en el corazón del país, equidistante entre Zúrich y Ginebra, sus aeropuertos de referencia. Desde ambos se llega cómodamente en tren al centro de Berna. A pocos pasos de la estación de ferrocarril está la primera parada en una ruta por el centro de la ciudad, el imponente Bundeshaus, la sede del parlamento suizo. Busque la parte trasera del edificio para disfrutar de la primera vista impactante de la ciudad, con el río a sus pies y, al fondo, casi como un decorado de película, la silueta de los Alpes nevados. Al lado se topará con el lujoso hotel Bellevue Palace, en cuyo bar dicen que es donde realmente se negocian y deciden los nombramientos clave del gobierno y el parlamento suizos.

Centro medieval

El casco histórico de Berna figura en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1983 y es uno de los mejor conservados de Europa. Desde el año de su fundación, en 1191, la capital suiza funde su vida y su historia con el río que la circunda, el Aare, que forma una península urbana. La estampa medieval del centro histórico se conserva de forma magnífica, brindando un relajado paseo por sus calles y por los soportales que las flanquean, repletos de tiendas de productos locales. Las ordenadas callejuelas medievales se han conservado intactas hasta la actualidad.

La catedral gótica de Berna es el edificio religioso más alto de Suiza, con una torre que supera los cien metros de altura

Entre los edificios históricos de esta capital destaca la catedral gótica, el edificio religioso más alto de Suiza, con una torre que supera los cien metros de altura y que se construyó bajo la advocación de San Vicente de Zaragoza. En su portada, la representación en piedra del Juicio Final está repleta de detalles para el espectador atento (algunos obispos penan sus pecados en el lado del infierno).

Visita a la Torre del Reloj de Berna.
Pascal Gertschen

La Torre del Reloj

Otro edificio histórico de visita imprescindible en Berna es la Torre del Reloj. Merece la pena disfrutar de una visita guiada a su interior para contemplar el mecanismo que durante casi cinco siglos mantiene en funcionamiento a este reloj astronómico, que data de 1530. Antes de convertirse en Torre del Reloj, en el año 1405, fue torre defensiva y cárcel. Desde las ventanas superiores se disfruta de otra de las imprescindibles vistas de las calles medievales de Berna.

Y hablando de imprescindibles, en esta ciudad hay una atracción que no se encuentra en ninguna otra capital de Europa: un foso con una familia de osos pardos de los Alpes situado al lado del río, el BärenPark. Berna debe su nombre a este plantígrado. La leyenda dice que uno de los miembros de la dinastía de los Zähringer, fundadores de la ciudad, afirmó que el nombre de la misma vendría dado por la primera pieza de caza que abatiera en sus alrededores. Y de ahí el oso como símbolo y apelativo de la ciudad, aunque algunas lenguas afirman que la primera pieza abatida aquel día fue un conejo, pero que se descartó ese nombre para la ciudad por la poca fuerza que representaba este animal.

Berna ha albergado osos desde 1513; hasta 1857 lo hizo en la propia ciudad y después en el foso de los osos, que en 2009 se convirtió en un parque
One Suite Hotel Zollhaus.
Martin Maegli

Hotel de una habitación

Al lado del BärenPark está otro atractivo inusual de esta ciudad, el One Suite Hotel Zollhaus; como su nombre indica, se trata de un hotel de una sola habitación ubicado a la entrada del histórico puente Nydegg. Distribuido en dos plantas, el hotel, de 72 metros cuadrados, ofrece un dormitorio moderno, dos baños, sala de estar y un pequeño salón de café. La terraza privada de la suite asoma directamente al recinto de los osos. El precio ronda los 360 euros la noche para dos personas.

En un recorrido por la parte histórica y el centro de Berna la mirada se posará sobre once coloridas fuentes que salpican el recorrido, cada una con diferente personaje y temática. Incluso alguna especialmente sorprendente e inquietante, como la del hombre (más bien ogro) “que se come a los niños”.

Museo Albert Einstein.
bern.com

Einstein y los museos

Los seis kilómetros de arcadas y soportales que flanquean las calles y callejones del centro histórico de la ciudad invitan asimismo a una especial experiencia de compras. Estas arcadas forman una de las más largas zonas comerciales cubiertas de Europa, con profusión de tiendas locales. Y con otra peculiaridad, las tiendas subterráneas: los arquitectos de la antigua Berna construyeron en la Edad Media un sótano para despensa debajo de cada casa, a ambos lados de las amplias calles. Actualmente estos sótanos albergan boutiques de moda, galerías de arte y bodegas. Para completar las compras, en la Bundesplatz (Plaza Federal) y la Münsterplatz (Plaza de la Catedral) tienen lugar todos los martes y sábados, respectivamente, coloridos mercados de verduras, flores y carnes frescas. Encajada entre estas tiendas del centro se encuentra uno de los lugares de peregrinación de la ciudad: la casa donde residió el físico Albert Einstein.

Encajada entre las tiendas del centro se encuentra uno de los lugares de peregrinación de la ciudad: la casa donde residió el físico Albert Einstein

La visita a la vivienda del Premio Nobel, considerado el científico más influyente y popular del siglo XX, es corta pero intensa. Se puede ampliar con otra visita al museo que lleva su nombre, al otro lado del río y que comparte edificio con otro museo de interés, el de la Historia de la Ciudad. Y si se viaja con niños, otro museo cercano, el de la Comunicación, ofrece experiencias sensoriales y didácticas interactivas. En 2019 este centro fue galardonado con el Premio de Museo del Consejo de Europa.

Exposición de Joan Miró en el Zentrum Paul Klee de Berna.
Luis Uribarri

Zentrum Paul Kleee

A las afueras de Berna, muy cerca y accesible en autobús, está el Zentrum Paul Klee, de visita obligada no solo para admirar su singular edificio, obra del renombrado arquitecto italiano Renzo Piano que supuso 120 millones de euros de inversión, sino para contemplar la obra de Klee, uno de los más grandes artistas suizos de la historia. Hasta el mes de mayo el centro Klee alberga una importante muestra dedicada al español Joan Miró. La exposición, titulada “Joan Miró. Nuevos Horizontes”, consta de 74 obras, cuadros y esculturas principalmente de finales de los años 60, 70 y principios de los 80. La mayoría de ellas proceden de los fondos de la Fundación Joan Miró de Barcelona y de la Fundación Pilar y Joan Miró de Mallorca y se exponen por primera vez en Suiza.

El Zentrum Paul Klee acoge hasta mayo una muestra dedicada a Joan Miró con obras de su última etapa como artista 
Vista del río Aar y el centro histórico de Berna.
bern.com

Las mejores vistas

El Zentrum Paul Klee (2005) se considera una obra maestra arquitectónica que se integra con la naturaleza circundante a la perfección. Otra construcción destacada es el centro comercial y de ocio Westside (2008), que cautiva a sus visitantes con su arquitectura única. El arquitecto americano Daniel Libeskind ha creado aquí un extraordinario mundo de experiencias, en el que el bienestar, los eventos y las compras se unen en armonía bajo un solo techo. Tras la visita a las obras de Klee y Miró, una recomendación acertada es almorzar en el restaurante Rosengarten, desde donde contemplar, ahora sí, la mejor vista del río Aare y el casco antiguo de la ciudad.

Mercadillo en las calles de Berna.
bern.com

Baños en el río

Berna es una urbe activa en eventos y exposiciones, mercados y gastronomía. Pero de lo que más orgullosos están los berneses es de ofrecer el Marzili, “el baño fluvial más bonito del mundo”. Cada verano incontables visitantes aprovechan los días de más calor para disfrutar de un baño refrescante en las aguas del río Aar. Y tan variada como la propia ciudad es también su oferta gastronómica. Entre sus especialidades tradicionales está el rösti bernés y Berna tiene también su propia historia chocolatera ya que el famoso chocolate suizo Toblerone, con su característica forma triangular, se inventó en esta ciudad hace unos cien años.

Fácil de recorrer, amigable, limpia, bien comunicada y muy suiza, la capital helvética brinda una escapada perfecta para tomar contacto con la cultura, el arte y el ocio del país de los Alpes.

Tren por las montañas de Suiza.
Getty Images

Cómo moverse

Para moverse por Suiza la mejor opción es el Swiss Travel Pass (MySwitzerland.com/trenes). Este popular abono permite con un único billete viajar de forma ilimitada en ferrocarriles normales, barcos y la mayoría de las líneas de autobús. También en los servicios de transporte local de 90 ciudades suizas y ofrece una reducción del 50% en la mayoría de los ferrocarriles de montaña y teleféricos. También incluye la entrada gratuita a unos 500 museos. El pase para los menores de 16 años es gratuito si van acompañados de adultos (un niño gratuito por cada adulto). Dentro de este billete se puede optar por el Swiss Travel Pass Flex, más flexible, ideal para quienes gustan de la espontaneidad en sus viajes. Es válido para 3, 4, 8 ó 15 días a escoger libremente dentro de un mes y ofrece los mismos servicios que el Swiss Travel Pass, pero con más flexibilidad. Más información en bern.com y en MySwitzerland.com  

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Director del área de Viajes del Grupo HENNEO

Mi nombre es Luis Uribarri Bilbao y soy director del área de Viajes del Grupo Henneo / 20MINUTOS. He trabajado en diferentes medios de grandes grupos editoriales, como Prensa Ibérica, América Ibérica, Grupo 16 y Grupo Zeta, mi último destino, en la revista VIAJAR. Esta última cabecera, decana de las revistas de viajes en España, me abrió dos ventanas maravillosas: la información y los viajes. Trasladar a los lectores y a la audiencia la emoción por viajar, aportar pistas y consejos útiles, prescribir y describir los destinos, informar sobre novedades y tendencias del mundo viajero es una tarea ardua y apasionante. Os invito a compartir nuestra información, la que elabora y difunde el fantástico equipo que he encontrado en Grupo Henneo / 20 Minutos, para que volvamos, juntos, a soñar y a viajar.

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