La curiosa historia de por qué hay una pirámide en Cuenca
- Una misteriosa construcción escalonada que encontramos en el pequeño pueblo de Cañete.
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España nunca dejará de sorprendernos con un sinfín de lugares curiosos y poco conocidos que descubrimos en cada rincón de su geografía. Un ejemplo de ello lo encontramos al este de la provincia de Cuenca y se trata, nada más y nada menos, que de una antigua pirámide hallada en el yacimiento de El Cabezuelo.
Una estructura de alturas escalonadas
El pueblo de Cañete, enclavado en la Serranía de Cuenca, es el encargado de acoger este lugar tan peculiar. En 2015, el aficionado a la arqueología, Manuel Abril, se fijó en el yacimiento de El Cabezuelo, situado en la cima del cerro que domina la villa, y se puso manos a la obra. Abril comenzó sus trabajos de excavación, en los que encontró una moneda de época íbera, una lasca de sílex, un trozo de cerámica romana y una cuenta de un abalorio.
Pero la cosa no se quedó ahí, y es que, además de evidenciar la gran cantidad de culturas que habían pasado por el lugar, continuó excavando hasta hallar una serie de plantas o alturas escalonadas que empezaban en la base del cerro y subían hasta la cima. Ante este descubrimiento, Abril dispuso que se trataba de un elemento artificial, creado por el hombre, y que posiblemente se tratase de una pirámide.
Un reloj solar
En esa disposición de la pirámide, hay una distancia de dos metros de ancho y entre 1,50 y 1,60 metros de altura entre escalón y escalón, y tal y como detallaba Abril para ABC, “lo más seguro es que la base descanse sobre el fondo del valle, por lo que tendría unos 20 escalones”. Sin embargo, la altura concreta de esa construcción se desconoce, ya que tan solo se han excavado los tres escalones superiores.
Además, según teoriza Manuel Abril, la pirámide pudo haber sido utilizada como reloj solar para marcar las estaciones durante la prehistoria. Sin embargo, el aficionado realizó todos esos trabajos sin tener ninguna licencia ni permiso de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la responsable del yacimiento, de modo que sus trabajos han sido duramente criticados por arqueólogos profesionales.
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