Destinos

Playas de España y Portugal a las que no es fácil llegar (y aumentar así las posibilidades de estar a solas)

La espectacular playa de los Muertos en Almería.
Getty Images/iStockphoto

Pueden ser pequeñas calas en recovecos que casi no aparecen en los mapas o playas de arena cuyo entorno las resguarda de las vistas y, en muchos casos, de las visitas masivas. Rodeadas de acantilados o bosques, estas siete opciones pueden ser lo que buscas este verano si tu gran apuesta es huir de playas masificadas. Aunque en pleno agosto es posible que ni cientos de escaleras te aseguren un sitio reservado…

La escondida cala Pilar en Menorca.
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Cala Pilar – Menorca

Ir de calas en Menorca es el plan de cada día y, si todavía sigues con ganas de descubrir nuevas, esta puede que te cueste un poco encontrarla, pero el esfuerzo valdrá la pena. Como en el resto, para poder colocar tu toalla en esta arena dorada frente a aguas turquesas el camino es largo. El coche se queda en el Camí del Pilar, que parte desde la carretera que une Ferrerías y Ciutadella. Es un camino asfaltado, pero no muy bien indicado. Desde allí tienes una media hora caminando (la vuelta de subida será algo más) Eso sí, el paisaje es fantástico y una buena parte transcurre entre bosque, por lo que es una delicia y un extra para el día de vacaciones.

La playa de los Muertos a vista de dron.
Getty Images/iStockphoto

Playa de los Muertos - Almería

En Cabo de Gata se encuentran algunas de las playas más bonitas de nuestra costa. Muchas de ellas incluso siguen siendo catalogadas como salvajes, lo que quiere decir que no tienen servicios (ni chiringuito, ni socorrista, ni mucho menos un acceso fácil). La de los Muertos, a pesar de su tétrico nombre, es una de las más conocidas aunque llegar hasta ella te lleva tiempo y mucho esfuerzo.

La de los Muertos es una de las playas más conocidas de Almería, aunque llegar hasta ella lleva tiempo y mucho esfuerzo

La primera prueba es conseguir dejar el coche lo más cerca posible. Hay un pequeño aparcamiento de pago. Después hay varios senderos que te llevan a la playa; uno más corto, pero con muchísimo desnivel (más aún si tenemos en cuenta que vamos en chanclas), otro más largo y con un poquito menos de desnivel y un tercero con escaleras, pero muy irregulares y complicadas. ¿La mejor opción? Tal vez sea llegar en barco.

Cala Rajá, en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.
Al Carrera

Cala Rajá – Almería

También en Cabo de Gata. Aquí suele haber menos valientes que lleguen, en parte porque está tan aislada que incluso el recorrido en coche es complicado. El paisaje es precioso, pero al trazar la carretera no pudieron hacer una curva más. Además, el firme no está en buen estado, quizá para darle más emoción a esta aventura. Cuando logres abandonar el coche te queda bajar (o rodar) hasta la playa. Llegarás por un camino de piedras y un desnivel bastante interesante. Eso sí, la playa es de arena y seguro que se sitúa en lo más alto de tus playas favoritas.

Toma aérea de Cala Bona, en Tossa de Mar.
Getty Images/iStockphoto

Cala Bona – Gerona

Encontrar un lugar aislado en la Costa Brava es muy complicado y más si hablamos de la turística Tossa de Mar. Pero no es imposible. A unos dos kilómetros al norte destaca esta entrada de mar de casi cien metros de longitud que parece el escenario de cualquier anuncio veraniego. Una cala de rocas rodeada de bosque mediterráneo. El entorno no puede ser más idílico y, por sus características, es perfecto para los amantes del buceo o el esnórquel.

Esta entrada de mar de casi cien metros de longitud parece el escenario de cualquier anuncio veraniego

¿Cómo llegar? Desde las calas de Pola y Giverola parten dos senderos que atraviesan ese bosque tan bonito hasta llegar a este lugar casi secreto. Los paseos rondan los 15 minutos, pero al menos encontrarás algo de sombra. Por cierto, esta playa no tiene casi arena, pero sí un chiringuito.

Cala Sonreiras, en Galicia.
aliciaeuc

Cala Sonreiras – Coruña

En la parte norte de las Rías Altas destacan algunos de los acantilados más altos de Europa. Y entre esas altísimas paredes es posible descubrir pequeñas playas que son tan ideales como inaccesibles. Aquí la sensación de estar aislado está presente desde el momento en que empiezas a caminar. Desde la parte alta, donde hay varios miradores, parten unas escaleras de madera que te dejan directamente en la arena de esta cala casi secreta.

Acceso a la playa de Carriagem.
Vitor Oliveira

Praia da Carriagem – Algarve

La Costa Vicentina, en el extremo más occidental del Algarve, es la zona menos turística ya que sus playas están más aisladas y su acceso es más complicado. Un buen ejemplo es esta playa situada cerca del bonito pueblo de Aljezur. Su fuerte oleaje también ayuda a que no suela haber muchas toallas en la arena a pesar de que el espectáculo que regala es una maravilla. El acceso es a través de un camino de roca un tanto empinado y unas escaleras que han facilitado un poco el trayecto final.

El paraíso idílico de la playa portuguesa de Coelhos.
Getty Images

Praia dos Coelhos- Costa Arrábida

Al sur de Lisboa, rodeando Setúbal, destacan algunas de las playas más inaccesibles de la costa portuguesa. Antes, o después, de pasar el día en esta playa es imprescindible parar en el mirador de Portinho da Arrábida. Además de admirar la belleza de la costa, podrás hacerte una idea de cómo están escondidas sus playas, siempre entre una gran vegetación y altos acantilados.

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